La emoción ha presidido este mediodía la llegada del primer barco patroneado por dos barceloneses que ha terminado la vuelta al mundo a dos. Numerosos amigos y compañeros de navegación se han dado cita no sólo en el Portal de la Pau, sino que han salido al mar para aplaudir a Alex Pella y Pepe Ribes durante las últimas millas de vuelta al mundo del Estrella Damm, hasta cruzar la línea de llegada delante del hotel W con un tiempo de 98 días, 20 horas, 45 minutos y 59 segundos.
“Es muy emotivo. Se nos hace muy extraño estar de golpe con tanta gente, pero muchas gracias por haber venido a recibirnos”, ha asegurado Pella tras recibir el trofeo y la corona de olivera de manos de Miquel Valls, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, y de Joan Colldecarrera, adjunto a la presidencia de Port de Barcelona, por haber terminado esta segunda edición de la Barcelona World Race. Ribes ha puesto de relieve que se trata de “una regata muy dura, tanto psicológica como físicamente, y estamos supercontentos y superagradecidos” de haberla completado y de este recibimiento.
Muy especial ha sido para Pepe poder coger en brazos a su hijo, de apenas 4 meses. “En diciembre dejé aquí una cosa muy, muy pequeña, y cuando vuelvo me encuentro con una cosa muy, muy grande”, ha comentado entre lágrimas de emoción.
Felicitación del Rey
Momentos antes de poner pie en tierra, los dos copatrones del Estrella Damm han recibido una llamada del Rey, que ha querido felicitarles por haber completado la vuelta al mundo. También han acudido a recibirlos sus compañeros que han completado el podio: Jean-Pierre Dick, el ganador y anterior patrón del que ahora es el Estrella Damm, Iker Martínez y Xabi Fernández, segundos clasificados, y Pachi Rivero y Toño Piris, que han completado el podio.
Como sus predecesores, los dos han calificado esta regata de “fantástica”, pero “también muy larga y muy dura”. Pella ha recordado que en la primera mitad de su vuelta al mundo llevaron un ritmo muy bueno –llegaron a liderar la flota en el Atlántico Sur-, pero después la avería que los forzó a parar en Wellington les rompió el ritmo, pero a partir del tramo final del Pacífico se recuperaron y al final lucharon por alcanzar el podio.
El ciclón y Gibraltar, lo más duro
Entre medio, han recordado sus dos experiencias más duras de toda la vuelta al mundo, el paso del ciclón tropical Atu poco después de zarpar de Nueva Zelanda, y el estrecho de Gibraltar. “Lo del ciclón fue un poco especial. Lo queríamos esquivar y al final nos metimos en medio. Te dices que con 45 nudos de viento puedes, pero el problema no es el viento, sino la ola, que no te permite navegar. Hubiéramos ido más rápidos si nos desviamos 250 millas, porque de popa hubiéramos ido a 20 nudos”.
En cuanto al paso por Gibraltar, “la previsión era de 45 nudos de proa, pero había 65. ¡Íbamos con toda la mayor abajo, sólo con el tormentín y el barco iba tumbado!” han indicado recordando su temor de romper algo a sólo 400 millas de Barcelona y no poder acabar la vuelta al mundo.
La Vendée, próximo objetivo
“Sabemos qué hay que hacer y qué no hay que hacer por si tenemos la oportunidad de correr la siguiente edición”, ha asegurado Ribes, que ha confesado su sorpresa por haber tenido que aprender a gran velocidad a “tomar decisiones, y a equivocarte, y comértelo y tener que tirar para adelante”.
Pella no escondió su deseo de correr la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario sin escalas. “Tengo barco, tengo equipo, sólo me falta presupuesto”, ha señalado. “Navegar en solitario es un paso más en el aprendizaje, y si lo consigo echaré mucho de menos a Pepe, pero ha sido mi objetivo desde siempre”, ha añadido.
En cuanto a la vuelta al mundo que acababan de finalizar (la primera de Alex Pella y la cuarta de Pepe Ribes), el alicantino afincado en Barcelona ha puesto de relieve que han cometido “bastantes errores y algunos aciertos”. Pese a ello, los dos han alabado su preparación y han asegurado que el barco es ahora más rápido que hace dos años. “Está optimizado para navegar en popa y al través, y al final la regata se ha jugado en ceñida”, ha añadido Ribes.
Tras la conferencia de prensa, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, ha acudido a dar personalmente la bienvenida a Pella y Ribes. “Nos emociona mucho teneros otra vez aquí, y deseo que estéis de nuevo aquí para la tercera edición de la Barcelona World Race”.
En el acto de bienvenida también han asistido Gerardo Pombo, presidente de la Real Federación Española de Vela; Jesús Turró, presidente de la Real Asociación Nacional de Cruceros; Enric Crous, director general de Estrella Damm; Joan Ramon Beorlegui, del Consejo Superior de Deportes, y las concejales del Ayuntamiento de Barcelona Maite Fandós y Àngels Estellers.
