A la generalizada repulsa social que la insolidaria, antisocial y avariciosa postura de la multinacional Coca-Cola está teniendo en España, empeñada en el cierre de cuatro plantas fabriles y cientos de despidos mientras sus saneadas cuentas de resultados generan jugosos beneficios, y a un creciente boicot a sus productos, se suma ahora, al menos en Asturias, un rechazo social cuyos primeros exponentes son los anuncios del Principado de Asturias y la Unión de Comerciantes de la Comarca avilesina de renunciar a los patrocinios de "la chispa del paro" para distintas actividades, deportivas o festivas.

En este proceso, Coca-Cola trata de justificar su ERE y sus cierres en las políticas ultraliberales de que el máximo beneficio del capital es el único objetivo de las empresas, en sintonía con lo preconizado por un Gobierno que sacrifica la salud e incluso la vida de los ciudadanos por presuntos y ni siquiera demostrados criterios de rentabilidad, pero en abierto desprecio de la admitida universalmente responsabilidad social de las empresas. Por ello, no es de extrañar la reacción de esa misma sociedad a la que en un sentido ético traiciona, tomando a su vez legítimas medidas contra una parte de ella que de pronto se siente como un cuerpo agresivo y dañoso, un tumor cancerígeno.

Los asturianos, incluidas sus instituciones públicas y privadas, hacen bien en reacionar ante la creciente ola de deshumanización de los grupos multinacionales y grandes compañías en una escalada que acabará, de seguir así, desestabilizando y rompiendo el delicado equilibrio de solidaridad que había logrado alcanzar nuestra sociedad.

Contra lo que se dice machaconamente en los medios afines al Gobierno, no es cierto que en los demás países de Europa se toleren alegremente estos comportamientos, incluyendo los de recibir cuantiosas subvenciones públicas en forma de fondos o de exención de gravámenes e impuestos, para luego resolverlo con un "ahí te quedas, Contreras". Esta actitud contrasta con la de tantas empresas asturianas cuyos titulares realizan a diario cuantiosos y difíciles sacrificios personales para mantener, en lo posible, tanto los puestos de trabajo como la actividad misma. Entre uno y otro modelo, la elección está clara.

Dicho eso, Coca-Cola se ha dado a sí misma quince días para adoptar una postura definitiva. Tiempo suficiente para reconsiderar sus posiciones y volver así a ser la 'chispa de la vida' en vez de esa 'chispa de la muerte' laboral en que amenaza convertirse.

http://www.asturiasmundial.com/noticia/56554/cocacola-patrocinadora-non-grata-en-antroxu-avilesino/

http://www.asturiasmundial.com/noticia/56501/gobierno-de-asturias-renuncia-patrocinios-cocacola/

http://www.asturiasmundial.com/noticia/56471/torre-espera-que-haya-acuerdo-en-cocacola-o-marca-sufra-lo-tenga-sufrir/