Por Fernando Bazán.-Majida Khadra, Portavoz de la Suprema Corte de Constitucionalidad, anunció ayer que el Tribunal aceptó las solicitudes para la candidatura presidencial de Maher Hajjar, Hassan Abdullah Al-Nouri y Bashar Al-Assad. Khadra añadido que aquellos cuyas candidaturas fueron rechazadas tienen derecho a presentar sus quejas ante el Tribunal dentro de los 3 días a partir del lunes 05 de mayo -hasta el 7 de mayo- y "El Tribunal le pide a los partidarios de los 3 candidatos aceptados no practicar actividades proselitistas ante que el anuncio final de los candidatos aceptados sea emitido.
Las autoridades sirias todavía no han dicho cómo van a celebrar la votación, ya que unas 6 millones de personas han sido desplazadas y grandes extensiones de territorio permanecen fuera del control gubernamental; además unos 2,5 millones de refugiados han huido de Siria, muchos de manera ilegal a través de la frontera para evitar que las fuerzas de seguridad sirias. Hisham Al-Shaar, Jefe de la Comisión Electoral, dijo al diario Al-Watan que los sirios que habían abandonado el país ilegalmente no podrían votar, pero no hay anuncios oficiales al respecto.
23 candidatos se habían inscrito inicialmente para competir contra Al-Assad en las elecciones, pero la mayoría no cumplen con los criterios de elección como el caso de uno de ellos que es cristiano, y por lo tanto no elegible para ser presidente de acuerdo con la Constitución.
Si bien es cierto que los candidatos cuyas candidaturas fueron rechazadas tienen hasta el 7 de mayo para apelar la decisión del Tribunal, las reglas dispuestas en la recenté ley electoral favorecen al gobierno, que legalmente puede vetar cualquier oponente con varios artilugios previstos en la ley electoral. La condición de que cualquier persona que ha vivido fuera de Siria en la década pasada sea excluida, deja a todas las figuras de la oposición más prominentes ya que viven en el exilio por las persecuciones sufridas a manos del gobierno.
Ayer, el Observatorio Sirio para los DDHH informó que la lucha interna entre el Estado Islámico de Iraq y Al-Shams (ISIS) y el pro Al-Qaeda, Jabhat Al- Nusra dejaron un saldo de 62 rebeldes muertos y obligó a decenas de miles de sirios a huir de sus hogares en la zona de Deir el- Zor, cerca de la frontera iraquí. Los rebeldes llegaron a un acuerdo de rendición el viernes -que comenzó con un alto el fuego- sin embargo no está claro si los negociadores han llegado a un acuerdo sobre las garantías de seguridad que le permitiría a unos 2.000 combatientes y activistas de 13 distritos controlados por la oposición salir, ya que temen que las milicias pro Al-Assad abran fuego contra ellos mientras tratan de salir.
El cese al fuego acordado por el gobierno sirio y algunos grupos de rebeldes acordado el viernes -en Homs y zona rural- es para permitir que cientos de combatientes atrincherados en sus viejos barrios evacuen la zona y ese acuerdo aseguraría el control estatal de la tercera ciudad del país, pero la decisión no cuenta con el apoyo de la totalidad de grupos rebeldes islámicos. De hecho, un terrorista islámico detonó un coche bomba en la ciudad de Al- Jibrin –zona rural de Hama- matando a 17 civiles y luego otro explotó en la misma zona dejando 2 muertos.
Las elecciones sirias y el cese al fuego tienen un punto de conexión: las diferencias entre EE.UU. y Arabia Saudita sobre Medio Oriente, y puntualmente sobre Siria, han debilitado a los rebeldes nacionalistas propiciando la llegada de los yihadistas lo que permitió la consolidación de Bashar Al-Assad en el poder. Aunque la cooperación norteamericana ha mejorado en los últimos meses, con la aparición de misiles antitanques, la política errática de Washington no termina de consolidarse en la región y ello obstaculiza otros temas, por caso la relación de Arabia Saudita e Irán.
Tanto EE.UU. como Arabia Saudita comparten la misma obsesión por Irán y la amenaza que plantea su plan nuclear y su política exterior expansionista. En el fondo, lo que más preocupa es la intención de Irán de posicionarse como líder del mundo islámico –por ello su apoyo a Iraq y Siria- y esta maniobra es la que desea bloquear Riad con los rebeldes sirios; los saudíes tampoco han colaborado efectivamente con los sirios, en parte por pedido de los norteamericanos, pero también por temor a que esas armas luego socaven la estabilidad del Reino. La estrategia saudita para Siria se ha basado en persuadir a Washington de la necesidad de una mayor participación diplomática y militar para influenciar en la rebelión, y así bloquear a Irán.
Que EE.UU. haya enviado los sistemas antitanques TOW tampoco cambia la esencia del campo combate, ya que los enfrentamientos contra blindados han sido superados por los de helicópteros y aviones, además el desarrollo de la capacidad de los rebeldes moderados es lento -los miembros son investigados previamente- y su número no gravita sustancialmente contra sus pares yihadistas o contra las fuerzas estatales. Que EE.UU. haya bloqueado la iniciativa de Arabia Saudita de darle a los rebeldes sistemas de defensa aérea portátiles de origen chino, solo desnuda la falta de confianza y las tensiones entre dichos aliados.
Mientras tanto, Bashar Al-Assad negociará ceses al fuego parciales –ya que no todos los rebeldes están de acuerdo- que le permitirán reposicionar sus fuerzas, como lo hizo en el pasado, y avanzará en un proceso eleccionario extremadamente favorable. Por ello, el gobierno sirio acepta “arreglos”, pero difícilmente llegue a un "acuerdo", ya que está avanzando militarmente y las elecciones prometen un futuro triunfo