Comparecencia de la ministra de Defensa sobre la Misión ISAF En la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados
Presidente, Señorías,
Una vez más, la misión ISAF en Afganistán centra nuestra atención. En los últimos tres años y medio, en esta Comisión de Defensa hemos debatido de forma exclusiva acerca de la misión en seis ocasiones, además de otras tres en el marco de la Comparecencia anual sobre Misiones en el Exterior. A éstas se suma la intervención del Presidente del Gobierno ante el Pleno de esta Cámara en septiembre del año pasado.
En total, con ésta son once comparecencias sobre Afganistán desde que asumí la responsabilidad del Ministerio de Defensa. Ninguna otra de nuestras operaciones militares en el exterior había sido nunca objeto de tanta información y debate en el Parlamento, y creo que así debe ser.
Y, Señorías, así debe ser: Afganistán es la misión más dura, más compleja y más arriesgada de cuantas han llevado a cabo nuestros militares en más de dos décadas.
Estamos allí desde hace nueve años con un objetivo claro: que Afganistán deje de ser una amenaza para el resto del mundo, y que los propios afganos puedan hacerse cargo cuanto antes de su país. Y para ello, debemos dotarles de instituciones, que no existían, y que les garanticen el desarrollo de un Estado viable.
Por eso en la última fase los esfuerzos se han concentrado en las labores de formación y capacitación de militares y policías. Ellos serán los responsables de mantener la seguridad y el orden. Cuanto antes lo consigamos, antes podremos concluir la misión.
Entretanto, debemos colaborar con los afganos y ayudarles a establecer y mantener la seguridad en lugares dominados por la violencia y la delincuencia. Allí actúan nuestros militares y por ello, desgraciadamente, en algunas ocasiones la misión es portadora de tristes noticias.
Y ésta es una de esas ocasiones.
He venido a informarles del atentado que sufrió el pasado 26 de junio un convoy integrado por militares españoles, que causó la muerte del sargento Manuel Argudín Perrino y de la soldado Niyireth Pineda Marín, además de herir a sus tres compañeros.
Y también he venido porque en estas fechas varios de los países aliados han hecho públicas sus intenciones de iniciar el repliegue de una parte de sus contingentes de Afganistán, de acuerdo con los plazos que nos fijamos en la Cumbre de la OTAN en Lisboa.
Por tanto, además de trasladarles cuál es la situación de la misión que están realizando nuestros militares, les informaré de los planes del Estado Mayor de la Defensa para el repliegue progresivo de nuestros soldados, a los que ya se refirió el Presidente del Gobierno hace dos semanas.
Así pues, Señorías, comenzaré informándoles sobre el último atentado cometido contra el contingente español en Afganistán.
Como recordarán, mientras formamos a las fuerzas de seguridad afganas, otra de las misiones que nuestros soldados desarrollan en la provincia de Badghis es la de garantizar la libertad de movimientos. Lo hacen a lo largo de la ruta Lithium y la Ring Road, las principales vías de comunicación de la provincia.
Como Sus Señorías pueden comprobar en el mapa, la Ruta Lithium, una vía de 105 kilómetros situado al noroeste de la provincia, comunica Qala-i-Naw y la ciudad de Bala Murghab. Es de vital importancia para el tránsito de personas y mercancías, así como para que llegue la ayuda humanitaria. El pasado día 6 de julio comenzaron las obras de asentamiento del firme con fondos españoles. En el verano del año que viene concluirán las obras, para luego iniciar el asfaltado.
Hasta hace un año, los terroristas y otros delincuentes eran los dueños de esta vía de comunicación. Nadie se atrevía a circular por ella. Hoy ha dejado de ser infranqueable y todos los días la recorren más de una decena de camiones de transporte de mercancías.
Por tanto, se está rescatando un terreno que antes controlaba la insurgencia. Y esto se consigue con la presencia militar: mediante las habituales patrullas de reconocimiento y control que realizan los militares afganos y los integrantes de la Misión ISAF, en este caso concreto, el contingente español.
Al verse desplazados, los delincuentes se defienden respondiendo de forma cada vez más violenta contra las tropas que patrullan esas tierras. Y ese fue precisamente el caso el pasado 26 de junio.
