Oviedo.- Un ovetense recibió este fin de semana una de las ya famosas multas con que ayuntamientos catalanes 'obsequian' a vecinos de otras Comunidades españolas cuya común circunstancia es la de no haber estado --ni ellos ni su coche-- en ellos en los días o el mes de autos, o peor aún, como le ocurre a Fernando Balbín, en su vida. La sanción, que obra en poder de AsturiasMundial, le atribuye a este ovetense el don de la ubicuidad, al haber estacionado en una zona reservada sin autorización, eso sí, "estando ausente el conductor del vehículo" mientras se encontraba en Oviedo acompañado por su familia, amigos, vecinos, transeúntes y forasteros. Seguramente la multa pone "ausente" por tratarse de un conductor ectoplasmático que el agente 920 no pudo ver.

El sistema ya ha sido denunciado en quejas y foros de toda España y puede resultar una jugosa fuente de ingresos, ya que el largo camino del recurso para que se anule la multa (si es que te la anulan) y los gastos de abogado, etc., llevan a muchos a pagar la 'dolorosa' en el plazo indicado para que se reduzca en un 50%. Un mecanismo de recaudación perfecto si no fuese porque, estricto sensu, al menos moralmente, no tiene otro calificativo posible que el de robo o estafa, según se prefiera. Claro que, como la cantidad es pequeña, 90 €, legalmente no llegaría ni a hurto. Salvo que multiplicada por miles supone una financiación paralela con la que a los millones de euros que Montoro detrae a Asturias y a otras Comunidades para apoyar al Gobierno separatista de Mas, se suman estos otros peculios con tan ingenioso sistema como el de "equivoquéme, ho", ahora demuéstralo.

Un propio de este medio sugería la necesidad de un contrataque, de forma que los ayuntamientos asturianos bombardeasen con multas similares a ciudadanos catalanes, al menos para compensar la balanza de pagos intercomunitaria.

FOTO: Paseo de Vilanova i la Geltru