Gijón.-Sin duda atraído por la noticia del excelente verano que se disfruta en Asturias, un flamenco marismeño llegó ayer a Gijón, tomando posesión de la playa del Arbeyal, cuyo marisco cantábrico es mucho más sabroso, como bien saben las aves acuáticas, que el de las cálidas aguas del sur. El ave se paseó entre los bañistas hasta que finalmente fue recuperado con éxito por el CEPESMA, que pudo comprobar su debilidad, aunque hoy ya se está recuperando plenamente.
La aventura
En la tarde de ayer se ha recogido por parte de CEPESMA un Flamenco Rosa (Phoenicopterus roseus). El ejemplar, juvenil, merodeó durante todo el día por la playa de Poniente en Gijón. Fue trasladado a última hora de la tarde al centro de recuperación del Parque de la Vida que gestiona CEPESMA, en Luarca.
En Asturias es una rareza, ya que solo se tienen como precedentes la presencia de dos ejemplares adultos, uno de ellos en la playa de Barayo, pero nunca ejemplares juveniles.
Esta especie raramente supera en la Península Ibérica, las latitudes de Extremadura y la cuenca del Ebro. Presente en muchas zonas Euroasiáticas y en el Mediterráneo africano.
Ya en la tarde de ayer, instalado en un recinto exterior del Parque de la Vida, se le suministra una papilla alimentaria compuesta por gambas, otros crustáceos, mejillón, harina de trigo, lechuga y sal. Estas especies tienen un complejo sistema de alimentación filtradora, en el que aprovechan restos derivados de crustáceos, algas y comunidad planctónica, así como otros organismos invertebrados presentes en el agua y el fango, debido a una peculiaridad de presión que genera con su singular pico.
Si su evolución es favorable, ya que presenta únicamente debilidad y una delgadez importante, es previsible que en breve tiempo pueda ser puesto en libertad, pudiendo ser trasladado a áreas de asentamiento temporal en el Sur de la Península Ibérica, donde permanecen colonias en sus etapas de migración.