Por rmera
Con la jira al alto de Santa Ana, Cangas del Narcea puso fina a su estruendosa semana festiva. El último volador fue lanzado al cielo en una ceremonia que bien podría compararse con el “pobre de mi” sanferminero
Hacia las ocho y media de la tarde, los romeros llegaban a la villa canguesa tras una jornada en la que, a la vez que se reponían, se quemaban las energías a una velocidad endiablada. La llegada de los miembros de Artesanos fue anunciada con los típicos voladores y en pocos minutos tomaron la calle Mayor. Lo hicieron con sorpresa. Remoderando aquellas “procesiones” paganas en las que El Jefe (Cándido Puente) era paseado tras la Descarga por las principales calles de la villa subido en un tablón y aclamado por cientos y cientos de fieles, y que se hicieron célebres en toda Asturias, los artesanos subieron a una tabla a uno de sus componentes y allá que se fueron calle Mayor arriba, rememorando recuerdos entre muchos de los que los aplaudían y presentando una insólita procesión ante los más jóvenes expedicionarios que podían tener así ante ellos una aproximación de lo que fue aquello.
El presidente de la Sociedad de Artesanos, Juan Fernández, valoró las actividades desarrolladas en la semana festiva como “muy satisfactorias”, destacando la Descarga que “cumplió todas las expectativas y se desarrolló sin ningún tipo de incidentes pese a la aglomeración de gentes que se produjo en Cangas del Narcea en es fin de semana.
Desde el Prao del Molín, los miembros de Artesanos lanzaron al cielo su última andanada de pólvora.
Con sentimiento explicaban. “Este año la Descarga tardará un día más llegar, no sabemos quien demonios pone los años bisiestos”.