Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-
No es ningún secreto que la política de la administración Obama para Siria está fallando, en la medida en que exista una, pero que el propio Secretario de Estado, John Kerry, lo haya reconocido es hito. Según los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham, el Secretario ha reconocido durante una charla que el proceso de negociación de Ginebra 2 no ha dado frutos y que se necesitan nuevos enfoques; además Kerry reconoció que la eliminación de las armas químicas se está implementando lentamente, que los rusos siguen suministrando armas y “estamos en un punto en el que vamos a tener que cambiar nuestra estrategia."
Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, señaló que "Nadie en esta Administración cree que estamos haciendo lo suficiente hasta que la crisis humanitaria se haya resuelto y la guerra civil haya terminado. Eso no es diferente al mensaje que el Secretario Kerry expresó durante la reunión privada. La reunión fue una oportunidad para escuchar y colaborar con los miembros del Congreso y es lamentable que sus comentarios estén siendo calificados erróneamente por algunos de los participantes.”
Sobre la posibilidad de armar a ciertos grupos rebeldes, Psaki respondió que "No es ningún secreto que algunos miembros del Congreso apoyan este enfoque, pero en ningún momento durante la reunión, el Secretario Kerry pidió ayuda letal para la oposición. Él estaba describiendo una serie de opciones que la Administración siempre ha tenido a su disposición, incluyendo más trabajo dentro de la estructura de la comunidad internacional y participar con el Congreso en sus ideas es una parte importante de ese proceso”.
En la vereda de enfrente, Rusia dijo que su aliado Siria pronto enviará más armas químicas al extranjero para la destrucción después de ser acusado de entorpecer el proceso y también adelantó que el gobierno sirio se presentaría a una nueva ronda de conversaciones de paz la próxima semana, con la esperanza de calmar las preocupaciones occidentales sobre el compromiso de Al-Assad a las negociaciones que terminaron sin resultados. Moscú quiere persuadir a la delegación encabezada por la Coalición de Oposición de incluir a los grupos de oposición internos más moderados, pero que los rebeldes sostienen son títeres Al-Assad; el líder de la Coalición, Ahmed Al-Jarba, señaló que ningún grupo que se ha preparado "en los sótanos de un servicio de seguridad del régimen (…) No habrá nadie en la delegación de la oposición que esté atado al régimen de esta manera o de otra”.
Las zonas controladas por los rebeldes en Aleppo han sido sometidas a una cadena de bombardeos con bombas de barril en los últimos tres días, con al menos 36 personas muertas el domingo y 85 el sábado, según Observatorio para los DDHH en Siria. Las potencias occidentales propusieron una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU -en diciembre de 2013- para condenar el uso de bombas de barril ya que apuntan indiscriminadamente a los civiles; sin embargo Rusia, un aliado incondicional del presidente Al-Assad, ha bloqueado esa y otras iniciativas occidentales en el Consejo de Seguridad.
La campaña feroz aérea ha provocado un éxodo de civiles de las zonas controladas por los rebeldes en el Este y Norte de Aleppo. Pero los combates entre los grupos rebeldes y los grupos yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) en toda la provincia de Aleppo ha dejado pocas vías de escape: algunos civiles han huido a Turquía, mientras que otros están tratando de entrar en la parte controlada por el gobierno de Aleppo, según Rami Abdel Rahman, director del. El asalto aéreo se produce junto con las fuerzas del régimen que tratan de capturar los distritos en el Este y Norte de la ciudad, en manos de los rebeldes.
La nueva baja que deja la guerra siria es Robert Ford, quien les ha dicho a sus amigos que es probable que deje el Departamento de Estado a finales de este año. Ford, que sigue siendo el embajador de EE.UU. en Siria, ha trabajado desde su salida de Damasco en coordinar las políticas de apoyo a la oposición siria de EE.UU.
Hay una serie de “verdades evidentes” dentro del gobierno norteamericano que han limitado su política para Siria: primero, el presidente Obama nunca creyó que los grupos rebeldes fuesen capaces de derrotar al régimen sirio; segundo, el senador McCain, partidario de armar a los rebeldes se opuso a la iniciativa de su par Graham de comenzar con los ataques aéreos en Siria ya que con el tiempo se debería hacerles frente en el terreno y tercero que Al-Assad no es más peligroso que Al-Qaeda, que está buscando objetivos en EE.UU. y que Jabhat Al-Nusra es un problema de seguridad nacional, con el cual Washington deberá luchar si convierte a las zonas sirias bajo su control en un paraíso para yihadistas.
Por otra parte, EE.UU. se estaría enfrentando en Siria a dos enemigos –Hezbollah y Al-Qaeda- que ya están luchando entre sí, desgastándose y consumiendo recursos de otros enemigos (como Irán). ¿Para qué inmiscuirse en una guerra civil ajena?