CE admite denuncia por dragados en los ríos asturianos que ponen en peligro especies autóctonas

CE admite denuncia por dragados en los ríos asturianos que ponen en peligro especies autóctonas

La Comisión Europea admitió a trámite la denuncia de la coordinadora Ecoloxista de Asturias  por los daños ambientales producidos por los dragados en  varios ríos asturianos por parte de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico produciendo graves daños a ecosistemas y especies protegidas en Europa.

 

La Confederación después de muchos años, volvió a  realizar unos desproporcionados dragados y cambios de cauces, así como la tala de vegetación, costumbre que equivocadamente creíamos erradicada, dados los evidentes daños y destrozos medioambientales que eso supone y los nulos beneficios de control de avenidas a medio y largo plazo que generan estas acciones, en vista de experiencias similares en otros lugares de Asturias.

 

Se  realizaron obras de dragado desde octubre en numerosos ríos asturianos (Narcea, Nalón, Esva, Sella, Gueña) que están suponiendo en algunos casos la tala de parte del bosque de ribera de estos tramos en estos cauces.

 

Hay que recordar que el Gobierno de Asturias no ha cuestionado estos dragados a pesar del impacto ambiental que suponen para los cauces.

 

Gran parte de las obras efectuadas son la corta de la vegetación de ribera de parte de los cauces que se están dragando, esa vegetación de ribera, no es fruto de las avenidas del último año, gran parte de ella son árboles maduros que llevan años en el cauce formando islas y llerones,  es  una garantía de la reducción del impacto de las avenidas.

 

La vegetación de ribera que está protegida por la normativa española y asturiana, transpuesta de la legislación europea, supone una barrera para frenar el impacto de las avenidas y crecidas de los ríos, protección que sorprendentemente se ha eliminado. Se trata de hábitats de interés comunitario como Bosques aluviales de Alnus glutinosa (91E0)* y Encinares de Quercus ilex y Quercus rotundifolia (9340), estando el primero de ellos catalogado como prioritario.

 

El bosque de ribera es de importancia vital para la supervivencia de numerosas especies de aves, mamíferos, peces, crustáceos, moluscos y anfibios, muchos de éstos estrictamente protegidos dada su catalogación a nivel regional y nacional, que requieren de ríos bien conservados y no agresivamente intervenidos, caso del cangrejo de río (Vulnerable a la extinción en el Catálogo Español de Especies Amenazadas), la salamandra rabilarga (Vulnerable a la extinción en el Catálogo), el desmán ibérico (Vulnerable a la extinción en el Catálogo), y el nóctulo grande (Vulnerable a la extinción en el Catálogo).

 

La rana común (Phelophylax perezi), incluida en el anexo VI de la Ley 42/2007 y en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias como especie Vulnerable, que cuenta con un Plan de Conservación aprobado según Decreto 102/2002, de 25 de julio.

 

También están afectando  las obras de los ríos Gueña, Sella y Nalón a numerosos nidos del avión zapador (Riparia riparia). Esta especie se encuentra catalogada como en régimen de protección especial según el Real Decreto 139/2001, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas, y como especie de Interés Especial según el Decreto 32/90, de 8 de marzo, por el que se crea el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias y se dictan normas para su protección. Cuenta con un Plan de Manejo aprobado según el decreto 60/1993, de 15 de julio, por el que se aprueba el Plan de Manejo del Avión zapador (Riparia riparia) en el Principado de Asturias.

 

En el caso de las obras al río Narcea, dichas obras están dañando igualmente a la escasa población de madreperla de río (Margaritifera margaritifera) presente en algunos tramos de este  río. Se trata de una especie que  ha perdido un 90% de sus poblaciones, según el Libro Rojo de los Invertebrados de la UICN, y presente en muy pocos ríos de Asturias y en escasísimos tramos. Las canalizaciones del cauce principal en el Río Narcea provocan alteraciones del flujo de las aguas que tiene consecuencias en la capacidad de arrastre y en la granulometría del lecho, además de que conlleva la desaparición del bosque de ribera y la eliminación de un sombreado favorable. Esta especie se encuentra protegida por diferente normativa europea o mundial como la Directiva Hábitats y el Convenio de Berna.

 

Dicho atentado ambiental afectaría gravemente a la freza del  salmón (Salmo salar) y la lamprea (Petromyzon marinus). El Salmón como se sabe, la situación de esta especie símbolo de Asturias es muy delicada, esto lo dicen las obras oficiales publicadas recientemente como "Ictiofauna Continental Española. Bases para su seguimiento, publicado por el CSIC en 2011”, o el “Atlas de los ríos salmoneros de los ríos de la Península Ibérica”. La lamprea marina (Petromyzon marinus) incluida en el anexo II de la Ley 42/2007 y en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias como especie Vulnerable.

 

Las obras se llevan realizando desde el pasado mes de octubre como ya denunciamos, los dragados y talas, siguen realizándose hasta este enero lo que supone un fuerte impacto para los peces de los cauces, al afectar a las especies que van a iniciar la freza, como es el salmón con un impacto difícil de evaluar en una especie  amenazada con graves problemas de conservación.

 

Supone un claro incumplimiento de las condiciones limitativas de las actuaciones de mayor impacto sobre el río en los periodos de freza del salmón (Salmo salar) que abarca desde noviembre hasta mayo,  que redactó la empresa Tragsa en agosto del 2013, en el documento titulado “Problemática ambiental de las actuaciones propuestas” por encargo de la propia Confederación Hidrográfica del Cantábrico.

 

Esperamos que la Comisión Europea que  tenga en cuenta el grave incumplimiento medioambiental realizado por un organismo oficial de un estado miembro, y por tanto actúe en consecuencia, y esto sirva para que de una vez por todas se abandonen estas dañinas prácticas llevadas a cabo por un Ministerio que debería de velar por la protección medioambiental y no ser una grave amenaza para la misma. Hay que recordar que el Gobierno de Asturias no ha cuestionado estos dragados a pesar del impacto ambiental que suponen para los cauces.

 

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