El pasado viernes, a última hora de la tarde, el Gobierno de Asturias recibió la convocatoria oficial para la reunión del pleno del Consejo de Política Fiscal y Financiera que se celebrará mañana miércoles 31 de julio. Es, como saben, la importante reunión en la que se fijarán los objetivos de déficit y deuda por comunidades autónomas en los años 2013 y siguientes -es decir, 2014, 2015 y 2016- y para la que, por el momento, el Ministerio no nos ha remitido aún su propuesta.
Hace unos días, en el transcurso de una reunión solicitada por el Gobierno de Asturias, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, trasladó al Principado, sin detallar cifras concretas, lo que hasta entonces ya se había convertido en más que una impresión generalizada: la intención del Gobierno central de presentar una propuesta de reparto de déficit diferente por comunidades autónomas tras la flexibilización concedida por Europa al Estado español. Ese reparto asimétrico tomaría como punto de partida el déficit alcanzado en 2012 e incluso deja también abierta la posibilidad de que esa asimetría se extienda a 2014.
No solo en esa reunión con el ministro sino en otras previas con diferentes representantes de su equipo, el Gobierno de Asturias ha expuesto una posición nítida en contra del reparto asimétrico: no nos parece equitativo ni lógico sino completamente erróneo y profundamente injusto.
Pretender dar a unos más y a otros menos en función de si se ha cumplido o no; dar más margen a los que incumplen y menos a los que cumplen nos parece un criterio de reparto inadmisible. Un sistema de reparto perverso.
Un ejemplo: En el año 2012 Asturias tiene un ingreso extraordinario por la liquidación de la cuenta sanitaria de 45,6 millones de euros. Esta cifra supone algo más de dos décimas de PIB y se produce este año únicamente. ¿Tiene justificación partir del 1,06% para fijar el objetivo del año 2013 sin analizar previamente los datos? ¿Cómo no discernir, antes de cualquier decisión con repercusiones en el tiempo, entre lo coyuntural y lo estructural?
Me gustaría, en los próximos minutos, ser capaz de trasladar a sus señorías nuestro planteamiento de manera clara y concisa con el fin de llegar a una posición conjunta, si ello fuese posible.
Somos cinco fuerzas políticas en esta Cámara, ideológicamente distintas. Discrepamos en muchas ocasiones sobre qué políticas poner en marcha o acerca de la intensidad, la agilidad o el acierto de las actuaciones emprendidas. Estamos acostumbrados a dialogar, a debatir y a disentir. También sabemos acordar.
Los números que hoy quiero mostrarles –pocos y significativos- y los argumentos que acompañan a esos números solo tienen como objetivo evidenciar lo mucho que se juega Asturias en apenas unas décimas y esta evidencia argumentada es previa a qué políticas poner en marcha, está por encima de diferencias ideológicas. Solo hay que ver el actual panorama autonómico para encontrar posiciones distintas de gobiernos ideológicamente iguales y plenas coincidencias entre gobiernos de diferente ideología.
Unas décimas, tan solo unas décimas en el límite del déficit significan para una comunidad autónoma -significan para Asturias- más inversiones precisamente ahora, cuando se necesitan para acompasar con ajustes y reformas; significan más ayudas públicas en el momento en el que esas ayudas son imprescindibles; significan incentivación a las empresas y apoyo a los autónomos; significan un respiro, un alivio, una esperanza. Una recompensa, por qué no. Y significan, desde luego, reivindicar lo nuestro, lo que nos pertenece como territorio. El margen presupuestario al que creemos, señorías, que tenemos legítimo derecho.
Otro dato: La diferencia entre un déficit del 1% y del 1,3% podría suponer en el mejor de los casos (una vez analizada la previsión de cierre presupuestario tanto de ingresos como de gastos), un margen presupuestario adicional de entre 58 millones de euros y 125 millones de euros. 67 millones de euros de diferencia de tener un objetivo u otro.
Espero, por tanto, que hoy alcancemos un acuerdo para reivindicar tantas cosas que merecen la pena.
La legitimidad de la demanda de Asturias reside en el hecho de haber cumplido, en una solvencia financiera por encima de la media y en unas necesidades reales de su economía.
Unos límites y una flexibilización sin previo análisis
Hace un año, en julio de 2012, Asturias fue una de las comunidades autónomas que ya reclamaron al Gobierno central un reparto más equitativo con las comunidades autónomas de la flexibilización otorgada por la Unión Europea y que el Ejecutivo central se había reservado por entero.
