Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, y Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León han inaugurado hoy la Planta de Deconstrucción Molecular de Matarromera en un acto que ha tenido lugar en el Centro de Interpretación Vitivinícola de Emina, en Valbuena de Duero. Las instalaciones, que han contado con una inversión cercana a los tres millones de euros, están dotadas de tecnología punta para la deconstrucción molecular de productos alimentarios, fundamentalmente bebidas a base de vino, con el objetivo de multiplicar por diez la capacidad de producción de vino sin alcohol del Grupo.
Carlos Moro, presidente de Matarromera, ha señalado en declaraciones recogidas por DiCYT que el grupo fue la compañía vitivinícola que más dinero invirtió en I+D+i el pasado año y que la planta recién inaugurada “es única a nivel mundial para la producción de vino sin alcohol”.
Por su parte el presidente de la Junta ha hecho hincapié en el buen trabajo en I+D+i de la empresa bodeguera, cuyo departamento de investigación “es el más nutrido de la plantilla, que cuenta con 130 personas”. En este sentido, ha recordado que la empresa lleva a cabo actualmente más de 30 proyectos de investigación y que dedica el 30 por ciento de su facturación anual a la I+D+i, “lo que marca la distinción y el camino del éxito”.
La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha destacado que desde 2004 el Micinn ha fomentado “un patrón de crecimiento más competitivo gracias a la I+D+i y capaz de generar empleo de calidad”. En este sentido, ha recordado que “el cambio del modelo productivo no pasa por la sustitución de modelos agotados por otros tecnológicos, también por reinventar sectores tradicionales y hacer mejor lo que ya hacíamos bien, así como innovar en todos los sectores económicos”. “No hay sectores no innovadores, sino empresas y personas que deciden o no serlo”, ha apostillado.
Por otro lado, ha subrayado que el cambio “ya se inició antes de la crisis, en 2004, y se han doblado los recursos en I+D+i, además del lanzamiento de iniciativas inéditas en Europa como el capital riesgo tecnológico o el fomento de la compra pública de innovación”. Del mismo modo, ha señalado que “no basta con que los poderes públicos aumenten los recursos, lo imprescindible es que empresas y universidades sepan aprovechar estas capacidades”.
Asimismo, ha ofrecido una serie de datos relativos a la ejecución de I+D+i empresarial. “En dos años el Micinn ha triplicado la ejecución de I+D+i empresarial, con 3.160 millones de euros en 2010”. A su juicio, este dato ha venido acompañado de un “mayor compromiso” por parte de las empresas, ya que “de cada euro de inversión pública se producen cuatro de inversión privada”. Del mismo modo, ha indicado que el 60 por ciento de los beneficiarios de ayudas del CDTI son pymes “que dan pasos decididos en innovación, el camino para ser competitivo y lograr la expansión”.
Deconstrucción molecular
Para la elaboración de vino sin alcohol la empresa realiza un proceso físico denominado Columna de Conos Rotarios (SCC, por sus siglas en inglés). Mediante este sistema, el vino sufre la separación de sus elementos, obteniendo por un lado los aromas y por otro el alcohol, y finalmente el resto de componentes. Tras aislar el alcohol, el vino se reconstruye con unas condiciones organolépticas muy similares a las de la bebida tradicional.
La Columna de Conos Rotatorios (CCR) es una tecnología desarrollada en Australia y supone el método más rápido y eficaz del mundo para capturar y conservar los componentes volátiles de sabor de todo tipo de sustancias liquidas o líquidos con sólidos en suspensión. El CCR es una columna vertical de acero en cuyo interior se disponen dos series de conos invertidos, unos fijos y otros rotatorios, en torno a un eje. El producto entra por arriba y baja por la fuerza de la gravedad, pasando de cono en cono hasta llegar a la parte inferior de la columna.
Los conos rotatorios centrifugan suavemente el vino hasta crear pequeñas capas de líquido y, simultáneamente, un gas inerte recorre la columna en sentido contrario (ascendente) y captura las moléculas más volátiles del vino. En primer lugar, las moléculas más ligeras que componen los sabores y aromas se condensan en un líquido incoloro que puede retirarse. El proceso puede repetirse hasta retirar la cantidad deseada de alcohol. Después, pueden recombinarse el aroma, el sabor y el cuerpo del vino.