La tarde noche del sábado puso de manifiesto, en toda su crudeza, la creciente fractura social existente en España entre grandes masas de población arrastradas al desespero y la misera por la crueldad inhumana de un sistema economicista, en el que las personas son pura carne de cañón sin valor alguno, y una casta que mantiene todos sus privilegios cada vez más encastillada en sus mansiones y sus círculos de poder, aislándose de la 'chusma', quejosa y maloliente, cada día dando un paso más en el intento de emplear las fuerzas del orden para defender su propia seguridad.

A España la han cambiado quienes anteponen su propia avaricia, su falta de compasión, de humanidad, de solidaridad. El hecho de que dirigentes del partido del Gobierno califiquen como neonazis o 'peligrosos izquierdistas' a decenas de miles de españoles, además de una burla a la inteligencia, aterra, porque significa que intentan crear un clima social en el que esté justificado machacar, incluso físicamente, encarcelar y en definitiva reprimir con toda la violencia del Estado al pueblo que, sufriendo, se queje.

No hace falta haber estado el sábado en Madrid para saber lo que están sufriendo millones de españoles a quienes la falta de empleos y la desprotección social --el subsidio de paro ya es sólo una caricatura de lo que fue, con apenas unos meses al 50% de salarios que oscilan entre los trescientos y los seiscientos euros-- obliga a privarse de comer decentemente, de compar unas gafas, de tomar medicamentos esenciales para su salud, de comprar un mísero chuche a sus hijos, a los que ven pasar necesidades con los ojos llenos de lágrimas y el corazón cada vez más rebosante de odio hacia esos cretinos que dicen que los españoles no trabajan porque no quieren, o que son rojos financiados por oscuras internacionales.

No hace falta haber estado sábado en Madrid para saber en cuantos cientos de miles de hogares se llora al ver cómo el frío acuchilla los huesos de los ancianos y de los niños, porque este gobierno sigue sin poner coto a la desmesura de las eléctricas...a las que tantos favores debe.

No hace falta haber estado en Madrid para saber que millones de españoles ya no pueden, no podrán, acceder a estudios universitarios, volviendo a crear así una España inculta y mísera que quedará excluida en poco tiempo del curso de la historia moderna pero cuyos lomos desnutridos, parece, unos cuantos quieren volver a machacar a palos para satisfacer sus bajos instintos. 

Sólo hace falta mirar alrededor. Pero eso es algo que no puede hacerse desde torres de cristal bien calientes, vehículos de gran cilindrada y centros de reunión exclusivos para la 'nomenclatura'. Eso es algo que no puede hacerse mientras se defienda la enormidad de que en España no hay paro porque la gente cobra millones en dinero negro.

Ya es malo que los poderes públicos olviden su papel de servidores de la sociedad para convertirse en sus verdugos. Pero, por favor, encima no insulten a los que sufren. Malo es despreciar a los pobres por su miseria, pero peor insultarlos por ella.

FOTO PORTADA: Radio Kras ‏@RadioKras  21 h

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