Asturias está recibiendo un inesperado flujo de visitantes que, más que por el alza general en España --entre otras razones por la conflictividad en África y Oriente Medio-- se ha generado por un verano excepcional y su contraste con las tórridas temperaturas que incluso destinos de la España Verde como Galicia vienen soportando.
Un verano como éste tiene el beneficio clientelar sobrevenido del boca a oreja de los turistas al regresar a sus lugares de origen. Aquí se puede dormir, hay mucho que ver y se come opíparamente. Así, es de prever que el año próximo se logre tambièn una buena campaña.
No hay que olvidar que ésta será una tendencia creciente, dado que Asturias será en un par de décadas casi la única mancha verde en una península cada vvez más desertizada y en la que abundarán las olas de calor insoportable.
Es la hora pues, de hacer un rápido balance de carencias, fallos y posibles mejoras. La Administración, por su parte, debe de negociar generosamente, pensando más en el interés común que en tentadores fundamentalismos salutíferos. Y los empresarios, aunque sea en horas bajas, han de insistir en acometer reformas y mejoras que premien a los turistas por haber elegido el destino Asturias.
Y eso debiera de quedar resuelto en lo que queda de año, porque la pereza es enemiga de la eficacia.
FOTO: Turistas visitando la Foncalada, a primeras horas en la mañana del domingo.