Coches eléctricos: la evolución de la especie

Coches eléctricos: la evolución de la especie

Por Luis Meyer/Ethic.-El vehículo eléctrico deja de ser algo exótico y futurista para convertirse en un presente necesario. La compra masiva de coches en las economías emergentes impone una solución para evitar un deterioro de la atmósfera irreversible, y el precio al alza del petróleo, cada vez más escaso, nos aboca a una economía a todas luces insostenible. Llega la hora de cambiar el surtidor por el enchufe.

Las cifras dan vértigo. Hoy en día hay casi mil millones de coches circulando en el mundo, y en menos de 40 años el parque móvil se habrá duplicado. El crecimiento exponencial es un hecho en economías en las que, por primera vez, cobra fuerza una clase media que considera que ha llegado la hora de disponer de un vehículo propio, un privilegio del que ya disfrutan los países desarrollados desde el siglo pasado.

Países como India, Brasil, Rusia o China han entrado de lleno en la vorágine consumista de Occidente, a la que han sido ajenos hasta hace bien poco. China, en concreto, ya ha superado las ventas de coches anuales de Estados Unidos, y la previsión de crecimiento es de un 20% en cada ejercicio.

El Electra-King fue uno de los primeros modelos de coche eléctrico que la americana B & Z Electric Car Company empezó a fabricar en 1961.

La inminente superpoblación de las carreteras de todo el mundo exige a las marcas de coches, empresas de suministro e instituciones públicas pisar el acelerador ante una situación que se nos puede ir de las manos. La capacidad de absorción de emisiones de CO2 por parte de la atmósfera ya está muy mermada y el precio de los combustibles fósiles, instalado en cifras récord, tiene pocos visos de fluctuar a la baja, como señalan muchos expertos. La época del petróleo a precio de ganga ya es historia.

Tecnología a la carrera

 

El coche de combustión se antoja, cada día de que pasa, un objeto menos asumible por nuestra economía y nuestro entorno medioambiental. Las marcas comienzan por eso a desplegar tecnologías que llevaban años guardadas en la recámara para hacer frente a una situación sin duda predecible. La situación actual deja claro que la tracción eléctrica a partir de baterías se ha impuesto a otras soluciones como el gas, los paneles solares o los combustibles vegetales. ¿El motivo? Esta es, probablemente, la solución que menos va a cambiar el concepto de coche como lo entendemos a día de hoy.

«Con la velocidad a la que avanza la tecnología en materia de baterías, en unos años la autonomía y las prestaciones de un coche eléctrico se equipararán a uno de gasolina», asegura el director de Comunicación de Renault en España, Jesús Presa. Tenemos un precedente muy cercano: «Hace menos de una década los teléfonos móviles llevaban baterías enormes que duraban mucho menos que las de ahora, que además son mucho más pequeñas», añade Presa. «Con los coches ocurre exactamente igual, aunque la evolución es algo más lenta por los altos costes de producción».

El último modelo eléctrico de Renault, Zoe, alcanza los 140 kilómetros por hora.

No hay más que echar un vistazo al pasado para comprobar el avance de la movilidad eléctrica. «En los años 60, Mercedes fabricó una furgoneta de tracción eléctrica, pero prácticamente toda la furgoneta eran baterías, no cabía un alfiler», afirma Vicente Cano, periodista de motor en la revista Autobild, especializado en coches eléctricos. «Ahora las baterías ocupan mucho menos espacio, rinden muchísimo más y no tienen el efecto memoria de antes, que disminuía su duración con cada recarga». Las pesadas baterías de plomo dejaron paso a las inestables pilas de níquel-cadmio, y finalmente han ganado la batalla las de ion-litio, pequeñas, ligeras y estables en casi cualquier condición y temperatura. Como en los móviles.

Desmontando tópicos

 

Hasta hace bien poco, el coche eléctrico se veía como algo anecdótico y un contrincante poco serio frente a la todopoderosa gasolina. Los motivos hay que buscarlos en el escepticismo de una ciudadanía poco informada. «No hace mucho teníamos en la revista una sección separada de los coches de combustión para hablar de los modelos eléctricos, que el lector veía como una rareza», recuerda Cano, «a día de hoy ya no distinguimos, nuestras pruebas de coches eléctricos se mezclan con las del resto, porque ya se puede decir que están integrados y asimilados como vehículos igual del válidos».

