María Teresa Mallada, presidenta de la sociedad, quiere complementar los pozos con explotaciones a cielo abierto, exportar el conocimiento en minería y avanzar en los campos de la energía geotérmica, eólica, biomasa y biogás
Oviedo.-La empresa minera pública Hunosa se ha marcado el objetivo de mantener el volumen actual de su plantilla, alrededor de 1.700 trabajadores, más allá del año 2018, ya sea en tareas relacionadas con la minería o, esencialmente, con las numerosas propuestas de reactivación económica que está impulsando en los últimos tiempos, relacionadas en buena parte con distintos sectores energéticos (biomasa, geotermia, energía eólica, gas y almacenamiento y captura de CO2). Así lo explicó ayer la presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada, en la intervención que protagonizó en el marco de la charla «Fomento del emprendimiento y alternativas de crecimiento en Asturias», enmarcada en el programa de los Cursos de La Granda (Gozón).
Mallada indicó que la intención de Hunosa es mantener el mayor nivel de empleo posible, a poder ser lo más cercano al actual (unas 1.700 personas), pero para lograrlo, con un sector del carbón cada vez más menguado, es necesario que «se gestione por criterios de sostenibilidad económica y que persiga afianzar sus puestos de trabajo, y, si se puede, ¿por qué no?, incluso crecer». «Las Cuencas», añadió Mallada, «no necesitan que Hunosa muera lentamente, como estaba pactado. Precisan de una empresa emblemática que dependa lo menos posible de la ayuda pública, genere actividad sostenible sin hipotecas y tire de la economía local y regional, y mantenga un nivel adecuado de empleo».
Para ello, la apuesta de Hunosa son las nuevas actividades, derivadas de su experiencia como empresa minera. «Somos una compañía industrial, pues sigamos siendo eso, no hagamos grandes malabarismos, miremos los recursos que tenemos y la forma de sacarles partido». Entre estas actividades de diversificación económica figuran, en primer término, la experiencia de Hunosa en su labor minera, con unos técnicos «que se encuentran entre los mejor preparados del mundo», algo que «debemos aprovechar y que encaja perfectamente en la minería latinoamericana», donde siguen abriéndose y explotándose grandes minas a cielo abierto.
Una actividad, esta última, que no descarta retomar Hunosa si los cuatro sondeos que ha encargado hacer dan resultados positivos. «Se trata de conocer las reservas y de echar cuentas, conociendo dónde está el carbón, cuánto hay, cuánto empleo puede generar y por cuanto tiempo», añadió Mallada, que dejó claro que «no hay ni una sola empresa minera que sin cielo abierto pueda optar a ser competitiva. En nuestro caso, la contemplamos como un complemento a la subterránea. Salvar el empleo de los pozos necesita de actividades rentables que compensen sus pérdidas».
Nuevas energías
Otras actividades en las que se pretende ahondar e intentar sacar beneficios son las nuevas energías, como la geotermia, donde Hunosa ya tiene experiencia (climatización del nuevo hospital de Mieres y del campus universitario de la misma ciudad), y con la que se pretende aprovechar el calor del agua que anualmente achica la empresa en sus pozos, unos 36,8 hectómetros cúbicos, un volumen similar al de los embalses de Tanes y Rioseco.
Asimismo, quieren retomarse iniciativas relacionadas con la energía eólica, con «estudios que determinen el potencial de generación de nuestros montes», una propuesta enfocada al «autoconsumo» de la propia empresa y de otras compañías y «susceptible de aplicarse en viviendas», como ocurre en Holanda. Hunosa también ha emprendido un proyecto relacionado con el aprovechamiento del metano de los pozos y del biogás generado en los vertederos, y desarrolla en la térmica de La Pereda un proyecto de captura y almacenamiento de CO2.
Además, la empresa hullera pretende aprovechar los montes de su propiedad -tiene más de 43 millones de metros cuadrados de suelo- impulsando una planta de generación eléctrica con biomasa en el polígono de Reicastro. La compañía se ha convertido en la principal promotora de suelo industrial en las Cuencas, donde, por ejemplo, está en obras el polígono de Modesta, en Langreo. También estudia qué hacer con algunas concesiones mineras -no todas de carbón- en otras comunidades y con los cientos de inmuebles de la que es propietaria.