Mújica dispuesto a acoger presos de Guantánamo, "una vergüenza para la humanidad"

Mújica dispuesto a acoger presos de Guantánamo, "una vergüenza para la humanidad"
Montevideo.-“Para nosotros, que hemos tenido compañeros refugiados en todas partes del mundo, esta es una cuestión de principios, inalienable y no negociable”, dijo el Presidente José Mujica en referencia al pedido de Estados Unidos de que Uruguay reciba prisioneros de su base de Guantánamo. Agregó que, si las gestiones prosperan, nuestro país debe sentirse servidor, como otros, en la causa de “cerrar una vergüenza de la humanidad”.

En su audición por la emisora M24, Mujica aclaró que la solicitud del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es aún un “asunto inconcluso, no cerrado” y que, precisamente por esa razón, es que no lo había informado oficialmente.

También aseguró que, a cambio de refugiar a prisioneros de Guantánamo, le pidió a Obama por la libertad de tres cubanos condenados en 2001 en Estados Unidos bajo cargos de conspirar y operar como agentes extranjeros sin conocimiento de Washington.

La Habana, en cambio, sostiene que estos tres cubanos, junto a otros dos que ya cumplieron la pena y volvieron a su país, realizaban en el estado de Florida misiones de seguimiento de actividades de grupos responsables de ataques terroristas en la isla. Una agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas declaró que esas detenciones fueron “arbitrarias e implicaron un padecimiento injusto”.

“No hacemos (este acuerdo con Estados Unidos) por plata o conveniencia material, sino por convicción y por principios, y no tenemos empacho en decir que le pedimos al gobierno estadounidense que haga lo posible por dejar en libertad esos prisioneros cubanos, que desde hace muchos años se busca la manera de lograrlo”, señaló. “También eso es una vergüenza”, dijo.

El Presidente Mujica reflexionó: “para que la humanidad progrese, hay que luchar siempre contra la barbarie, contra la guerra, y ayudar a que se pueda hacer paz allí y que se negocie lo que parece innegociable y aflojar las tensiones”.

A modo de contexto, el mandatario recordó que la cárcel de Guantánamo, en el enclave militar estadounidense de la isla de Cuba, fue instalada por el presidente de entonces de esa potencia, George W. Bush (2001-2009), para alojar, “fuera de todo proceso jurídico y legal”, a personas apresadas en el marco de las invasiones a Afganistán (2001) e Iraq (2003) y de la “guerra contra Al Qaeda”.

Esa cárcel funciona como una “verdadera vergüenza de la humanidad”, enfatizó. Especialmente, para un país de las “dimensiones de Estados Unidos, que frecuentemente encara las críticas a otras sociedades tras los principios de los derechos humanos”.

“En esa cárcel abundan los presos sin proceso, que nunca vieron un fiscal, un juez” ni se presentaron “pruebas definitivas” contra ellos, precisó.

Agregó que, a tantos años de aquellos hechos, hoy hay un presidente en Estados Unidos, Obama, que “hizo campaña con este asunto y hace tiempo lucha con terminar con esa vergüenza”.

“Pero no le es fácil porque sus posibilidades y recursos están encuadrados y limitados en las potestades y los pareceres que tiene el Senado de ese país, que naturalmente también tiene sus exigencias. Ya sabemos lo que es el juego político en las naciones”, añadió.

Mujica precisó que “hace meses se nos consultó sobre si podíamos recibir, al igual que otros países, algunos refugiados”. “Luego de algunas gestiones contestamos que sí, porque hoy y siempre, con la excepción de los dolorosos años de la dictadura (1973-1985), el Uruguay ha sido un país de refugio y para nosotros esta es una cuestión de principios”, puntualizó.

Insistió en que “a lo largo de su historia y hoy, Uruguay es un país de refugio”.

Sin embargo, aclaró que aún se está lejos de que la llegada de esos refugiados se concrete, pero “en todo caso serán hombres libres en nuestra realidad”. “Ese asunto de no salir de Uruguay por dos años no sería otra cosa que un gesto voluntario de ellos (refugiados) para lograr salir de esa vergüenza, pero nunca una imposición nuestra”, reiteró.

“Jamás aceptaríamos ser carceleros de nadie y tampoco avalamos la juridicidad de la cárcel de Guantánamo”, aclaró de modo rotundo. “No entramos en esa discusión, pero no nos podemos desentender del pedido por que pueda haber interpretaciones capciosas o politiqueras”, agregó.

Aislados del mundo
“No nos podemos hacer los distraídos ante la formidable tragedia de gente detenida sin causa probada y sin haber visto un fiscal o un juez” todo este tiempo, “sin ningún tipo de garantía y que lleva 12 o 13 años sin comunicación con el mundo”, indicó. “Esto es una vergüenza humana”, sentenció.

El Presidente señaló que “no se puede concebir que todos los días se hagan discursos por los derechos humanos y, cuando hay que deshacer un entuerto de esta naturaleza, nos quedemos acoquinados con ‘leguleyerías’”. “El primer derecho es de orden humano”, destacó.

“Durante mucho tiempo hemos criticado y seguiremos criticando el imperialismo yanqui, sus abusos de poder. Eso es tangible, no renunciamos a nada”. De todas formas entiende que, ante un presidente, como Obama, que lucha por terminar una vergüenza que hereda, una vergüenza no solo para su país sino para su humanidad, este pequeño Uruguay tiene el deber de ayudarlo.

Abundó en que ya fueron 18 los países que colaboraron de modo similar para que Washington termine con “esta vergüenza” y son 89 los prisioneros sin causa que se han ido o se están yendo de Guantánamo.

“No podemos ni debemos desentendernos (de este asunto), porque en esta América Latina somos el país más pequeño, pero cuasi milagroso por sus tradiciones, por su altura, por su convivencia, por su libertad, por sus valores”, apuntó.

Admitió que Uruguay no es perfecto, sino que apenas “somos luchadores de lo perfectible, y estas cosas que pasan en este mundo son reminiscencias de la barbarie de un ser humano que todavía vive su prehistoria y que saldrá de ella el día que diga adiós a las armas, no antes, por lo menos esta es nuestra interpretación política”.

“Para nosotros, que hemos tenido compañeros refugiados en todas partes del mundo, esta es una cuestión de principios, inalienable y no negociable”, destacó. “Me siento más firme que nunca en este tipo de decisiones, que no tienen precio, que no son baratas”, agregó.

“Solo ganamos un poquito de autoridad moral para decirle a los más poderosos: sean un poco menos orgullosos, menos impositivos. Por eso pienso que Uruguay, si estas gestiones culminan bien, debe sentirse servidor, como otros países, en la causa de cerrar una vergüenza de la humanidad”, sentenció.

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