La comunidad internacional aumentará su presión esta semana sobre el dictador Bashar al Asad, quien el domingo ordenó nuevos ataques con armamento pesado y carros de combate, causando entre una población civil desarmada, pero dispuesta a seguir manifestando su descontento y protesta contra el régimen heriditario del sátrapa, casi 200 muertes, según las pocas noticias que logran filtrarse por las escasas fisuras del corsé de hierro que Asad ha impuesto a Siria, y que incluye la 'ceguera' de las ventanas de la red mundial internet, para lo que cuenta con asesores de los servicios más oscuros de la inteligencia iraní.
La ciudad de Hama, en la que ya el padre del dictador causó más de 30.000 muertos para reprimir una protesta, fue del mayor escenario de muerte y destrucción, con cerca de un centdenar de víctimas.
Varios países europeos han pedido hace horas una reunión urgente del consejo de Seguridad de NU, aunque Siria cuenta tradicionalmente con el apoyo de rusia, hasta ahora aliada del régimen de Bashar, quien, además, cuenta con el ejército más potente y mejor armado de la zona, a excepción del egipcio.