Madrid/Delegación.-El Partido Popular recibió el lunes un dañino impacto, al menos mediático, al producirse con una diferencia de pocas horas la marcha de Vidal Cuadras, todavía europarlamentario y vicepresidente del PE, al partido de extrema derecha Vox y el plantón de Federico Mayor Zaragoza al presidente Rajoy, a quien confirmó su doble negativa, a encabezar la candidatura a las europeas y a formar parte de la misma, así como su abandono de la actividad política. Una clara moción de censura al Gobierno, que se aferra sin embargo al hehco de que Mayor no haya abandonado, por el momento, el partido, señalando que "está con nosotros, está con nosotros", mantra repetido desde el lunes por la presidenta del PP catalán y el vicepresidente del Congreso a través de la cadena afin al Gobierno, la de la Conferencia Episcopal, en vigorosa alianza con el PP para llevar a término la ley que obligará a parir a las españolas contra su voluntad incluso fetos con graves deformidades, lo que según el Ejecutivo "redundará positivamente en la econonía española", algo que ya ha provocado duras respuestas.
El presidente Rajoy, en Roma, marcó la estrategia a seguir en ambos casos. La conversión de "esa persona" --como denominó a Vidal Cuadras, a quien ni nombró-- en un felón de opereta tragicómica, para deslegitimar su carrera política hasta no hace tanto brillante para el PP, y la puesta en valor de que Mayor Oreja no se haya ido a Vox, dando a entender que apoya la política del Gobierno pese al claro rechazo que supone su doble negativa a colaborar.