Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-Un coche bomba mató al menos a 10 personas e hirió a cerca de 62 personas hoy, cuando explotó en las afueras de la capital siria, Damasco, según lo informó agencia estatal SANA. Después de las ganancias de rebeldes en todo el país, en las últimas semanas el ejército ha hecho retroceder a los rebeldes y ha reforzado la capital, mientras que los rebeldes mantienen las zonas periféricas. Los insurgentes utilizan morteros y coches bomba para golpear áreas todavía en poder del gobierno.
La explosión sacudió la plaza Al-Soyouf, en el barrio sureste de Jaramana, según informó la televisión estatal, que se transmitía imágenes en vivo de la escena de explosión marcada por la destrucción; Jaramana es una zona oficialista y está ampliamente dominada por los cristianos y minorías drusa, ha sido objeto de muchas explosiones y ataques de mortero efectuados por parte de los rebeldes. La explosión Jaramana es la última de una serie de explosiones que sacudieron hoy a Damasco, más temprano 2 artefactos explosivos fueron detonados cerca de una base aérea en el distrito de Al-Mazzeh y en a zona Dummar, dejando a muchas personas heridas.
El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, elevó la cifra de muertos en la guerra civil siria a más de 100.000, frente a los casi 93.000 hace poco más de un mes; Ban le pidió al gobierno sirio y a la oposición que pongan fin a la violencia que ya lleva más de dos años y señaló que es "imprescindible contar con una conferencia de paz en Ginebra tan pronto como sea posible." Ban Ki-moon habló con el Secretario de Estado, John Kerry, y al finalizar la reunión el funcionario norteamericano dijo a los periodistas que "No hay una solución militar para Siria. "Sólo hay una solución política, y que requerirá de liderazgo, con el fin de acercar a las personas a la mesa."
El comandante local del grupo rebelde sirio Estado Islámico de Irak y Al-Sham -afiliado a Al-Qaeda- Abu Musab fue liberado el domingo después de haber sido detenido por las fuerzas kurdas en medio de una lucha de poder entre las organizaciones rivales que combaten contra el presidente Bashar Al-Assad; los combates esporádicos en los últimos cinco días en las ciudades cerca de la frontera turca entre islamistas y kurdos ponen de relieve cómo la insurgencia está llegando dentro de las propias filas del gobierno de la familia Assad. El conflicto está girando fuera de la lucha entre gobierno y oposición hacia una red de enfrentamientos locales, aumentando el riesgo de crear conflictos regionalizados que también podrían desestabilizar a los países vecinos.
En abril de 2013, el jefe Al-Qaeda en Irak, Abu Du'a, confirmó las sospechas de Occidente sobre los vínculos del grupo de yihadistas sunitas que luchando en el conflicto sirio, cuando anunció la unión de su grupo con el sirio Jabhat Al-Nusra. Mientras tanto, la situación de seguridad en Irak continuó erosionándose, con un rebrote de la violencia sectaria producto de la fusión de grupos radicales sunitas asociados con Al-Qaeda.
La clave para darle sentido a la situación en Siria debe centrarse menos en los eventos individuales, como las ciudades que cambiaron de manos, y más en las tendencias generales. Con al menos 1.200 facciones rebeldes, una gran variedad de actores extranjeros que respaldan el régimen y terceros en ambos lados impulsados por motivos divergentes, comprender el sentido de la guerra en Siria se ha convertido en algo abrumante; el congelamiento de las líneas de batalla hace que sea especialmente difícil de entender exactamente quién es el ganador o incluso quien mantiene el impulso: mientras que el control de varias ciudades pasa de las fuerzas rebeldes al régimen sirio, ningún bando es tan poderoso como para obtener una ventaja decisoria o para cambiar sustancialmente los frentes.
Está claro desde el interior de Siria que ni la caída del presidente Bashar Al-Assad, ni la derrota de los rebeldes es inminente, ya que la insurgencia ha ganado el control de grandes áreas del norte de Siria y logró establecer en el sur un frente activo, el gobierno sirio parece estar centrado en mantener y consolidar su control en Damasco, Homs y las rutas de suministros. Por ahora ambas partes están luchando, ya sea para ponerse en una posición de poder en caso de que se sienten a la mesa de negociaciones o para ser el eventual vencedor en una prolongada guerra de desgaste. Incluso si Al-Assad cae en un futuro próximo, es probable que la lucha continúe entre los diferentes grupos de la oposición política y las diferentes facciones rebeldes que controlan significativas porciones del territorio.