Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-El número de personas que huyen del conflicto en Siria ha aumentado a un promedio de 6.000 al día durante el año 2013, un ritmo que no se veía desde el genocidio en Ruanda hace casi dos décadas atrás. El informe presentado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, señala que dos tercios de los refugiados -de los casi 1,8 millones registrados por ONU- en Líbano, Turquía, Jordania, Irak, Egipto habían dejado Siria desde el comienzo del año a un promedio de 6000 por día. El Secretario General Adjunto de DDHH de ONU, Ivan Simonovic, dijo al Consejo de Seguridad que entre marzo de 2011 y finales de abril de 2013 por lo menos 92.901 personas murieron en Siria, de los cuales más de 6.500 eran niños.
La Secretaria General Adjunto de Asuntos Humanitarios de ONU, Valerie Amos dijo ante el Consejo de Seguridad que el mundo estaba "no sólo observando la destrucción de un país, sino también de su gente. La seguridad, las consecuencias económicas, políticas, sociales, de desarrollo y humanitarias de esta crisis son extremadamente graves y por su impacto humano, inconmensurable en términos de trauma a largo plazo, y el impacto emocional de ésta y futuras generaciones de sirios." Amos dijo que 6,8 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria urgente -incluyendo más de 4,2 millones de desplazados internos- y que casi la mitad de aquellos que necesitan ayuda eran niños. La última evaluación del Programa Mundial de Alimentos arrojó que 4 millones de personas no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas y se estima que se necesitarán u$s 3100 millones adicionales para ayudar a los sirios y a los países vecinos para el resto del año.
Tanto Amos como Simonovic señalaron su preocupación sobre la retórica utilizada por los líderes de la región exacerbando las tensiones sectarias, haciendo hincapié en que esto aumenta el riesgo de matanzas sectarias, e instaron a los Estados a que adopten medidas para impedir la incitación a la violencia por cualquier motivo. Simonovic subrayó que la continua afluencia de combatientes extranjeros a Siria, para apoyar ambas partes, ponen en peligro a toda la región y pidió que se detenga el suministro de armas a ambas partes.
Al respecto, según un nuevo informe del Comités de los Comunes sobre Control de Exportaciones de Armas (CAEC), Gran Bretaña ha vendido materiales industriales a Siria que podría haber sido utilizado para fabricar armas químicas; el CAEC dijo que los suministros de fluoruro de sodio -que podría ser utilizado para fabricar armas químicas- fueron enviados a Siria en los últimos dos años y este era sólo un ejemplo de las numerosas ofertas cuestionables entre los contratistas del Reino Unido y los países que el Commonwealth Foreign Office tiene en su lista con malos antecedentes en DDHH.
Si bien el volumen de las 3 exportaciones a Siria tienen un valor de un poco menos de 150.000 libras -mientras que los contratos actuales de Irán superan los 800 millones de libras- el presidente de los comités, Sir John Stanley precisó que "El número total de este tipo de licencias es sorprendentemente grande"; Stanley dijo que su equipo estaría inspeccionando algunos de los negocios realizados para comprobar si las ofertas se ajustaban a la promesa del Ministro de Asuntos Exteriores, William Hague, que el gobierno del Reino Unido no expedirá licencias para las mercancías que podrían ser utilizados para facilitar la represión interna.
Samantha Power, ex asesora de política exterior de Obama y que estuvo entre quienes convenció al presidente para apoyar la intervención de la OTAN en 2011, fue nominada por el presidente Obama para ser la próxima embajadora de EE.UU. ante ONU; pero en su testimonio ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Powers criticó el organismo internacional por no actuar con más determinación para detener el conflicto. Power además advirtió que EE.UU. tiene que ser “claro" sobre la posibilidad de convencer a China y Rusia para que cambien su postura y apoyen la acción del Consejo de Seguridad contra el régimen de Bashar Al-Assad, de quien destacó que ha escrito "un nuevo libro sobre la brutalidad."
Varios senadores republicanos claves, incluyendo a Bob Corker -el miembro de mayor rango del Comité- y a John McCain, ofrecieron su apoyo. En una de las preguntas más apremiantes sobre el rol de ONU, Powers ofreció un veredicto crítico, diciendo: "Creemos que el Consejo de Seguridad de ONU tendrá que responder a la masacre en Siria, es una vergüenza que la historia juzgará con dureza", pero ofreció pocos detalles de cómo podría presionar la administración Obama para obtener una respuesta más vigorosa del organismo internacional.
Mohammad Amin, un alto operativo talibán y "coordinador de la base de Siria", dijo que una célula de seguimiento "la yihad" en Siria fue creada hace seis meses y que la célula tiene la aprobación de las facciones militantes, tanto dentro como fuera del Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), la organización que agrupa a los grupos islamistas paquistaníes pastunes tribales. Según Amin, el trabajo de la célula es "evaluar las necesidades de la Yihad en Siria, y ejecutar operaciones conjuntas con nuestros amigos sirios, que previamente han estado combatiendo en Afganistán. Hay decenas de aspirantes paquistaníes en línea para unirse en la lucha contra el ejército sirio, pero el consejo que estamos recibiendo en este momento es que ya hay suficiente mano de obra en Siria."
EE.UU estará abandonando Afganistán en un futuro próximo y el Talibán está desesperado por encontrar nuevos mecanismos de financiación. Hay informes que indican que Washington -directa o indirectamente- ayudó a financiar a los talibanes y los funcionarios estadounidenses militares en Kabul estiman que un mínimo del 10% de la logística del Pentágono en contratos de cientos de millones de dólares, consiste en los pagos a los insurgentes. EE.UU. sigue siendo el mayor contribuyente de ayuda humanitaria para el pueblo sirio, y su nuevo aporte de u$s 300 millones se suma a los casi u$s 815 millones acumulados. El establecimiento de una franquicia talibán en Siria tiene sentido ya que descentralizan y desestabilizan para sacarle provecho a la situación.
Kamal Hamami –alias Abu Basir- era miembro del Supremo Consejo Militar del Ejercito Libre Sirio (ELS) y fue asesinado hace unos días en las montañas de Turkmenistán, cerca de la Latakia; lo preocupante es que Hamami fue asesinado por combatientes del “Estado Islámico de Irak y el Levante”, un grupo salafista rebelde vinculado con Al-Qaeda. La mayoría de los comandantes de campo están identificados con Jabhat Al-Nusra o el Estado Islámico –las dos alas de Al-Qaeda en Siria- y quieren dejar las cosas así, aunque algunos pueden ver esto como el momento perfecto para saltar sobre los yihadistas divididos y sacarlos del terreno pero nadie tiene el poder suficiente para hacerlo.
Este hecho puntual es un ejemplo de las crecientes divisiones entre los grupos de oposición sirios y deja al descubierto que, excepto los rebeldes laicos o nacionalistas del ELS, el resto de los grupos rebeldes islámicos no luchan contra el régimen sirio sino que buscan su caída aunque implique la destrucción de la sociedad siria en su conjunto. Por ello, si EE.UU. o parte de la UE suministra armas, el ELS y sus ramas las utilizarán para luchar contra los rebeldes islámicos pro Al-Qaeda –devenidos en nuevos enemigos- generando así una mayor cantidad de muertes y devastación nacional.