Noruega vive " horas, días y noches llenas de shock, desesperación, ira y llanto", como señaló el domingo el primer Ministro del país, en su intervención en la Catedral de Oslo, ante familiares y amigos de los más de 90 asesinados por el fanático ultraderechista que con total frialdad, según declaraciones de su abogado, afirmó ante la policía ser consicente de la enormidad de sus acciones pero también de lo "necesario de las mismas". El primer Ministro, quien recordó nombres concretos, como los de los jóvenes Mónica, que trabajó en Utoya durante los últimos 20 años, o Tore Eikeland, "líder de la Liga Juvenil del Trabajo en Hordaland y uno de nuestros políticos jóvenes con más talento", afirmó también que "En medio de toda esta tragedia, me siento orgulloso de vivir en un país que ha logrado mantener su cabeza en alto en un momento crítico."

Noruega, abatida, no pierde, sin embargo, su carácter nacional. "En medio de toda esta tragedia, me siento orgulloso de vivir en un país que ha logrado mantener su cabeza en alto en un momento crítico."

Por otra parte, Bhering, quien según medios noruegos habría abatido a tiros al único policía presente en la isla de Utoya, hermanastro de la princesa Mete Marit, declara hoyeste lunes ante el juez, a puerta cerrada, para evitar que su testimonio sirva de acelerador a otros fundamentalistas europeos y, al parecer, se declara 'no culpable'.

En cuanto a la investigación, los muertos podrían ser uno menos, 92, aunque el recuento todavía no es definitivo.

Aunque apenas esbozado, otro tema comienza a preocupar a la sociedad noruega. Es el equipamiento de la policía noruega, que no porta armas, salvo en casos especiales como éste, y cuya actuación puede verse aminorada en sus efectos a causa de esa circunstancia. Otros señalan, en cambio, que nadie podía esperar que algo así sucediese en Noruega.

FOTO: Muro en facebook de Anders Behring Breivik