La Pola.- Manuel García Linares, escultor, pintor y escritor, también colaborador de AsturiasMundial, pregonó este jueves la Fiesta Gastronómica de los Productos que exaltan las Cofradias gastronómicas de Asturias en Hotel Loriga. Linares pronunció un ameno pregón, enriquecido por su dilatada trayectoria vital, que incluye el apoyo a numerosos empeños y proyectos de promoción de Asturias y lo asturiano, trufándolo con sabrosas anécdotas y proponiendo al mismo tiempo interesantes reflexiones sobrel el camino recorrido hasta ahora y el por venir
Pregón
“El sibaritismo gastronómico, unido a la inteligencia contribuye a hacer a los hombres amables” Alexandre Grimod de la Reyniere
Señoras y señores, queridos cofrades y sin embargo amigos; buenos días: ante la insistencia de Gustavo para que pasase por este santuario gastronómico y viendo la imposibilidad de evadirme, aquí me tenéis, para hablaros, desde mi limitado conocimiento, de las cofradías como medio para la exaltación de los productos de nuestra gastronomía. Soy consciente de mi osadía al subirme a esta tribuna, ocupada anteriormente por doctos oradores del mundo del sagrado refectorio, pero espero de vuestra magnanimidad y compresión que perdonéis a este atrevido pregonero; a cambio, sino ameno, os prometo, ( al igual que hacen los políticos ) ser breve. Así que poneros en lo peor.
Las cofradías o hermandades nacen, en la edad media como un movimiento religioso, pero realizaron una gran labor en el mundo del arte y la cultura; gran número de imagineros pertenecían a las hermandades, al igual que los gremios de carpinteros, canteros y albañiles dieron lugar a las hermandades masónicas, rodeadas de cientos de leyendas, pero que en el fondo eran simples cofradías de profesionales que terminaron por someterse, al capital y al poder, creyendo en un Dios único, como “El Gran Arquitecto del Universo” por eso, nunca he entendido esa aversión contra lo religioso y sobre todo la obsesión, de los ateos, agnósticos o laicos, por la quema de curas o destrucción de iglesias, monasterios, bibliotecas o archivos que, nos guste o no, son la historia de nuestra civilización; en aquel momento el poder era de la iglesia y del señor feudal, al igual que hoy es de los sindicatos de la consejería o el ministerio de turno, y siempre, siempre el banquero y el dinero, quien no pincha ni corta, ni antes ni ahora, es el pueblo; si nos dejamos llevar por sentimientos de rencor y aversión ahora estaríamos destruyendo a responsables políticos y otras autoridades, a la vez que daríamos fuego a parlamentos, senados y ayuntamientos sin respetar galerías de arte o bibliotecas, por suerte, mientras el estado mantenga las pensiones, nos iremos conteniendo y disfrutando de buenos alimentos.
Las Cofradías actuales nacen, de profesionales de toda índole, y en torno a la buena mesa; no en vano, también la gastronomía, se fomentó en los monasterios, de donde nos vienen muchas de nuestras recetas magistrales, a la vez que la elaboración de vinos y licores; así nacieron los Serranos en el monasterio de Collera, bajo la tutela del Prior Emilio. También, tengo entendido, que el potaje de berzas se inicio en Obona; los monjes, que gozaban de derecho de pernada, indagaban en sus guisos hasta que dieron con la berza, descubriendo en ella propiedades afrodisíacas, de echo el cuadro “refectorio” de Zurbarán, podría muy bien ser de Obona, Barcena o de cualquier refectorio de la época, en donde, tras una buena comida podrían degustar un orujo de manzana verde que dejaría, por calidad, fuera de combate al mismísimo Chartreuse o al Benedictine, que han tenido mejores promociones que nuestros productos,
Ha pasado la época de los inquisidores y de la quema de herejes, aunque mas de uno llevemos dentro este sentimiento, provocado por las circunstancias. Las cofradías, son confraternidad y promocionan y exaltan el arte y la amistad, porque en si mismo lo gastronómico es arte, pero a la vez alimenta y potencia el resto de las artes y hablando de amistad, nada mejor que una Cofradía, Hermandad o Club gastronómico para fomentar las relaciones de afecto que unen a los pueblos y permiten evadirnos de los problemas, nada escasos en estos momentos.
