Tindouf/AsturiasMundial.-Después de dos años sin poder ir a los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf (Argelia), la Comisión de Diabetes de Asturias ha podido retomar su actividad, al cumplirse las normas de seguridad impuestas con el fin de evitar los secuestros de cooperantes a raíz de los incidentes del 2012.
Mi primera impresión al llegar fue igual que las veces anteriores, mucha gente sin hacer nada y, sobre todo mujeres, niños y ancianos, pues los hombres mayoritariamente están en lo que ellos llaman territorios liberados, la zona que separa el muro construido por los marroquís a lo largo de más de 2000 km.
Nuestro grupo se alojó en un recinto protegido y remozado llamado “protocolo” que es una residencia para cooperantes y se encuentra en la capital Rabuni; allí las medidas de seguridad son muy altas y no se puede salir sin permiso y siempre con escolta para evitar posibles complicaciones, esta ha sido la principal novedad con respecto a viajes anteriores donde al finalizar la jornada se podía dar un paseo por los alrededores sin sensación de peligro. La gente es muy amable y sabe que lo que estamos haciendo es muy importante para ellos. En el alojamiento actual contábamos con una especie de apartamentos con tres o cuatro habitaciones, una cocina, baño y ducha de agua caliente y sobre todo, al ser las noches muy frías también había climatizador. Estas novedades con respecto a viajes anteriores supusieron una gran noticia y nos elevaron la moral desde el principio.
Nuestro trabajo ya iba planificado de antemano, cada día se acudía a una wilaya (asentamiento) y en el hospital se nos habilitaban varias consultas con el fin de desarrollar nuestra tarea asistencial, contábamos con una consulta de Endocrinología para tratar los problemas de bocio (tiroides) muy abundante en esas latitudes con una prevalencia de más del 50% de la población, sobre todo en las mujeres y en los niños. Había dos consultas de Diabetes, 2 consultas de Medicina Interna para tratar los problemas de Hipertensión en los diabéticos, una consulta de Oftalmología que hacía el seguimiento de la retinopatía y en su caso hacía tratamiento de laser; además se contaba con una consulta de ecografía para valorar los problemas de tiroides y una consulta de vascular que evaluaba los problemas de pies en los diabéticos. Cada consulta contaba con un Especialista del grupo y una enfermera que realizaba las analíticas, glucemia, peso, talla, toma de tensión, HbA1c en aquellos casos necesarios, así como la valoración inicial de los pies y a aquellos que precisaran de entrenamiento para ponerse la insulina y hacerse analíticas de autocontrol se les hacía un pequeño cursillo de educación, todo ello traducido por sanitarios locales dado que el idioma habitual ya no es el español, que muchos entienden pero raramente lo hablan, solamente los niños que han acudido a España con el Programa de Vacaciones en Paz.
El primer día, a las pocas horas de llegar acudimos al Hospital Militar de Bol-la donde tradicionalmente se valora a los varones que están en el ejército o son veteranos. La jornada empezó a las 9,30 horas, y continuó hasta las 17 horas sin parar, luego comida y retorno alos alojamientos donde había que estar antes de las 19 horas.
El segundo y tercer días nuestro destino fue el Hospital de El Aaium, con viaje de casi 1 hora a través de rutas por el desierto, aquí ya empezaron a acudir una mayoría de mujeres y niños, entre ellos la pequeña Sara de tre años que acababa de debutar con la diabetes y ya presentaba síntomas de ceto-acidosis, que se solventó con sueros mejorando la niña de manera evidente; no obstante cada día de nuestra estancia acudía para valoración y enseñanza de su madre en todas las técnicas sobre la diabetes. Aquí también se dio el caso de una joven que se negaba a ponerse la insulina y nos decía que no le importaba morir, tuvimos que utilizar nuestras mejores artes para convencerla y también se la convocó los días sucesivos para ver su evolución, que mejoró sustancialmente y, sobre todo su aspecto y la sonrisa con que nos despidió el penúltimo día.
El cuarto día fue el de mayor carga de trabajo, llegamos a Auserd hacia las 9 de la mañana y no terminamos hasta las 19,30 horas sin parar, con un permiso especial de las autoridades para ampliar nuestro horario y recogiendo nuestros equipos y enseres a la luz de la luna.
El quinto y el sexto días estuvimos en la mayor wilaya, Smara y aquí vimos alguno de los pequeños que nos habían debutado en ocasiones anteriores y su estado no era muy bueno, como era de esperar por otra parte, si aquí en España el control de los niños y jóvenes es complicado hay que ver la situación en aquellos lugares y entender lo que pueden hacer, en principio sobrevivir.
El último día nuestro destino fue la wilaya de Bujador, la última y que va aumentando de población por el desplazamiento de mucha gente dado que está muy cerca de la capital. Aquí también nos desplazaron a los pacientes de la wilaya más alejada, a más de 150 km, la de Dajla. Terminamos a las 18,30 horas, casi sin tiempo para hacer las maletas e irnos a una recepción que nos ofreció el Primer Ministro, junto a varios de los miembros de su gabinete, por cierto muchos de ellos diabéticos y a los que se impuso el pin del Día Mundial de la Diabetes; en esta recepción como siempre se habló de proyectos futuros y de continuidad de nuestra comisión de Diabetes y de la importancia de la labor que desarrolla.
Al regresar a los alojamientos recogimos el equipaje ye en viaje protegido por escolta, llegamos a las 11,30 al aeropuerto de Tindouf, de donde salimos vía Argel a las 4,00, llegamos a destino a las 6,30 y allí enlazar con vuelo a Madrid a las 10,00 con un montón de controles y revisiones de equipajes, sobre todo los aparatos que se llevaban, todo ello habitual en estos lugares. Llegada a Madrid a las 11,30 y autobús a Asturias a las 12,30 con llegada a destino a las 19,00 absolutamente agotados pero felices por la labor desarrollada.
No quiero dejar de resaltar la unidad y buen ánimo de todo el grupo, venimos contentos de nuestra tarea y sabemos que mucha gente nos espera cada año porque somos su referencia en la enfermedad que les aqueja, sus agradecimientos y su sonrisa nos animan a seguir, ya que este pueblo se lo merece todo, en mi pensamiento son españoles que llevan 38 años fuera de su territorio, cuando en 1975 los españoles nos fuimos de allí.
Ahora a trabajar para seguir con esta tarea y poder suministrarles medicinas y asistencia durante muchos más años y a concienciar a la gente para que aporte lo que pueda, ya sé que la situación en España es muy difícil, pero cuando voy al Sahara pienso que muchas veces nos quejamos de vicio, aquello sí que es falta de todo y pobreza.
*Presidente de ASDIPAS y miembro de la Comisión de Diabetes de Ayuda a los Campamentos de Refugiados Saharauis