Tras un discurso de Assad alabando al Ejército Electrónico Sirio, Anonymus ha entrado en la batalla online por la democracia
"Aún no son serios, se limitan a insultos y amenazas", afirma el ciberactivista sirio Rami Nakhle en referencia al EES
Por Mónica G. Prieto
http://periodismohumano.com
Rami Nakhle, de 28 años, conoce bien al EES porque él ha sido uno de sus ciberobjetivos. Este sirio procedente de la aldea drusa de Al Suweida, estudiante de Ciencias Políticas hasta que el pasado enero abandonó su país para refugiarse en el Líbano, fue durante tres años Malath Aumran -el pseudónimo seguido por 6.600 personas en Facebook y 4.000 en Twitter- y sigue empleando su segunda identidad pese a que el régimen descubrió recientemente quién se esconde tras ella. Él es miembro fundador y portavoz de los Comités de Coordinación Local que orquestan las protestas sobre el terreno. A ojos de los seguidores de Bashar Assad, Rami simboliza a todos los manifestantes que tratan de derrocar al régimen.
“En una ocasión, colgaron en mi muro de Facebook una amenaza: si sigues hablando, detendrán esta noche a tu hermana“, explica hoy en su refugio libanés. Eso le detuvo durante unos días, para más tarde -al constatar que nada había ocurrido- volver a la acción. “Aún no son serios, se limitan a insultos y amenazas. Tememos que traten de organizarse sobre el terreno porque su líder está amenazando de muerte a los familiares de los activistas”.
A sus espaldas, Nakhle tiene un largo historial de presiones por parte de la policía secreta siria. Tras el asesinato de una amiga en un crimen de honor y la escasa justicia que se hizo al asesino -fue condenado a seis meses de cárcel- Rami se transformó en militante del Observatorio Femenino Sirio, una ONG tan ilegal como cualquier otra en esta dictadura árabe. Desde la facultad de Ciencias Políticas, Rami ganó en formación y en activismo mediante su personaje, Malath Aumran –malath significa refugio en árabe–, Aumran es el nombre de su hermano- pero también atrajo la atención de la Muhabarat.
Fue interrogado unas 40 veces en 2010, calcula, y en aquellos desagradables encuentros tuvo ocasión de constatar la escasa formación de los agentes en lo que a Internet se refiere. “Me preguntaban cómo accedía a Facebook y yo respondía que mediante un proxie de Google. Respondían: ‘Entonces tendríamos que prohibir Google‘. Me temo que era la primera vez que oían hablar de Google”. Terminó pagando 500 dólares para salir ilegalmente de Siria y encontrar asilo en el Líbano.
Según Rami, el cursillo intensivo en informática que implica la actual revolución no está dando resultados entre los agentes. “Cuando arrestan a manifestantes, les piden que escriban su e-mail en un papel. Y cuando éstos lo hacen, se enfadan. ‘¡Escríbelo en árabe, no en inglés!“, explica entre carcajadas. Las páginas hackeadas por el EES no suelen pertenecer a grupos políticos sino, a menudo, a empresas privadas o instituciones públicas sin ningún papel en los eventos de Siria. Sin embargo, la iniciativa del EES y la orgullosa mención del presidente sí ha hecho reaccionar a un temido enemigo, Anonymus.
“¡Felicidades, Señor Assad! Acaba de recibir la atención de Anonymus“, rezaba un post colgado en una página web.
Nakhle confirma que la comunidad online efectivamente se ha puesto en contacto con los ciberactivistas sirios para boicotear al régimen a su manera, y en resultado de la colaboración entre ambos han sido hackeadas 92 páginas vinculadas al régimen, “lo cual tampoco sirve de mucho”, se encoge el activista de hombros. “En una ocasión penetraron en la web de la agencia oficial de noticias, Sana, y cambiaron los contenidos con noticias desde el punto de vista de la oposición”, rememora. Hace 10 días la página del servicio postal sirio amanecía tomada por una organización denominada Unión de Hackers Sirios Libres que anunciaban a Bahsar al Assad su inminente caída.
“Facebook se ha convertido en la única plataforma capaz de unir a decenas de miles de personas de todo el país”, dice Nakhle. Sin esta red social no se entienden los Comités Locales de Coordinación, alma de las protestas y canal de información que cuelga los vídeos y las imágenes de las protestas en YouTube y Flirk para subsanar la ausencia de prensa independiente, vetada por el régimen. “Comenzamos siendo una decena de conocidos que compartíamos el miedo y la voluntad de cambio, y que llevamos trabajando cinco años en el activismo. Pensábamos que esto ocurriría dentro de 20 años, no ahora. Cuando comenzó, lo primero que pensamos es que necesitamos prensa para que no nos maten impunemente y que Siria impide la entrada a todo medio independiente. Y nos convertimos en periodistas”.
De aquel pequeño grupo han pasado a centenares de pequeños grupos en todo el país. No se conocen entre ellos, se encuentran en los chatroom de Internet y mantienen contactos cada 24 horas para compartir información. Graban con móviles todo lo que ocurre pese a ser así objetivo de los uniformados. “Cada cual se responsabiliza de verificar la información en su lugar. Llaman a sus vecinos y conocidos para confirmar lo que está pasando. Nuestras fuentes son activistas, abogados, periodistas, profesores, humanitaros… fuentes de primera mano, y esa red de contactos se ha extendido hasta los medios de comunicación”. En marzo sólo había comités de coordinación en cuatro ciudades sirias; en abril ya había en 40 lugares del país. Se terminó estableciendo un comité nacional el 2 de mayo para aglutinar y hablar con una sola voz.
Internet es su mundo y Facebook su país. Algunos temen que el régimen abriera esta red social precisamente para rastrear a sus usuarios más activos y llegar a otros activistas, para reforzar la represión, pero sin la red social lo que está ocurriendo en Siria es inimaginable. Y no lo tienen fácil: según Reporteros Sin Fronteras, Siria es uno de los 10 principales enemigos de Internet. Muchas páginas están bloqueadas y las detenciones en los cibercafés sirios son habituales, pero ningún activista se arriesga a utilizar estos establecimientos para colgar vídeos u opiniones. Muchos ni siquiera usan sus ordenadores, fáciles de vigilar. “Desde que Facebook se puede descargar como aplicación para el móvil nadie usa computadoras“, explica Nakhle. “Cualquiera tiene un móvil con el que poder grabar y difundir lo que está pasando”