El convoy de militares españoles que sufrió el atentado estaba compuesto por siete vehículos blindados, tres LINCE y cuatro RG-31 –uno de ellos configurado como ambulancia. Como saben, se trata de los blindados más seguros que existen y los que ofrecen mayor protección contra minas a sus ocupantes.
A las 8:30 de aquella mañana, hora peninsular española, el convoy partió del puesto avanzado en Ludina en dirección a la base “Rui González de Clavijo”, en Qala-i-Naw. Una hora más tarde, sobre las 9:45 hora española, al paso del primer vehículo de la columna, un blindado LINCE, se activó un artefacto explosivo improvisado, o IED, a 20 kilómetros de su destino, entre las localidades de Aceska y Kalan-Khana.
En el blindado viajaban cinco militares del Regimiento de Infantería Ligera ‘Soria nº 9’. Como consecuencia de la potente explosión, fallecieron en el acto el sargento Argudín Perrino, el jefe de patrulla que iba en el asiento del copiloto, y la soldado Pineda, sentada justo detrás de él. Ambos viajaban en el lado derecho del vehículo, bajo el que hizo explosión la bomba camuflada.
Los otros tres ocupantes, el cabo Roi Villa Souto, el soldado Jhony Alirio Herrera Trejos y el soldado Rubén Velázquez Herrera, sufrieron heridas de diversa consideración.
Tras el atentado, los médicos que viajaban en el RG-31 en configuración ambulancia atendieron a los ocupantes del blindado. Los dos militares fallecidos fueron trasladados en helicóptero al hospital ROLE 2 de la base española de Herat. Los heridos fueron evacuados en dos helicópteros medicalizados hacia el hospital ROLE 2 estadounidense de Bala Murghab.
En el centro médico se comprobó que dos de los heridos sufrían lesiones de consideración. En concreto, el cabo Villa Souto presentaba fracturas de tibia y peroné, al igual que el soldado Herrera Trejos, quien además sufría rotura del húmero. Por otra parte, el soldado Velázquez Herrera se vio afectado por contusiones múltiples y heridas leves.
Como saben Sus Señorías, ese mismo día por la mañana informé personalmente a todos los portavoces de Defensa de esta Cámara. Después de una comparecencia pública, ese domingo me trasladé a Afganistán junto al Jefe de Estado Mayor de la Defensa para conocer de primera mano las circunstancias del atentado. Allí mantuvimos una reunión con los mandos militares, entre ellos el Coronel Sevilla, jefe del contingente español, en la que también abordamos el desarrollo de las operaciones.
El 27 de junio, en el vuelo de regreso, se trasladaron a España los cuerpos de los dos militares fallecidos.
Sus compañeros heridos aterrizaron en la Base Aérea de Torrejón el día siguiente y fueron ingresados en el Hospital Militar de la Defensa Gómez Ulla en Madrid. De estos tres heridos, el Soldado Rubén Velázquez Herrera recibió el alta dos días más tarde. Los otros dos se siguen recuperando. Hace tres días tuve ocasión de volver a verles y conversar con ellos. Evolucionan todos ellos favorablemente.
Inmediatamente después del atentado, Señorías, el equipo de investigación de explosivos se desplazó desde la Base de Qala-i-Naw hasta el lugar para analizar la carga y el tipo de artefacto utilizados.
De acuerdo con los trabajos de estos expertos, se ha podido determinar que el artefacto contenía una cantidad de explosivo de al menos 30 kilos.
Por tanto, Señorías, estamos hablando de una bomba de muy elevada potencia: la mayor en este tipo de artefactos a la que se hayan enfrentado nuestras tropas en Afganistán en sus nueve años de misión.
Esta carga empleada por la insurgencia fue superior a la que explosionó una semana antes, el sábado 18 de junio, al paso de otro vehículo blindado español durante una misión similar, también por la ruta Lithium.
En aquella ocasión la carga empleada fue de unos 20 kilos de explosivos, y provocó graves heridas a un teniente y una soldado del Ejército de Tierra, que sufrieron la amputación de una pierna. Otro soldado padeció fracturas en una pierna, y los demás ocupantes, un soldado y un intérprete, tuvieron contusiones diversas. También estuve con ellos el viernes pasado, y les puedo informar que se están recuperando favorablemente.
