En una misiva al pueblo costarricense, la mandataria describió el encuentro:
“¡Esté en su casa! Con estas palabras me recibió hoy el Papa Francisco. Y así me sentí. Me sentí en casa, en compañía de alguien a quien conocía desde hace tiempo, con quien me sentía a gusto. El Papa Francisco tiene el don de la palabra franca y sencilla, de la comunicación fluida y cercana, el don de la humildad y la generosidad. Imposible no sentirse como en casa. Como cuando se comparte una taza de café con ese tío amoroso que nos escucha y aconseja.
Nos unió la preocupación común por la explotación del ser humano en manos del crimen organizado dedicado a la trata de personas, el debilitamiento de las redes de apoyo social, y el grave problema del cambio climático. En todos estos temas, Costa Rica se siente representada en sus apreciaciones. Abogamos por el fortalecimiento del multilateralismo, el desarme y por el respeto al derecho internacional. Abogamos por la dignidad humana y hemos abierto siempre las puertas al inmigrante. Abogamos por el respeto a la naturaleza y por un desarrollo sostenible.