Los vasos singulares fueron una herramienta de propaganda usada por la oligarquía ibérica del periodo Ibérico final. Esta cuestión es uno de los fines de estudio de la tesis doctoral “Religión e iconografía en el sudeste ibérico. De Cabezo Lucero a Libisosa”, que ha sido defendida por el investigador Héctor Uroz Rodríguez y que ha obtenido la Mención Europea.
La investigación pretende aportar pequeñas microhistorias basadas en los yacimientos arqueológicos de Cabezo Lucero (Guardamar de Segura, Alicante) y Libisosa (Lezuza, Albacete) que vayan rellenando celdillas de una gran colmena constituida por los fundamentos religioso-iconográficos del Sudeste Ibérico a la que nunca se pierde de vista.
Las dos microhistorias, si bien se sitúan en dos momentos históricos extremos y que funcionan como punto de partida y de llegada, no obstante pese al tiempo y a la situación socio-política que les separa tienen como común denominador su carácter de zona de paso, de comercio, de confluencia de ideas, espectadores y receptores privilegiados de los dos momentos históricos que limitan nuestro estudio, marcados por las influencias greco-fenicias e italo-helenísticas, abarcando pues tanto el momento de gestación y desarrollo de la cultura ibérica como el fenómeno de auto-romanización de sus élites.
Las matrices analizadas de Cabezo Lucero (Guardamar del Segura, Alicante) permiten al investigador adentrase en los fundamentos religiosos del Ibérico Antiguo y Pleno, mientras las pinturas vasculares del primer tercio del s. I a. C. de Libisosa hacen lo propio con el aparato iconográfico del Ibérico Final, tanto por lo que respecta al universo vegetal y zoomorfo de la divinidad femenina, y sus apariciones, así como al terreno del héroe y del oligarca, y la forma de plasmar sus valores, por parte de unos nuevos grupos sociales dominantes en búsqueda de su auto-afirmación y cohesión ante las nuevas realidades políticas.
Los temas y fundamentos del aparato religioso-iconográfico desde el Ibérico Antiguo a los siglos IV-III a. C se abordan en la tesis mediante el estudio de un conjunto de matrices de orfebre recuperadas en una sepultura de la necrópolis contestana de Cabezo Lucero (Guardamar del Segura, Alicante). Estos materiales sirven como pretexto para abordar otros grandes conjuntos ibéricos y del universo fenicio-púnico base.
En el otro extremo cronológico se encuentra la ciudad oretana y posterior colonia romana de Libisosa (Lezuza, Albacete), que ocupa la mayor parte del trabajo y sobre el que se estudia tanto a las prácticas religiosas como de nuevo la iconografía, centrada aquí en el Ibérico Final. Este estudio es especialmente relevante por abordar una selección muy representativa de un tipo de registro especialmente abundante en esta fase en otras partes del yacimiento y marca un punto de partida, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un período (s. I a. C.) no demasiado conocido en cuanto a la cultura material en el panorama histórico-arqueológico peninsular.
Así, la investigación estudia el depósito votivo que fosiliza un acto ritual realizado en el primer tercio del siglo I a. C, con un análisis tipológico de las formas y decoraciones (geométricas y fitomorfas) del registro material recuperado en el depósito votivo, el cual se acerca al medio millar de piezas. Así todo, lo más relevante de este fenómeno religioso es que nos permitirá reflexionar sobre el propio concepto de depósito votivo, teniendo en cuenta tanto los lugares de culto en el mundo ibérico como la propia experiencia itálica.
Por otro lado, la irrupción en el panorama de la cultura ibérica final del relativamente nutrido conjunto de vasos singulares de Lezuza, ha posibilitado realizar el análisis de la temática de estas decoraciones en el contexto iconográfico vascular ibérico