El país caribeño es un pedazo de tierra exuberante que invita, cuando se le conoce, a quererlo, aunque no siempre es así.
Uno de los males que acosan a los venezolanos en la violencia. Los llamados “planes de seguridad” no han dado, en 15 años de gobierno bolivariano, ningún resultado. Las muertes sangrantes son el pan amargo de cada día.
Cuando el desaparecido Hugo Chávez llegó al poder, la mayoría sufragó su nombre creyendo que siendo militar, y recordando al general Marcos Pérez Jiménez, habría – ¡por fin! - en Venezuela orden, seguridad y paz. Muy lejos de la realidad. Los incontables homicidios siguieron su camino tortuoso y despiadado.
El último de estos actos bárbaros ha sido el de una miss Venezuela del años 2004, Mónica Spear, convertida en actriz de telenovelas, y la de su esposo de origen británico, Thomas Henry Berry. Los dos fueron acribillados de varios disparos tras un pequeño accidente vial, mientras la hija de 5 años que los acompañaba, resultó herida de bala en una pierna.
La alarma de esas muertes de manera vil, la de una muchacha hermosa, conocida y admirada, y su cónyuge, desató iras y protestas.
Y como en Venezuela las notas oficiales se ofrecen asombrosamente en Twitter, el ministro de Interior y Justicia, anunció en la noche de este miércoles que los autores materiales del homicidio de la modelo, se encuentran en el grupo de siete detenidos. Dos de los supuestos culpables son menores de edad.
Ese rayo alevoso, ahora encarcelado, debería ser igual para todos los venezolanos masacrados. No sucede así.
El mismo día, dos chicos en un barrio de Caracas, perdieron la vida a cuenta de un revólver asesino. Es la muerte desalmada que no cesa y deja un reguero de dolor en las familias.
Igualmente el lunes, un profesor de instituto y su madre, fueron asesinados en su apartamento ubicado en Casalta, parroquia de Catia, Distro Federal. La muerte, según informes de vecinos, ha sido brutal, y solicitan nuevamente a las autoridades que hagan lo que corresponda porque cada día los venezolanos están más propensos a ser victimas del hampa y se sienten inseguros.
El presidente Nicolás Maduro, ante el vil crimen contra la conocida miss y su pareja, se sintió consternado, reunió de urgencia a los gobernadores y alcaldes – incluidos los de la oposición – y preparó medidas tendientes a cortar ese flagelo.
El ciudadano, con razón, se pregunta: ¿Cuántas disposiciones ha visto contra el hampa sin ninguna solución eficaz? Docenas.
Un simple paseo se convierte en peligrosa aventura, y solamente sus habitantes se sienten seguros – y no siempre - dentro los cerrojos, muros y compuertas de sus viviendas.
Si a esto se le une la presencia en las calles de una horda de motorizados desalmados y sin control, cuyas motocicletas han sido entregadas por la autoridades municipales, se comprenderá la genuina imagen de apatía y ultraje que pervive en el país. Otros homicidios, como el comentado, si no crean una situación de alarma mediática, nunca son resueltos.
La organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia, aseguró que las muertes violentas siguen en aumento y que la criminalidad se cobró en 2013 la vida de 24.763 personas, lo que elevó la tasa de asesinatos a 79 por cada 100.000 habitantes.
Las cifras fueron obtenidas con distintos métodos por parte de los investigadores ante la censura oficial sobre los números de homicidios que existe cada semana.
Fallecer en Venezuela a manos del hampa, es la manera más cotidiana de perder la vida. De seguir a ese ritmo doliente, las defunciones descerrajadas superará la de las enfermedades hospitalarias.
FOTO: minci.gob