El Presidente de la República, José Mujica, agradeció a la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHu) que reconoce a los luchadores sociales en toda América Latina, y afirmó: "Este premio por casualidad y suerte, me lo dan a mí, pero en el fondo es anónimo, es para ellos, porque en definitiva, sin la marcha de los compañeros estamos solos en el mundo”.
Subrayó que su lucha es por la democracia. “La democracia se precisa para disentir, para discrepar. Para estar de acuerdo no se precisa democracia. Por lo tanto, la democracia es una garantía para la existencia en paz de los seres humanos”, dijo. Agregó que los últimos años demostraron que se debe luchar por la paz en cualquier rincón de la Tierra, “porque en última instancia, mientras exista un mínimo de marco constitucional que le permita a la gente sobrevivir y luchar por lo que piensa, hay que defender la coexistencia en paz, a pesar de todas las dificultades que pueda tener, porque en definitiva, los más débiles pagan los peores costos en la
guerra contemporánea”.
En relación a su reconocimiento por las políticas de matrimonio igualitario, ley de interrupción voluntaria del embarazo y legalización de la marihuana, resaltó que “lo del matrimonio igualitario es más viejo que el hombre, solamente nuestras mentalidades reaccionarias y conservadoras a veces se espantan, pero hay que tener el coraje de poner a la luz del día lo que las cosas son y no lo que a uno le gustaría que fueran”.
Asimismo, indicó que debemos aprender de nuestra propia historia. “Hay un sentido conservador en la gente que tiene miedo en los cambios, pero cuando los cambios parten del principio de reconocer objetivamente la existencia de la realidad y tratar de organizar la realidad para que lastime lo menos posible, esos son los cambios que hay que tener el coraje de llevar adelante”.
Respecto a la lucha contra el narcotráfico, aseguró: "Nos hemos cansado de decir que para nosotros es peor el narcotráfico que la drogadicción que es una enfermedad que hay que combatir en el campo de la salud, con todos los medios, pero al narcotráfico hay que tratar de robarle el mercado, porque la soluciones policiales no han dado resultados”. En ese sentido, afirmó tener la obligación “de tratar de hacer un experimento con toda la frialdad y la devoción del espíritu creado y tratar de encontrar caminos distintos para combatir este flagelo". "Si algo logramos será a favor de la humanidad y si nos equivocarnos tendremos el coraje político de decir ‘nos equivocamos’”, precisó.
Por su parte, Angela Jeria de Bachelet, fue reconocida por organizar programas de auxilio para refugiados, desterrados y desplazados por la violencia en distintos países de la región. “Este reconocimiento lo recibo con alegría y emoción, pero lo hago en nombre de cientos de chilenos que lucharon por la defensa de los derechos humanos y en la que yo era solo una más”, expresó.
Recordó el discurso que el Presidente José Mujica realizó en Naciones Unidas, en el que sostuvo que “nuestro deber biológico es sobre todas las cosas respetar la vida e impulsarla, cuidarla, procrearla y entenderla”, y agregó que los hombres y mujeres de hoy reclaman a sus líderes la protección de las minorías.
"La sociedad demanda del Estado un rol fundamental en el respeto de los derechos humanos.
Hoy tenemos la responsabilidad de promover la diversidad y protegerla, superar toda la forma de discriminación y desigualdad en el acceso y ejercicio de los derechos humanos”, subrayó.
El premio Monseñor Leónidas Proaño
El Premio Internacional Monseñor Leónidas Proaño fue creado en 1988, cuando el obispo ecuatoriano de Riobamba, cofundador y vicepresidente de la ALDHu, estando gravemente enfermo, fue visitado por las autoridades de la Asociación que querían expresarle su cariño y reconocimiento. Proaño aceptó la condecoración con la condición de que la ALDHu todos los años otorgara un premio internacional a las personas o instituciones que se dediquen a la promoción de la paz, la justicia y los derechos humanos en América Latina, para que su ejemplo contribuya a estimular a las nuevas generaciones a proseguir en la lucha siempre inacabada por la efectiva vigencia de los derechos humanos de todas las personas y de todos los pueblos del continente.
En los años anteriores, el Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana entregó este premio a Enrique Iglesias, Juan Somavía, Rigoberta Menchú, Osvaldo Guayasamín, Héctor Gros Espiell, Baltasar Garzón, Sonia Picado y Lenin Moreno, entre otros.