Quito, (Andes).- Nelson Mandela, quien falleció este jueves 5 de diciembre a los 95 años por una infección pulmonar, fue el primer presidente negro de su país, Sudáfrica, entre 1994 y 1999, y también el primero en asumir la presidencia luego de vencer, mediante sufragio universal, en el país africano.
Conocido como Tata, el nombre de Mandela se recordará por la lucha de la igualdad de la humanidad e ícono contra el racismo en el mundo. Recibió el nobel de la paz en 1993, pero antes de ese reconocimiento, estaba preso.
Fue prisionero entre 1962 y 1990 por luchar contra el racismo y para cambiar su situación tenía que cambiar las lógicas imperantes en su país, sometido a abusos raciales que separaban a la población de acuerdo al color de su piel entre negros, blancos y asiáticos.
Mandela cambió su país y al mismo tiempo fue una figura mundial de la lucha por la igualdad de las personas en el mundo. Su activismo pacífico pudo más que la lucha armada –que protagonizó como líder de Umkhonto we Sizwe.
La aparición política del abogado, nacido en Mvezo el 18 de julio de 1918, fue la modesta creación de un bufete de abogados para representar a bajo costo a muchos negros que no tenían otra opción de representación legal ante los juicios que les imponían en la década de los cincuenta que sostuvo varios años junto con Oliver Reginald Tambo, la mítica figura del Congreso Nacional Africano.
En la misma época llegó al poder el partido Nacional Sudafricano (1948) con su política de apartheid Mandela participó de protestas no violentas, por ejemplo con la desobediencia civil y el boicot al mercado sudafricano.
Mandela fue condenado a condena perpetua y estuvo preso 29 años; la lucha que enarbolaba no era violenta, pero sí contundente. Ideó que ninguna persona de color en su país debería consumir productos de tiendas que mantengan la política de segregación.
Esa estrategia fue el complot, y tal fue el impacto, pues no solo afectaba al comercio local de Johannesburgo, sino que abría los ojos a los habitantes: la segregación no pudo borrar la interdependencia de todos los grupos sociales de su país, es decir todos se necesitaban.
Pero el diseño de un sistema de segregación –que nunca fue criticado desde el consejo de seguridad de la ONU ni desde el senado o el congreso estadounidense- fue motivo para condenar a Mandela a cadena perpetua.
Fue liberado el 11 de febrero de 1990 y trabajó cuatro años para que en su país existieran elecciones libres y multirraciales, las que lo llevaron a la presidencia.
Su salud fue en los últimos años motivo de coberturas de medios mundiales. Apareció por última vez en público en el cierre del mundial de Sudáfrica 2010.
En febrero de 2011 fue hospitalizado por problemas respiratorios; desde el pasado diciembre de 2012 al menos fueron cuatro las veces que fue hospitalizado, la última vez marcó la atención mundial de medios de comunicación, alerta por emitir cualquier novedad sobre el líder sudafricano, entre especulaciones de lo crítico de su situación.
Así, este jueves el mundo inmortaliza los ideales de Mandela, un luchador, un padre del pueblo sudafricano.