Una de las principales desventajas que siempre se le han atribuido al coche eléctrico frente a los de combustión es su baja autonomía, a todas luces insuficiente para afrontar trayectos largos. «Eso es muy relativo», afirma el subdirector de Tecnología e Innovación de Endesa, Jorge Sánchez. «Un coche eléctrico con autonomías de 80 kilómetros es absolutamente válido para un uso urbano, solo hay que saber planificarse: ¿dónde pasamos la mayor parte de nuestra vida? En casa y en el trabajo; bien, pues basta con que el coche esté cargándose en estos dos lugares los periodos que pasamos en ellos, y nunca tendremos problemas de recarga», asegura.

La autonomía (o los kilómetros que es capaz de rodar un coche sin repostar) crece, además, con cada modelo nuevo que sale al mercado. «El ZOE puede llegar a los 210 kilómetros sin repostar en un uso normal», asegura el director de Comunicación de Renault. Este modelo es una prueba palpable de la tendencia de los coches eléctricos a equiparar sus virtudes a los de gasolina. Tiene un espacio similar a un utilitario como un Clio y es capaz de alcanzar los 140 km/h. Vicente Cano lo probó para Autobild hace pocas semanas. «Éste, al igual que otros modelos eléctricos, tiene incluso algunas ventajas sobre los modelos de combustión», afirma sin dudar. Se refiere, sobre todo, a la conducción: muchos modelos llevan las baterías en la parte más baja del coche, lo que redunda en una mayor estabilidad, ya que el peso está mejor repartido que en los vehículos de motor delantero.

Además, la tecnología eléctrica entrega más «par motor» (fuerza de transmisión a las ruedas) que la de combustión, por lo que las aceleraciones son mejores. «A la salida de un semáforo, por ejemplo, es muy habitual que con un coche eléctrico dejes detrás de ti a los de gasolina», afirma Cano.

Ya, pero ¿cuánto me va a costar?

 

Hay dos miedos habituales de muchos ciudadanos a la hora de decidirse por un vehículo eléctrico: por lo general son bastante más caros que los propulsados por gasolina, y cargarlo con la red doméstica seguro que implica unas facturas de luz de infarto. «Respecto a esto último, estamos llevando a cabo una labor informativa para que el ciudadano sepa que no es así, sino al contrario: con un coche eléctrico se ahorra muchísimo respecto a uno de combustible», informa Elena Bernárdez, subdirectora de Movilidad Eléctrica de Endesa, antes de hacer una aproximación. «Redondeando números, porque luego las circunstancias son diferentes en cada caso, si partimos de que un kilowatio cuesta unos 0,15 euros, con un IVA mucho menor que el que se aplica a los combustibles fósiles, y que un coche eléctrico necesita unos 16 kilowatios para recorrer 100 kilómetros, nos salen unos dos euros por cada tramo de 100 kilómetros recorridos. Muy lejos del gasto de los vehículos de gasolina».

En cuanto al precio de un coche eléctrico, que de partida sí que resulta más caro que uno de gasolina de similar tamaño, las subvenciones en España equilibran mucho la balanza. El ZOE de Renault, por ejemplo, ronda los 15.000 euros, «y en algunas comunidades como el País Vasco lo puedes comprar por unos 9.000 euros», explica el director de comunicación de la marca. Y es que, aunque la crisis ha mermado un poco las subvenciones estatales al vehículo eléctrico, éstas siguen siendo bastante ventajosas, y algunas comunidades autónomas, especialmente País Vasco y Andalucía, aumentan las ayudas a la compra logrando unos precios finales muy competitivos. Además, Renault ofrece un sistema de alquiler de la batería mediante una cuota mensual que logra contener el valor del coche, y evita que su propietario tenga que ocuparse de su mantenimiento.

Evolución histórica del vehículo eléctrico | Marta Salesa©.

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Aparte de las subvenciones, que en el caso de las estatales pueden llegar hasta los 5.500 euros, existen otras ventajas colaterales. Por ejemplo, un vehículo eléctrico se puede estacionar en cualquier aparcamiento del centro de las ciudades sin tener que pagar por ello, y se aprovecha de condiciones fiscales mucho más favorables que los de combustible.