En los meses siguientes esa reivindicación se fue haciendo más amplia y en la Conferencia de Presidentes de octubre se adquiere el compromiso de crear en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera un grupo de trabajo para –leo textualmente- “determinar los criterios de reparto entre las administraciones públicas de los objetivos de déficit derivados de la senda de consolidación fiscal fijada en el seno de la Unión Europea con el que estamos comprometidos, analizando los conceptos de gastos y servicios sostenidos por cada una de ellas”. Todo ello, se decía en la declaración de compromiso –vuelvo a citar textualmente-, “en un marco de corresponsabilidad y cooperación recíprocas”.
Corresponsabilidad y cooperación recíprocas, acuerdo y compromiso de análisis... pero el grupo de trabajo creado para analizar posibles criterios de reparto, tanto vertical como horizontal, se reunió tan solo una vez. Bastó esa reunión, con todo, para que cada comunidad pusiera encima de la mesa diferentes criterios y para que todas sin excepción plantearan la necesidad de un reparto más equilibrado entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, el llamado reparto “vertical”. Se abría por tanto en este punto un debate que hubiera resultado de verdad interesante.
Un debate para el análisis y para entrar de lleno en el meollo del asunto –ver cómo y en qué gasta cada administración, qué gastos públicos son prioritarios en estos momentos de crisis y por tanto qué debemos mantener y dónde debemos concentrar nuestros recursos. No hubo tiempo para la discusión ni para el análisis. Pocos días después el Gobierno central aprobó y trasladó a la Unión Europea el Programa de Estabilidad 2013-2016, en el que fijó de manera unilateral su propuesta de reparto vertical, reservándose el margen más amplio de la flexibilización lograda.
Nuevamente un ejemplo: Como saben sus señorías, el objetivo de déficit inicialmente fijado para 2013 era del 4,5%. Tras la flexibilización de dos años más concedidos por la Unión Europea ese objetivo pasó al 6,5%. Pues bien, de ese margen ampliado (2 puntos), el Gobierno central, junto con la Seguridad Social, decidió reservarse el 70% (1,4 puntos) dejando para las comunidades autónomas el 30% restante (6 décimas). Teniendo en cuenta el punto de partida, este reparto sitúa el objetivo de déficit por administraciones en 2013 muy lejos de la estructura de gasto existente en la actualidad entre administraciones.
Otro dato: Si en 2012 el objetivo global de déficit era del 6,3% y para 2013 Bruselas lo fija en el 6,5% (dos décimas más), ¿por qué, si las comunidades autónomas tenían en 2012 el 1,5%, se les rebaja dos décimas para 2013? Tres décimas más para la Adminisración central, cuatro más para la Seguridad Social, dos décimas menos para las comunidades autónomas y tres menos para las corporaciones locales. Aun entendiendo que se tenga en cuenta la especial situación de la Seguridad Social, hubiese sido posible un reparto mucho más proporcional.
Asturias votó en contra de ese criterio de reparto por razones que nos parecen obvias. Las comunidades autónomas tenemos que prestar los servicios básicos a los ciudadanos, mantenemos el Estado del Bienestar en unos momentos críticos. Una prestación fundamental en momentos como los actuales y muy inelástica a la baja, tal y como reconoce el Gobierno central en el programa de estabilidad presentado a Bruselas.
Por eso defendíamos entonces y defendimos siempre un reparto equitativo y proporcional a la estructura de gasto entre administraciones. Con el mayor margen concedido por la Unión Europea no había razón para volver a penalizar a las comunidades autónomas. Y se volvió a hacer.
Hoy ya todos compartimos que las políticas de austeridad, por sí solas, no son recetas válidas para salir de la crisis. Deben flexibilizarse y acompasarse con políticas de crecimiento. Por eso es fundamental partir de un reparto equitativo del objetivo de déficit entre administraciones. Y por eso, cuando la Unión Europea da dos años más para llegar a un déficit por debajo del 3% y lo retrasa hasta 2016, está permitiendo ajustes más suaves en el tiempo y la posibilidad de incluir, si la situación financiera y presupuestaria lo permite, políticas de estímulo económico que son más necesarias que nunca.
