El consumo diario de aspartamo fue aprobado por la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) en 1981 y desde entonces no ha dejado de usarse en una variada y numerosa multitud de alimentos y bebidas, como por ejemplo chicles, gaseosas, bebidas refrescantes, yogures, dulces y otros productos de repostería.

Aunque actualmente existe bastante información sobre el aspartamo, sobre su composición y sus propiedades beneficiosas para el consumo humano, lo cierto es que a través de Internet todavía hoy se difunden una serie de mitos urbanos que no son del todo ciertos. Historias de dudosa invención sin ningún tipo de fundamento científico.

Uno de estos mitos hace referencia al poder adelgazante que tiene este aditivo alimentario. Si bien es verdad que se trata de un edulcorante bajo en calorías, el aspartamo no elimina el apetito en las personas y tampoco ayuda a quemar grasas, con lo cual no adelgaza. Lo que es incuestionable es su labor en cuanto al mantenimiento del peso en una dieta, ya que aporta al organismo muchas menos calorías que el azúcar.

 Otra de las pequeñas controversias que existen en Internet sobre el aspartamo es la de que los chicles sin azúcar provocan caries. Esto es completamente falso, ya que los edulcorantes no son fermentados por las bacterias de la boca y, como consecuencia, no originan caries. Es más, existen estudios que recomiendan masticar chicles sin azúcar tras las comidas, ya que aumentan la salivación y la capacidad de auto limpieza de la boca, para así evitar riesgos de caries.

Estos y otros mitos publicados en Internet hacen que instituciones de peso como la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria desmientan dichas informaciones falsas para así garantizar la confianza de los ciudadanos en el aspartamo, que es un edulcorante totalmente seguro.

 Lo que sí es cierto es que el aspartamo puede igualar en sabor al azúcar, dotando a los alimentos de un gusto exquisitamente dulce pero con la ventaja de aportar una insignificante cantidad de calorías.