Dime de dónde eres…

 

Aunque las iniciativas que se están tomando en las diferentes regiones de España para fomentar la implantación del coche eléctrico son dispares, parece claro que ninguna se quiere quedar atrás en esta carrera ya imparable. Algunas complementan las ayudas estatales, y en otras como Cataluña optan por la implantación progresiva: trabajan conjuntamente el Instituto Catalán de Energía, le empresa pública de apoyo a emprendedores Accio y el ayuntamiento de Barcelona para impulsar la movilidad eléctrica. «No lo hacemos a base de subvenciones, sino promoviendo otros beneficios colaterales y sobre todo fomentando la generación de industria en torno al coche eléctrico en la región», explica Tomás Megía, portavoz de Accio. «Nuestro plan es empezar con las motos eléctricas, porque en Cataluña siempre ha habido mucha cultura de las dos ruedas; seguiremos con los coches de flotas, y para llegar a los turismos eléctricos aún habrá que esperar un tiempo».

Se han realizado también algunas acciones más atrevidas, como la denominada Zem2All (Zero Emissions Mobility to All), a partir de la estrecha colaboración de la ciudad de Málaga, Endesa y varias empresas japonesas. El objetivo fue inundar las calles de la ciudad de coches eléctricos. Para ello ofrecieron diversos modelos a precios increíblemente bajos, a cambio que sus propietarios colaborasen en un estudio contando su experiencia. El éxito fue absoluto, les quitaron de las manos los 160 vehículos que ofrecían, y ya sitúa a Málaga como una de las ciudades españolas con más densidad de coches eléctricos.

Objetivo cero emisiones ¿Verdad o utopía?

 

Cuando se dice que un vehículo eléctrico no emite ninguna partícula de CO2 a la atmósfera, hay que matizarlo. Efectivamente, en destino es un coche que no afecta absolutamente nada al medio ambiente, pero en origen no es oro todo lo que reluce. «Hay que saber que no todos los sistemas con los que generamos electricidad en nuestro país son totalmente limpios», apunta Bernárdez. Hay muchos: nuclear, gasoil, carbón, hidráulica… Pero la portavoz de Endesa puntualiza: «con todo, si calculamos el porcentaje de emisiones de un coche eléctrico contando con la generación de energía en origen, sigue siendo mucho más limpio que uno de combustible: emite menos de la mitad de C02 a la atmósfera, en algunos casos incluso una tercera parte».

«Además», prosigue Bernárdez, «hay fórmulas en caso de que el cliente quiera tener la garantía de que la electricidad que usa su vehículo se ha obtenido por un sistema de cero emisiones: puede pagar una tarifa especial que le garantiza suministro solo de energías renovables, o bien recargar su vehículo solo por la noche: mucha gente no lo sabe, pero cuando cae el sol la oferta de kilowatios de las eólicas es mucho mayor que la demanda».

¿Sabías que…?

 

- El primer coche eléctrico se inventó antes que el primer automóvil de combustión, a principios del siglo XIX

- Oslo es la capital europea del coche eléctrico, que ya inunda sus calles, y tiene ventajas superiores a las de España como exención total de IVA e impuesto de matriculación, puntos de recarga gratuita o posibilidad de circular por zonas peatonales, entre otras

- El coche eléctrico más rápido hasta la fecha es el Nissan ZEOD, que alcanza los 300 km/h y va a competir en las 24 Horas de Le Mans de 2014

- Endesa ya ha realizado las primeras pruebas de recarga por inducción en España. Eso significa que, en un tiempo, los coches eléctricos no necesitarán un cable para cargarse: podrán hacerlo mientras pasan por un túnel de lavado, por ejemplo

Las cifras del coche eléctrico:

 

- De media, consume el equivalente a dos litros de gasolina cada 100 kilómetros, una tercera parte que un coche de combustión

- Sustituir un vehículo eléctrico por uno de gasolina evita, a lo largo de toda su vida útil, el ahorro de unos 6.000 litros de carburante, y se evita la emisión de dos toneladas de C02

- En euros, el ahorro medio de consumo es del 80%

- La autonomía actual de 150 kilómetros es suficiente para trayectos urbanos y periurbanos, que representan la mitad de lo que se mueven personas y mercancías

- Un punto de carga rápida puede suministrar electricidad suficiente en unos 15 minutos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

| Infografía: Marta Salesa

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