Topógrafos y geólogos estudian la 'casa' de los neantertales de El Sidrón

Topógrafos y geólogos estudian la casa de los neantertales de El Sidrón

JPA/DICYT La cueva de El Sidrón, ubicada en Piloña (Asturias) es uno de los yacimientos neandertales más importantes del mundo. En su estudio no sólo participan arqueólogos, sino que la contribución de geólogos y topógrafos es fundamental para entender la actual distribución de los materiales que se encuentran. Expertos de la Universidad de Salamanca (USAL) colaboran en estas investigaciones que ayudan a conocer un poco mejor la prehistoria.

 

En el marco de Semana de la Geología, que se celebra estos días en la Facultad de Ciencias de la institución académica salmantina, Gabriel Santos Delgado, profesor del Departamento de Ingeniería Cartográfica y del Terreno de la Universidad de Salamanca ha ofrecido una conferencia para explicar la importancia de la topografía en El Sidrón.

 

“Es uno de los pocos yacimientos neandertales en los que hay huesos”, destaca en declaraciones a DiCYT, “porque en la mayor parte de ellos sólo se encuentran herramientas líticas para cortar”, mientras que en éste hay restos de Homo neanderthalensis y además, “en una cantidad enorme”.

 

Como en cualquier yacimiento, en un principio los huesos se encontraron por casualidad, pero el proceso de investigación requiere estudiar por dónde han llegado los huesos hasta donde se encuentran o dónde podían tener su lugar de habitación los neandertales que vivieron allí hace miles de años. Para averiguarlo, un equipo multidisciplinar de geólogos y topógrafos trabaja en paralelo con los expertos que realizan estudios arqueológicos, antropológicos y paleogenéticos, que últimamente están ofreciendo importantísimos resultados al haber podido extraerse ADN.

 

Características de la cueva

 

“La cueva se sitúa en una zona kárstica, es como un queso gruyere, hay agujeros por todos los sitios, los huesos están en uno de los agujeros y hay que saber cómo han llegado allí”, comenta Gabriel Santos Delgado. El estudio topográfico permite distinguir distintos niveles y esta información resulta esencial para conocer la evolución que ha tenido la cueva.

 

Para estudiar una excavación, los arqueólogos realizan un plano del terreno en forma de cuadrícula, pero en este caso el problema es hacerlo dentro de una cueva tan compleja, donde “ni siquiera te puedes mover fácilmente”, así que estos especialistas ayudan a obtener referencias cartográficas. De esta forma, “sabemos dónde se refleja en el exterior lo que está en el interior”, indica el experto.


Otra particularidad de trabajar en un entorno tan complejo como el de El Sidrón es que la tecnología actual no ayuda demasiado. “No podemos utilizar GPS, dentro de la cueva no hay cobertura, pero tampoco en el exterior”, comenta el investigador de la Universidad de Salamanca, así que “tenemos que echar mano de técnicas topográficas clásicas”.

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