Por Clara Robayo para AsturiasMundial.-El creciente número de colombianos que afirman votarían en blanco a la hora de escoger el presidente 2014-2018, muestra la realidad de un país joven pero apático, donde son los jóvenes los principales promotores de no votar por ningún candidato presidencial.
Para Josías Fiesco, analista político, el responsable directo de este escenario es el gobierno. “Uno esperaría que el Gobierno, por sus banderas, dividiera la opinión de los colombianos, pero ahora se ve una situación más adversa aún para el Ejecutivo y es que ha crecido el número de indignados, por lo que pasa en el país”.
El catedrático señala que “votar en blanco, según nuestro sistema electoral, le significaría una victoria para la reelección del Presidente, aun con una de las más bajas votaciones, y ahí el tema sería peor, porque el actual ritmo del que el país se queja, estaría vigente por un cuatrienio más”.
Para el analista, “los colombianos se han ido separando de las instituciones, y esto ha motivado a un rechazo a la hora de participar de los procesos trascendentales de país; la paz pintada desde el Palacio de Nariño no convocó a los colombianos y todavía están confundidos los electores del presidente Santos”.
Sostuvo que “el santismo hoy tiene más críticas y más salidas en falso. El costo político del acueducto sin a gua para Aracataca, el nuevo capítulo del espionaje a los negociadores de paz y periodistas, dejan un sin sabor muy grande entre la opinión pública”.
Por tanto sería importante dar oportunidad a otros candidatos como Marta Lucia Ramírez, que reúne a la Colombia que propone y que ve en la institucionalidad el medio para decidir, no para aumentar el limbo económico, político actual.
Sin embargo, otros aspirantes como el caso de Clara López, no tienen la fuerza electoral y política necesarias para llegar a segunda vuelta en la carrera a la Presidencia.
Por su parte, el uribismo está en el peor de los mundos con un candidato que no despega en las encuestas, lo que pone en jaque su aspiración de retomar el poder.