Oviedo.- El próximo domingo, 2 de febrero, será el último día en que se pueda visitar en el Palacio de Velarde (Santa Ana 1-Oviedo) la exposición Darío de Regoyos en el Museo de Bellas Artes de Asturias que, inaugurada el
pasado 29 de octubre, conmemora el centenario de la muerte de este pintor asturiano, auténtico abanderado de la modernidad artística de los años que van de finales del siglo XIX a comienzos del siglo XX y cultivador de una pintura que llegó a abordar los más variados registros, como pueden ser los del impresionismo, neoimpresionismo, puntillismo, expresionismo y simbolismo.
La muestra está compuesta por los fondos del pintor Darío de Regoyos (Ribadesella, 1857 - Barcelona, 1913) que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Asturias, a excepción del cuadro doble Valmaseda/Autorretrato (prestado a la exposición monográfica celebrada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao), y de los dos importantes depósitos (Por los muertos y Víctimas de la fiesta), procedentes de otras tantas colecciones, que desde hace años se exhiben en el Museo. Está por tanto integrada por un total de veinte obras: cuatro pinturas (los óleos Automne Basque, Peregrina (la esposa del pintor) y San Antolín de Bedón, a los que se une el pastel Danza lenta, Asturias); el aguafuerte En la iglesia y la serie completa de Pais Basco croquis de album (más conocido como Álbum Vasco), integrada por quince litografías.
Estas últimas estampas, que al igual que el aguafuerte se exponen por primera vez desde su ingreso en el Museo,
ofrecen la visión que este "vasco de adopción" (como lo calificaba Pío Baroja) tenía de los pueblos, gentes, paisajes y fiestas del País Vasco, con escenas costumbristas referidas a la religiosidad, la muerte, el trabajo, los bailes populares y las fiestas tradicionales.
