Luis Padilla Charpentier, enviado
Beijing, 24 jul (Andes).- La economía privada representa en la actualidad de China el mayor empleador de trabajadores con un 80%, y es el sector que más aporta al PIB de este gigante socialista, que se abre paso en un modelo con particularidades, y que redujo a sus empresas estatales a un número que no supera las 100.
En cifras, el 90% del producto interno bruto de China, que según el Banco Mundial es 7.318 billones (millones de millones) de dólares, proviene de las compañías no estatales, que ingresaron al país en forma acelerada desde inicios de la década del 2000 y que en la actualidad, 300 de las 500 transnacionales más poderosas del mundo producen en China.
A decir de Yang Suedong, del Instituto Chino de desarrollo y estrategias para la globalización, esto responde a una política nacional de apertura al mercado, que busca en primera instancia el desarrollo de su país y que para lograrlo, construyó un nuevo modelo denominado Economía Socialista de Mercado.
“La superioridad del sistema chino es la adaptación”, sentencia y pone como ejemplo que en la crisis de 2008, el dragón asiático mantuvo su promedio de crecimiento, a un impresionante 12%.
Lo que está detrás de este acelerado ritmo de crecimiento, sin embargo, son una serie de retos, marcados por la capacidad del medioambiente de resistir la productividad de esta nación.
Es común, relata el consejero para América Latina y el caribe, del Partido Comunista chino, He Xiao Bao, que en época de invierno se declare emergencia en una ciudad como Beijing debido a la contaminación del ambiente.
China ocupa el puesto 73 en el índice mundial de globalización y está por encima de Brasil, en el puesto 78 y de India, en el lugar 116.
Un análisis de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico determinó que China va a ocupar el primer lugar de las economías mundiales en 2016, lo que se evidencia al recorrer un supermercado de la capital, o al hacer una instantánea de un parqueadero de la ciudad, donde imperan vehículos cuyos fácilmente superan los 60.000 dólares en América Latina.
Edificio del Banco Central Chino
El salario mínimo de un trabajador en Beijing es 1.400 yuanes (233,3 dólares) pero el promedio, estima el profesor Xingun Gao, comparador de políticas y economías, bordea los 40.000 yuanes por año (6.666 dólares); un comparador con la canasta básica imperante en el Ecuador es el coeficiente de Engel, que mide la capacidad de consumo de alimentos y bienes y determina que los chinos destinan un 30% de sus ingresos a alimentación.
“La mano de obra barata influye, pero lo que atrae la inversión es elevar la productividad, lo que tiene que ver con elevar la tecnología y la educación de los trabajadores”, dice Yang.
La productividad manufacturera china aumentó por tres entre el 2000 y el 2011, año que cerró con una tasa de crecimiento reducido –si cabe el término- de 9,3%, en los pasados días, el Banco Central de China resolvió levantar el tope de crédito que regía en el país, ahora, los trabajadores podrán acceder a créditos sin un límite monetario.