El concello lucense de O Xove reparte anualmente entre sus vecinos plantones de frutales y otros árboles para repoblar los montes y otros terrenos. Este año, ¿adivinan cuál fue el plantón que causó auténtico furor? El de la manzana de sidra, cómo no. Para postre, los siguientes más solicitados fueron castaños y ablanos. Mil arbolinos que harán una buena pomarada. Mientras, en la tierra de los Lugones, entre otras tribus astures, la avellana se pierde por las riberas, la castaña la comen los jabarilos y el monte se llena de artos y cotoyes (cotoyes, no coyotes, aunque sí perros salvaxes).
No hablamos aquí de nuestros llagareros, claro, que están haciendo un esfuerzo notorio por impulsar la industria sidrera asturiana, con ejemplos bien destacados, además. Hablamos del sentir general de la población, muy poco interesado, o tal parece, por lo suyo.