Por este motivo también, Asturias plantea un reparto igual y sobre PIB para todas las comunidades autónomas. Cualquier flexibilización es vital para una comunidad autónoma, nos da el respiro que necesitamos para ampliar nuestro muy mermado margen de maniobra y la oportunidad de que ese margen redunde en políticas que la gente note en sus vidas.
Porque debemos recordar en este punto que, aun estando en desacuerdo con el fondo de esta política de desmedida austeridad, el Gobierno del Principado mantuvo desde el minuto uno la voluntad de cumplir con el objetivo de 2012, del 1,5%. No cumplir no estuvo nunca entre nuestras opciones. Por responsabilidad institucional y política, por imagen de solvencia ante empresarios, inversores y agencias, como única garantía ante los proveedores y ante los ciudadanos.
Pero nunca pudimos pensar, porque es difícil de comprender, que ese déficit del 1,06% logrado por Asturias en 2012 se conviertiese en una limitación a la hora de obtener mayor capacidad presupuestaria en 2013. La capacidad presupuestaria que nos corresponde.
Ante la reunión del CPFF de mañana: cambio de reglas en mitad de la partida
Imponer un reparto asimétrico del déficit, cicatero con quien cumple y generoso con quien no lo hace, supone cambiar las reglas del juego en mitad de la partida. Hemos cumplido con esfuerzo, con el esfuerzo de todos. Castigar el esfuerzo iría contra toda lógica.
Somos muchas las comunidades que vemos en el reparto asimétrico una injusticia inadmisible y utilizar el déficit de 2012 como criterio de reparto carece de justificación alguna. Sin el menor análisis, acudiendo solo a los grandes números de 2012 sin ver ni interpretar lo que hay de diferente detrás de esos números diferentes: las singularidades de ese año en los diferentes territorios, lo hecho en años anteriores por cada comunidad y lo comprometido para los siguientes ejercicios. Las medidas emprendidas y las por emprender. La credibilidad y la transparencia de cada cual; lo realmente hecho, lo que realmente queda por hacer.
Señorias, desde Asturias nos oponemos a ese reparto asimétrico con cuatro argumentos claros:
- Porque falta información. Sin ella cualquier criterio de reparto corre el riesgo de convertirse en arbitrario. Exigimos saber el porqué de las diferencias entre comunidades autónomas, unas diferencias que ahora pretenden ser la justificación para fijar objetivos diferentes. Debemos conocer de manera rigurosa y sustentada en datos y hechos contrastados esa diferencia, antes de admitir cualquier cambio en la partida. Queremos saber las razones por las que determinadas comunidades autónomas no han cumplido. Queremos saber para entender.
- Porque hemos cumplido. Hemos dejado claro nuestro compromiso con la consolidación fiscal y esa es una garantía y una legitimidad para la reivindicación. Se esgrime la diferencia y queremos hacer valer la diferencia. Sabemos el porqué de nuestra diferencia y queremos que se nos reconozca.
- Porque no se puede partir de cero. Debe contar el esfuerzo hecho por cada comunidad no solo en 2012 sino en años anteriores. Exigimos un reconocimiento a una política financiera responsable. La solvencia financiera de Asturias por encima de la media es una garantía para afrontar hoy políticas de estímulo económico.
- Porque necesitamos ese margen. Si se trata de esgrimir necesidades, tampoco estamos dispuestos a renunciar a más margen porque también para nosotros resulta irrenunciable.
Somos diferentes porque hemos hecho cosas diferentes
Miren, señorías: somos diferentes, sí, y parte de esa diferencia radica en que hemos hecho cosas diferentes. Y seguimos haciendo cosas diferentes. Hay que ver cómo hemos gastado unos y otros; cómo y hasta dónde nos hemos endeudado; qué sector público tenemos. Asturias, desde luego, presenta una solvencia financiera por encima de la media, ha ejecutado en un alto porcentaje las medidas contempladas en el Plan Económico-Financiero, ha hecho un esfuerzo considerable de contención de gasto y de concentración de recursos allí donde se ha visto que eran imprescindibles. Nada es una casualidad.
Un nuevo dato: según información del Ministerio, las medidas de gastos e ingresos contenidas en los planes económico-financieros de las comunidades autónomas han alcanzado una ejecución media del 80%. Asturias ha tenido una ejecución por encima de esa media y ha cumplido el objetivo. Hay comunidades que se han distanciado considerablemente de esa ejecución (hasta 28 puntos de diferencia) y no han cumplido el objetivo.
