Por Ana Rodríguez (@AnaRodriguez_24) / AM - Cangas del Narcea puso el pasado 16 de julio fin a las fiestas del Carmen con la conocida “Descarga”. La villa retumbó una vez más con el estruendoso sonido de los más de 500 kilos de pólvora que durante seis minutos y treinta segundos inundaron de emoción al pueblo cangués.
Antes de que diera comienzo uno de los mayores atractivos turísticos de Cangas del Narcea tuvo lugar la misa en honor de las Bienhechoras y Camareras de Nuestra Señora del Carmen, en la basílica de Santa María Magdalena. Desde allí la Virgen del Carmen comenzó su procesión por las calles del pueblo hasta llegar al centro del puente romano de Ambasaguas donde Juan Manuel Fernández, presidente de la Sociedad de Artesanos, con la emoción contenida, dio la señal de que era el momento justo de que Cangas del Narcea empezara a temblar en honor a su virgen. Fue ese el momento en el que todos los presentes vieron como el sol fue capaz de ponerse dos veces en la villa del Narcea.
Tiradores y apurridores fueron los protagonistas de este gran espectáculo. La descarga comenzó con su trabajo y terminó con la tirada de las máquinas situadas en el prao El Molín. Se podría decir que fue una descarga corta pero intensa y es que como dicen los profesionales de la pirotecnia, cuanto más calor más rápido va el fuego.
Antes de la Descarga, la Sociedad de Artesanos ultimaba hasta el último detalle de la instalación de cohetes (voladores para los cangueses) y vigilaban que todas las medidas de seguridad se cumplieran y es que cualquier fallo podría destrozar una de las maravillas del pueblo cangués. El espectáculo continuó con la tirada nocturna protagonizada por las peñas femeninas.
Pero Cangas aún no ha dejado de temblar y es que la fiesta aún continúa con la celebración de las verbenas en honor a la patrona de la villa. A lo largo de estos días, Cangas del Narcea será un gran punto de encuentro para artistas de cualquier tipo, desde cantantes de tonada asturiana hasta magos que nos harán recuperar nuestro espíritu infantil; eso sí, todo ello con la pólvora siempre presente.