Las cofradías, adornadas de boato y símbolos heredados de la tradición, con ritos entre monásticos y masónicos, de gran solemnidad, con aire de caballeros templarios, hacen la labor de embajadas y hablando embajadas me viene a la memoria la promoción que se hizo de la de España,en Estrasburgo, con productos asturianos, a través del embajador José Luis Messia, un giennense bonachón, que logró popularizar su mesa, con nuestras materias primas, y así se fue ganando los estómagos del cuerpo diplomático europeo, hasta lograr la firma de adhesión al Consejo de Europa, en 1977. José Luis Messia, cuyas mejores dotes diplomáticas eran las gastronómicas contaba con un equipo muy especial procedente del occidente asturiano.
Anita, la cocinera era de Ibias, su marido; José, conserje de la embajada, de Allande; su cuñado Manolo y su mujer Alicia, chofer y camarera, también de Ibias, (eso que se ha dado en llamar, “ mafia asturiana”). Aquella embajada se podría decir que era una cofradía del suroccidente. La despensa era como una panera, sus carnes, embutidos o fabas, con las que se ganaron las mas duras negociaciones de los mas reacios paladares en su mayoría, procedían de nuestra tierra... por valija diplomática, desde el “Botelo a la Cachola”, incluyendo las berzas en la tierra del repollo. Como sería la calidad para hacerse olvidar de la “Chocroute” o del “Baekeoffe” alsacianos.
Aperitivo de bienvenida:
Ya estamos en la cita y aquí, para abrir boca, nos hemos encontrado al llegar con unas tostas de sabadiego, embutido, casi extinguido hace unos años y que gracias a la “Cofradía del Sabadiego”, lleva el nombre del Condado de Noreña, por todos los rincones, recuperando el gran nombre que tubo como capital chacinera; acompañan a estas tostas el capaccio de pixín proveniente de las profundas aguas del Cantábrico, en la zona del “Cañón de Aviles” que junto a otras especies marinas es promocionado por la “Cofradía de la Buena Mesa y el Mar.”quienes hacen que la “Villa del Adelantado” este presente en los cinco continentes. El Pixín, es tan bueno y consistente que se presta, tanto para guisos, la plancha o para salpicón y hasta mi madre nos lo hacía pasar por langosta.
Ahora vamos al menú de las cofradías:
“La Cofradía de los Quesos de Asturias” viene promocionado, desde hace años, uno de nuestros productos estrella, ahora sumamos la “ Cofradía del Queso Gamoneu “o el “Circulo Gastronómico de los Quesos “; en esta ocasión los quesos están presentes con una tabla que nos permite la degustación de una muestra de la Peral, el Rey Silo, Vare, y Gamoneo, un mostreo de una tierra que tiene un queso, al igual que Francia, para cada día del año. La tierra que tiene trescientos sesenta y cinco quesos será, como decía De Gaulle, muy difícil de gobernar pero fácil para complacer variados paladares.
“La Cofradía de la Pegarata” de Pola de Laviana, pregona este “especial relleno, la pegarata ” en donde, como en otras partes de Asturias, utilizan la base de productos porcinos, para hacer una masa compacta de chorizo entrevenado y jamón. La “Cofradía del Chosco de Tineo” con el suculento embutido de tripa del ciego en donde se adereza y deja curar al humo de leña de roble, lengua, lomo y solomillo de cerdo; no en vano, desde Navelgas, con motivo del “ Día de los Pueblos de Asturias”, desde hace treinta y dos años se está otorgando el galardón del “Chosco de Oro” como homenaje al embutido. “La Cofradía del Oricio, de Gijón” nos ofrece unas suculentas croquetas de este delicioso manjar yodado y la “Cofradía del Colesterol” nos pone sobre la mesa la deliciosa, suave y engañosa ( un tanto femenina ) longaniza de Aviles, no tan oronda como la morcilla que nos describe en sus poemas Baltasar de Alcazar.
Naturalmente en los vinos tenemos unos grandes valedores para nuestra tierra, la “Cofradía de los vinos de Cangas” o la nueva “Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias” de la sidra de Nava, y no dejemos de lado la “Cofradía de los Nabos de Morcín”, nabos con huesos adobados, y como no, la “ Cofradía Las Gontrodo “ la única de España sola de mujeres, quienes dan una nota de alegría al resto de las hermandades, demostrando que hemos sido siempre una tierra de matriarcado y que allí donde hay una mujer de carácter, todo funciona... y el paisano puede ir tranquilo a la taberna; no vamos a olvidar de los cofrades, “Gastrónomos del Yumay” de Aviles o la del “Desarme” de Oviedo.
