Mientras continúan los combates por el control de la región estratégica rica en petróleo al oeste de Ajdabiya entre las fuerzas leales al coronel Gadafi y quienes se oponen a su gobierno, cada vez más familias se ven obligadas a desplazarse a causa del conflicto.
Los indicios de que las fuerzas de Gadafi han instalado minas antipersonas –prohibidas internacionalmente por el grave peligro que constituyen para la población civil–, y no sólo minas antitanques, junto a la carretera principal a las afueras de Ajdabiya han intensificado la preocupación por la seguridad de la población local y la gente que viaja por la zona.
Las minas antipersonas fueron descubiertas por casualidad cuando un camión de una compañía eléctrica pasó por encima de dos de ellas y las detonó la mañana del 28 de marzo, justo dos días después de que las fuerzas del coronel Gadafi se vieran obligadas a retirarse de la zona.
‘AbdelMina’ im al Shanty, director de operaciones de la compañía eléctrica para el este de Libia, dijo a Amnistía Internacional que se habían enviado a la zona trabajadores para reparar los cables de suministro eléctrico dañados durante las dos semanas de cerco a la ciudad.
Por fortuna, nadie resultó herido en la explosión, gracias a la solidez del camión, pero si alguno de los trabajadores hubiera pisado las minas, casi con toda seguridad habría perdido algún miembro, o algo peor.
Colocación estratégica de las minas antipersonas
Las minas antipersonas están prohibidas internacionalmente, y no deben utilizarse en ningún lugar ni circunstancia. El hecho de que estas estuvieran colocadas cerca de un núcleo importante de población y en una zona de paso frecuente es aún más censurable.
Los militares opuestos al coronel Gadafi que están ahora intentando limpiar la zona de minas han dicho a Amnistía Internacional que están colocadas en filas ordenadas, enterradas en la arena entre la línea de postes de electricidad y el asfalto de la carretera, tan sólo a unos metros de la carretera principal que va hacia el este desde Ajdabiya hasta Bengasi, y a unos pocos metros de la puerta oriental de Ajdabiya. Esta es la carretera principal entre Bengasi y Ajdabiya y hacia la mitad oriental de Libia.
Los coroneles de la oposición Abdel Jawad y Mahjoub han declarado que no están familiarizados con las minas antipersonas, y que todas las que han encontrado han sido ya destruidas. Otro soldado mostró la operación de destrucción, que había filmado con su teléfono móvil.
El peligro de este grupo concreto de minas antipersonas ya se ha evitado, pero su colocación tan cerca de Ajdabiya plantea la cuestión evidente de si las fuerzas del coronel Gadafi las han colocado también en algún otro lugar. De ser así, constituyen un importante peligro adicional para la población local y para otras personas que huyen del conflicto, y también lo constituirán, más adelante, para quienes traten de regresar a sus hogares una vez que terminen los combates.
El conflicto continúa
Por ahora, mientras el conflicto continúa, es poco probable que los expertos puedan acceder con prontitud a la zona para evaluar la magnitud del problema y ayudar a reducir los posibles riesgos, y las fuerzas de la oposición carecen en general del conocimiento y la experiencia para hacerlo por sí solas. Todo ello se une para hacer planear un peligro potencial más sobre las cabezas de los residentes y las personas que se mueven por las zonas directamente afectadas por el conflicto.
La ciudad petrolífera de Breiqa, situada a unos 220 km al oeste de Bengasi, ha sido el centro de los combates en las últimas semanas, y prácticamente todos sus habitantes la han abandonado.
Durante un tiempo, unos pocos se quedaron, la mayoría encerrados en sus casas y aislados del resto del mundo, pero también estos han terminado por marcharse.
Una de estas familias, entrevistada recientemente por Amnistía Internacional, dijo que no volverán a sus casas de Breiqa mientras las fuerzas leales al coronel Gadafi sigan teniendo en el control de Sirte, a varios cientos de kilómetros al oeste, porque las consideran un peligro para Breiqa y para otras localidades entre Sirte y Bengasi.
A juzgar por como están transcurriendo los combates, parece poco probable que esta familia y otras puedan esperar regresar pronto a sus casas. Casi hemos perdido la cuenta de las veces que el control de Breiqa y la zona adyacente ha cambiado de manos en las últimas semanas, en los combates entre las fuerzas leales y contrarias a Gadafi.
Mientras este patrón continúe, con las fuerzas leales y opuestas al coronel Gadafi avanzando y retirándose por turnos de Breiqa y sus alrededores, los residentes desplazados tienen pocas perspectivas de poder regresar a sus hogares y recuperar la normalidad.
“La mayor parte del tiempo no sabemos quién controla la ciudad, y no podemos fiarnos de nadie. Tememos que cada bando suponga que apoyamos al bando contrario, a aquellos contra quienes luchan”, afirmó un testigo.
“Cada vez que los soldados de Gadafi regresan, hay más combates. Quedarse aquí se ha vuelto muy peligroso, pero también nos asusta echarnos a la carretera y escapar de la ciudad con tantos combates a nuestro alrededor.”
Estos temores están sin duda justificados, ya que las fuerzas del dirigente libio han matado y herido a personas al disparar contra ellas cuando huían de la zona de conflicto.
Incluso la ciudad de Ajdabiya, que está más alejada de la actual línea de fuego y lleva aproximadamente 12 días bajo el control de las fuerzas opuestas al coronel Gadafi, permanece casi vacía de residentes, ya que la gente está demasiado recelosa y atemorizada como para regresar.
Desplazados internos en casas particulares
Algunas de las personas que se han visto desplazadas de la zona de combate han buscado refugio en casas de familiares y amigos en ciudades y pueblos más al este, a lo largo de la costa libia, e incluso en Tobruk, mientras que otras se alojan con desconocidos que les abrieron generosamente sus puertas en estos momentos de necesidad.
En el trayecto entre Ajdabiya y Bengasi estos últimos días, hay junto a la carretera personas que sostienen grandes carteles en los que habían escrito: “se ofrece hospitalidad a las familias de Ajdabiya”.
El 4 de abril pasado la investigadora de Amnistía Internacional que está en Al Bayda, entre Bengasi y Tobruk, encontró a una familia que había tenido que huir de su casa y se dirigía a la frontera con Egipto, pero había decidido quedarse en Al Bayda cuando sus residentes les abrieron sus puertas e insistieron en que se quedara con ellos.
Por desgracia, esta alentadora red informal de solidaridad sólo puede alojar a unas cuantas familias, y otras menos afortunadas se han refugiado en el desierto, sin saber si podrán regresar a sus hogares o si sus casas seguirán en pie cuando esta pesadilla finalmente termine.
(FOTO: asturiasmundial/Herbin Hoyos)