“Y tuvo un sueño; soñó con una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles subían y bajaban por ella. Y vio que Yehovah estaba sobre ella, y que le dijo: ´Yo soy Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac”.
Génesis28,10-19
Estoy convencido de que Faustino, leyendo “La escala de Jacob “ de Giovanni Papini, escritor italiano, que paso del ateísmo a una profunda religiosidad , allá por los años noventa, le quedó impregnado el sueño del personaje bíblico, por lo que con el tiempo, en vez de construirse una torre de Babel, con bloques de avaras y desmedidas ambiciones que fueron confundiendo desde las lenguas hasta las relaciones humanas, optó por la escala de Jacob, mas humilde pero construida de afecto y amistad; ésta entraba, sin duda alguna, en competencia con la torre, al igual que surgen las competencias entre los partidos o las naciones, pero mientras la torre se fue desmoronando, debido a las miserias y al lastre que le acompañaba, por la escala llegó a los cielos, al igual que en los versos de Antonio Machado, ligero de equipaje.
“...Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Porque tu sabías, Faustino, que todo lo efímero es un peso inútil del que hay que liberarse para llegar a las praderas sagradas en donde habitan, según creencias de los indios, los espíritus de nuestros antepasados; y esas praderas se encuentran allí donde llega la escala de Jacob, traspasando la barrera de las nubes – y esquivando la basura espacial que los humanos mandan al espacio – allí en las praderas de lo bucólico y la paz te encuentras con la compañía de amigos como Vélez, Mauro Muñiz, Cepeda, Cándido, Cabezas, Emilio Tamargo y con otros mas que te acompañaron en el tránsito de esa escala etérea, pero firme. Ahora comentareis, mientras buscáis el lugar donde tomar un vino de las viñas celestiales, sobre la locura de este planeta afectado, quizás por el magnetismo, quizás por los rayos cósmicos, pero siempre, siempre por la estupidez y la miseria humana, que hace que unos construyan su bienestar sobre los cadáveres de sus semejantes.
Has elegido el momento oportuno, y te has ido, como has vivido, ligero de equipaje y desde ahí podrás, en tus ratos libres, repetir esos viajes que hacíamos por las tierras del suroccidente, por las tierras de Ibias, Cangas del Narcea, Degaña, Grandas, los Oscos, Tormaleo, La Ferreiría, Cecos, Fonsagrada y te darás cuenta, de todo aquello que habíamos hablado de aquellas tierras, mal comunicadas y con construcciones que se confundían con el propio paisaje, pajas de trigo o centeno en la cosecha y la misma paja en los teitos; eran tiempos de trabajo y miseria, pero había población, ilusión y alegría que hacía que la gente, con muchas necesidades, se sintiese arropada y feliz; hoy nos quejamos de crisis, pero la verdad es que lo que tenemos es egoísmo y soledad. Cuando ibas a Valencia de D. Juan, te rodeabas de amigos con los que compartías tus vivencias, allí te acercabas a la bodega, en Pajares de los Oteros, aquel vinín de aguja, acompañado de un poco de chorizo, queso y pan de pueblo, aquello era como Ibias, pero en versión de adobes, y allí, entre los amigos, estaba Victor, con quien ahora jugarás la partida, el domino lo pondrá mi padre.
Has sabido estar en la tierra, preocupado por los mas débiles. Has despreciado las tentaciones de las riquezas y has caído en las cotidianas, como humano has pecado, porque sino pecamos seríamos unos fariseos, pero también has sabido arrepentirte y sobre todo has dado ejemplo en tu transito.
Cada día recorreré contigo el viaje a una tierra en los confines de nuestra geografía y cada día reivindicaré el derecho a la justicia social, siguiendo tu ejemplo, con todos nuestros defectos.
El Amor y el odio están estrechamente unidos entre sí y quien quiera suprimir la cólera suprima al mismo tiempo la caridad. Quienes son incapaces de enardecerse por la ira también lo serán respecto del amor: son los eternos tibios que la boca de Dios, conforme está escrito en el Apocalipsis, vomitará". ( de la “Escala de Jacob “ de Papini )
Manuel García Linares