No es de extrañar que los cardenales, desde su principesca lejanía de un pueblo al que algunos sólo quieren ver reprimido y dominado --no hay más que ver la facción ultraderechista española-- miren con sospecha al Papa Francisco, que con sus constantes gestos los 'desasosiega'. El último, que Su Santidad va a subastar su Harley Davidson para destinar lo que se obtenga a los más necesitados.