Y un dato más: Asturias es la cuarta comunidad con menor deuda/PIB (12,1% frente al 17,6%) a finales de 2012 y la mayoría de los indicadores presupuestarios reflejan una mejor situación respecto a la media de las comunidades autónomas de régimen común. Además, Asturias ha dado cobertura presupuestaria en 2012 a todos sus gastos del año.
Sabemos nuestra “diferencia”. Sabemos qué servicios públicos ofrecemos; cómo son nuestros ciudadanos – su edad, cómo se reparten por el territorio, cómo es ese territorio…-, qué ha pasado con nuestra industria, con nuestro tejido empresarial; cuáles son nuestras carencias en infraestructuras, que llevan años en ejecución, el impacto del plan de la minería, el anterior y el actual, en nuestro territorio, en nuestro presupuesto y en nuestra tesorería. Conocemos nuestro PIB.
Pero no conocemos las “diferencias” de los demás territorios, y necesitamos saberlas para calibrar el acierto o el error de cualquier criterio que pretenda equidad y se reclame justo. Faltan números para tomar decisiones solo con números.
Desde luego, solo tras un análisis pormenorizado y comparativo se podría llegar a un criterio objetivo con razones para la diferencia. Sin ese paso previo, concienzudo, riguroso y –lo sabemos- nada fácil no puede admitirse ninguna diferenciación que resulta ya lastrada desde la base. Sin ese análisis detallado, profundo y transparente cualquier criterio de reparto, lo he dicho antes, puede ser arbitrario y convertirse en un criterio de reparto perverso y este lo es: más para los que más se han desviado y menos para los que han cumplido, con mucho esfuerzo, el objetivo establecido. No podemos admitir ese criterio. Tomar una decisión de este calado precisaría explicaciones de mayor calado.
No podemos admitir que haber cumplido se convierta en una penalización en el peor momento de la crisis. Porque de lo que estamos hablando cuando hablamos de flexibilización es de acompasar los ajustes necesarios y ya emprendidos con políticas de estímulo que nos permitan contribuir a paliar la situación de nuestra comunidad. Asturias también necesita más margen. Hemos cumplido precisamente para eso: para usar el margen al que tenemos derecho para suavizar la contención e incrementar el estímulo. Solo así entendemos la responsabilidad en la gestión, solo así pueden entenderla –y exigirla- los ciudadanos.
No quiero finalizar mi intervención sin hacer una breve mención al reparto del objetivo de deuda pública por comunidades autónomas, asunto que también se tratará mañana. El año pasado, por primera vez, se fijaron objetivos de endeudamiento individualizados para cada comunidad autónoma, reparto al que Asturias se opuso con su voto en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Porque ponía el contador a cero sin tener en cuenta lo realizado hasta el momento y penalizaba la política de endeudamiento responsable.
Este año el procedimiento para el cálculo es el mismo y al igual que el pasado año restrictivo y si bien deja abierta la puerta a que se puedan recoger determinadas circunstacias no contempladas inicialmente, el enunciado que pretende recoger esa posibilidad es ambiguo y genérico, demasiado abierto.
El Gobierno central se equivoca: Asturias contra el déficit asimétrico
Finalizo, señorías. El Gobierno central se equivoca estableciendo un criterio asimétrico en el reparto del déficit. El 1,3% para las comunidades autónomas se ha quedado muy escaso, muy lejos del peso del gasto de estas administraciones en el conjunto nacional.
No va a contentar a nadie, no va a acallar las diferencias internas y va a aumentar los agravios comparativos. No se basa en un criterio racional de reparto ni lleva aparejado el imprescindible análisis previo. Esa decisión ni siquiera es garantía de que finalmente quien hoy se aleja del objetivo se ajuste a él a final de año.
Asturias va a mostrar en el Consejo su claro rechazo a este planteamiento si finalmente se traslada esa propuesta asimétrica. Queremos un reparto lineal y sobre PIB. A falta de ese análisis pormenorizado antes de tomar cualquier decisión de este calibre, el criterio del reparto lineal y sobre PIB nos parece la solución más equitativa. La solución menos injusta.
No pedimos más sino lo mismo. El mismo margen para todos. Para dedicar ese margen a impulsar nuestra economía.
Y aspiramos a que esta posición del Gobierno de Asturias en la reunión de mañana sea una posición compartida por todos los grupos parlamentarios de esta Cámara.