LA REGATA DEL ESTRELLA DAMM
La rotura del estay principal cuando estaban a punto de pasar el estrecho de Cook ha marcado la regata del Estrella Damm. Siempre cerca del podio –fueron líderes durante seis días en el Atlántico Sur, aprovechando la parada de Foncia y Virbac-Paprec 3 en Recife-, aquella avería obligó a Alex Pella y Pepe Ribes a parar 48 horas en Wellington.
La parada técnica del Estrella Damm en Wellington marcó un antes y un después. No sólo el MAPFRE se escapó definitivamente del Estrella Damm, sino que Pella y Ribes vieron cómo les adelantaban el Renault Z.E., el Neutrogena y el Mirabaud. Las 48 horas de penalización en Wellington también supusieron que el Estrella Damm y el Groupe Bel cayeran de pleno en las garras del ciclón tropical Atu.
A bordo del vencedor de la primera Barcelona World Race, el antiguo Paprec- Virbac 2 de Jean-Pierre Dick, Pella y Ribes se mantuvieron siempre en el grupo de cabeza. Su salida del Mediterráneo fue muy dolorosa, sin viento y con una corriente en contra que incluso les hizo retroceder cuando ya habían entrado en el Atlántico, circunstancia que aprovechó el Mirabaud para apearlo del podio durante varios días.
Líderes en el Atlántico
El 8 de enero el Estrella Damm recuperó la tercera plaza, a distancia ya del Virbac-Paprec 3 y del Foncia, que cada día incrementaban su ventaja sobre el resto de la flota. Las averías que llevaron a los dos barcos franceses a realizar una parada técnica en Recife permitieron que Pella y Ribes se auparan al liderato el 14 de enero, al día siguiente de cruzar el ecuador.
Se les planteó entonces el dilema de si rodear el anticiclón de Santa Helena por el oeste o si intentar cruzarlo por el medio. Unas previsiones meteorológicas que apuntaban la posibilidad de que el centro de altas presiones se rompiera por la mitad llevaron al Estrella Damm a buscar la ruta más corta hacia el cabo de Buena Esperanza. Seguidos por la casi totalidad de la flota –el MAPFRE buscó una alternativa entre las dos rutas teóricas-, Pella y Ribes vieron cómo tras pasar cerca de la costa sudamericana, el Foncia, el Virbac-Paprec 3 y el MAPFRE los adelantaban entre el 20 y el 22 de enero.
La rotura del palo del Foncia permitió a Pella y Ribes recuperar la tercera posición, que intercambiaron varias veces con el Groupe Bel de Kito de Pavant y Sébastien Audigane a lo largo del Índico. Ya al sur de Australia, el Estrella Damm se acercó al MAPFRE, y muy cerca uno del otro se enfrentaron a la que entonces fue considerada como la peor tormenta de la regata, con vientos de hasta 50 nudos y olas “como montañas”.
En Wellington cambió la historia
La travesía del mar de Tasmania fue un pequeño suplicio para Pella y Ribes, que dieron prioridad a dejar el barco en condiciones de poder pasar por el estrecho de Cook sin parar en Wellington. Todos sus esfuerzos, sin embargo, fueron vanos cuando el 20 de febrero rompieron el estay junto a la costa neozelandesa. Se trataba de una pieza que no podía ser sustituida con los medios de a bordo, por lo que su sueño de no parar se fue al traste. Y con él su posición del podio, porque en las 48 horas en que estuvieron en puerto vieron cómo les adelantaban el Renault Z.E., el Mirabaud y el Neutrogena, que a favor de buenos vientos portantes pusieron los pies en polvorosa. De hecho, Pella y Ribes perdieron 500 millas respecto de Pachi Rivero y Toño Piris.
Por si esto no fuera suficiente, un ciclón tropical se interpuso en el camino del Estrella Damm y del Groupe Bel tras zarpar juntos de Nueva Zelanda. “Hemos pasado por el ojo del ciclón Atu. No se lo recomiendo a nadie. 24 horas de vientos de 40 a 50 nudos. Mar montañosa, mucho estrés”, resumió Ribes en twitter.
Atu dejó secuelas a bordo en forma de lesiones como consecuencia de los golpes recibidos tanto en el interior de la cabina como, sobre todo, durante una maniobra en proa.
Un centenar de millas recuperó el Estrella Damm al Renault Z.E. entre Wellington y el cabo de Hornos, que dobló el 9 de marzo en séptima posición. Mayor fue el acercamiento en el Atlántico Sur, pues los dos barcos llegaron a estar separados por apenas 76 millas. Hasta ahora, Pella y Ribes han realizado el mejor tiempo en el Trofeo del Atlántico Sur-Norte, entre Hornos y Gibraltar.
Lo peor estaba sin embargo por llegar. Si el Mediterráneo parecía no querer dejarles marchar, se las ingenió para dificultarles la entrada, en su camino de vuelta a Barcelona. “Ha sido lo más duro de toda la vuelta al mundo”, explicaron Pella y Ribes hace un par de días sobre su paso por Gibraltar, contra vientos que llegaron a rachas de 65 nudos y un mar montañoso. Unas condiciones que amainaron al salir del mar de Alborán.