Berlín.-La canciller Merkel, que hoy espera una victoria suficiente de la CDU para un nuevo mandato en el que aún no apunta claramente cuál podrá ser su socio de Gobierno, dada la indefinición de los sondeos en ese sentido, cerró su campaña en Berlín prometiendo a los alemanes que impondrá nuevos sufrimientos --más reformas y más profundas-- a los países del sur de Europa, además de que nunca habrá bonos europeos. Crédito sí, "pero que pasen por lo que pasó Alemania". La 'idílica' imagen de los enfermos de cáncer muriendo en los hospitales españoles por no poder pagar sus medicamentos, de decenas de miles de jóvenes españoles a los que se les niega el acceso a la Universidad española por el aumento desorbitado de las tasas o la de que cada vez haya más gente y más niños durmiendo en las calles y devorados por el hambre parece que le sabe a poco a la Canciller, que insiste en imponer más reformas y a la que, eso sí, las protestas en Grecia, Portugal o España le parecen positivas porque quiere decir que hay libertad de expresión.
Claro que Merkel tambièn ha dibujado una Alemania idílica ante sus potenciales electores, una Alemania que durante años hizo cambios duros que son los que ahora "tiene que hacer Europa".
En algunos gobiernos europeos se confía en el triunfo de Merkel para que la canciller de los nervios de acero afloje las riendas de la tiranía económica y permita reconducir el austericidio que en tan poco tiempo provocó en Europa millones de familias sumidas en la miseria, suicidios, hambre y supresión de derechos laborales y ciudadanos, como ocurre con el acceso a la Justicia en España, pero el discurso final y la campaña de Merkel más bien apuntan al contrario.
Los resultados electorales de este domingo dirán en qué grado los alemanes se sienten cómplices del austericidio impuesto a los pueblos europeos del sur. Esos en los que, eso sí, vuelve a serles más barato veranear a pierna suelta e incluso comprar el suelo nacional a precio de saldo.
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