Sin lugar a dudas, las mencionadas Cofradías y las muy extensas sin nombrar, hacen una constante exaltación de uno de nuestros platos estrella como es la “fabada” en este caso con compango de gocho asturcelta, promocionado por la “Cofradía del Gochu Asturcelta” que hoy degustaremos también, para termina con las casadiellas y rematando con los cafés y, como no, unos chupitos de Los Serranos,
Anécdotas:
Yo ahora me pregunto si las “Bodas de Canaan,” la “Última Cena” o el “Banquete de Resurrección” fueron preparados por algunas cofradías, predecesoras a nuestra época, para promocionar productos o eventos, al fin y al cabo los apóstoles formaron una gran cofradía, claro que estos cofrades tenían, ya en aquella época, la ayuda para los ingredientes de los banquetes aunque no le llamaban “subvenciones”, pero, a falta de viñedos, veían convertida el agua en vino y, a falta de flota pesquera, les multiplicaban los panes y los peces, por lo demás, para facilitarles las cosas hacían, como hicieron con nosotros hace unos años, que cayese el maná, antes del cielo, últimamente del estado.
Mi amigo, el critico de arte Jose Mª Moreno Galvan, habría sido un gran cofrade; amante de la buena mesa, en cierta ocasión, me pidió que le explicara lo que era el potaje de berzas, yo le contesté; eso no se puede explicar, hay que comerlo, pero para que te hagas una idea, es una especie de caldo gallego con compango de fabada, ¡ coño, eso hace un buen casorio !, me contesto.
Creo que una de las primeras Jornadas gastronómicas que se celebraron en Asturias, fueron las de Tineo; en aquella ocasión me traje como pregonera desde Madrid a Maria Escario, por eso de poner un personaje popular al lado de los buenos alimentos, Emilio Serrano hubiese puesto a Roxy de Palma. Poco a poco estas convocatorias, organizadas por comisiones, se extendieron a todos los municipios como escaparate de sus productos y mas tarde traspasaron nuestras fronteras, autonómicas y nacionales, de mano de la Cofradías, quienes han potenciado y puesto en valor lo mejor de nuestras ofertas, productos, gastronomía, paisaje y paisanaje, convirtiendo esto en el “Paraíso Natural”, pero al igual que Adán y Eva, echaron a pique un hermoso proyecto por un desmedido deseo de vanidoso poder, así nosotros nos estamos arriesgando a que nos expulsen por “babayos”, metiendo por autóctonos productos de otros lugares.
Hemos mejorado mucho en ofertas, calidades y comportamiento, pero aun nos queda un largo trecho. Ahora nos comportamos en la mesa como delicados gourmets al nivel de las mas altas degustaciones. Ya no se dan los casos de Víctor, el paisano de mi pueblo, delgadin como una flauta, quien en un banquete de despedida que dieron a un empresario vasco que había explotado unas minas de barita, situadas en una finca de mi vecino, tras doce platos variados, un compañero de mesa le pasó tres cuartas partes de una tarta maciza de avellana, el, sorprendido, preguntó :¿ toda p'a mi ?, si ya se sirvieron todos. Del comedor, en la primera planta, bajaron al bar; partida, café, copa; Víctor había desaparecido, al cabo de media hora hizo acto de presencia, ¿ pero donde estabas ?, le preguntaron; ¡ coño !, marchasteis todos y dejasteisme con aquel pedazo de tarta, si non ye a base de pan, non soy a comela.
Reflexiónemos:
Las cofradías nos dan la oportunidad de ocupar nuestro tiempo libre para cumplir una labor social de utilidad pública, porque no solamente promueven nuestros productos, sino que desarrollan una gran labor cultural, pero yo me pregunto: si Asturias es una tierra esplendida que nos ofrece una gran variedad de materias primas espontáneamente, y los asturianos somos gentes laboriosas y de carácter abierto, porque abandonamos nuestros recursos y comarcas naturales. La botella de sidra ya no se fabrica en Asturias, al igual que el vaso, y la manzana, pese a que se ha recuperado alguna pomarada, la veo venir de otras naciones o regiones. Los productos de chacinería , en su mayoría vienen de afuera; curiosamente proliferaron las chacineras, en todos los municipios, al ritmo que fue desapareciendo las cría porcina. Todos sabemos que la leche ha bajado en producción, con lo cual los quesos pueden ser afectados, las ganaderías de vacuno dicen, por mi zona, que si se acaba la subvención las cierran. Las conservas de pescado han desaparecido en su mayoría ¿ serán las cofradías el refugio de la añoranza o deberán de jugar un papel de mayor compromiso denunciando el abandono ?. Convendría un momento de autocrítica.