Como recordarán, informé a esta Cámara del atentado dos días después de que sucediera, durante la Comparecencia para autorizar la prorroga de nuestra participación en la operación de la OTAN en Libia.
Señorías, como siempre sucede en este tipo de atentados, a instancias de la Audiencia Nacional se ha iniciado una investigación para que los responsables acaben respondiendo ante la justicia.
Nuestros servicios de inteligencia cuentan con información sobre los grupos insurgentes que operan en la zona en la que están presentes nuestros militares. Sabemos cuáles de estos grupos han adquirido la capacidad para preparar y colocar este tipo de artefactos.
En estos momentos, las investigaciones siguen su curso para determinar quiénes han sido los culpables directos, localizarles y detenerles.
Puedo asegurarles que no vamos a escatimar esfuerzos para que los que han segado las vidas del Sargento Argudín y de la Soldado Pineda, y que han herido a otros ocho militares españoles, paguen por sus crímenes.
Señorías, los españoles debemos lamentar la pérdida de dos formidables soldados. Dos soldados a quienes se concedió la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo. Pero más allá de esta distinción, los fallecidos merecen un lugar en la memoria de sus conciudadanos, al igual que lo tienen en el corazón de sus compañeros de armas. Les despidieron con un sentido homenaje, primero en la base de Herat, y horas más tarde en la base “General Alemán Ramírez” de Las Palmas de Gran Canaria.
El sargento Manuel Argudín Perrino, había abandonado Gijón en su juventud guiado por la vocación militar. Ingresó como soldado en mayo de 1996 y sirvió en el Regimiento de Infantería Ligera “Príncipe” Nº3, de Siero, Asturias. En el año 2003 ingresó en la Academia General Básica de Suboficiales, donde obtuvo el empleo de sargento en el año 2005. Ese mismo año, pasó destinado a Fuerteventura. Deja una esposa y dos hijos pequeños.
Hace seis años Niyireth Pineda Marín vino a España desde la ciudad de Pereira, en su Colombia natal, para encontrarse con su hermana, que también es miembro de las Fuerzas Armadas españolas. A los pocos meses de llegar, ingresó en el Ejército y, tras completar la instrucción, fue destinada en diciembre de 2006 al Regimiento de Infantería Ligera “Soria” Nº 9. Niyireth Pineda era una soldado española de Colombia, que también deja un hijo.
Ambos conocían bien nuestra misión en Afganistán, puesto que sirvieron allí durante cuatro meses en el año 2009.
Señorías, son dos valientes que dieron su vida por la seguridad de todos, por nuestra seguridad.
Con estas dos pérdidas, ya son 14 los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, de la Guardia Civil e intérpretes civiles, que han fallecido a causa de una acción violenta en Afganistán en estos nueve años. A ellos se añaden otros 82 militares españoles y un intérprete afgano que perecieron a consecuencia de accidentes, principalmente el del Yak-42 en el año 2003, con 63 víctimas, y el del helicóptero Cougar en 2005, con 17 fallecidos.
Quiero expresar todo mi reconocimiento al trabajo de los militares, también a aquellos originarios de otros países, que han elegido servir a España y que han pagado el más alto precio por su entrega. Sé que al hacerlo hablo en nombre de esta Cámara y de todos los españoles. La soledad de quienes viven sus ausencias merece el máximo respeto y una gratitud infinita.
Señorías, como he dicho en numerosas ocasiones –y en particular ante esta misma Comisión en mi Comparecencia hace un año y medio del 17 de febrero de 2010—, nuestras Fuerzas Armadas “actúan en una misión que se está desarrollando en un escenario altamente arriesgado, de conflicto y guerra”.
El hecho de que las tropas españolas sufrieran dos atentados en tan sólo ocho días demuestra lo peligrosa que sigue siendo la misión que nuestros militares, junto con los de 47 países, desarrollan en Afganistán.
2010 fue un año extremadamente duro para las tropas de ISAF, con un alto número de bajas mortales. 2011 también está siendo un año duro. Pero hay señales de mejoría, como informó el sábado el Comandante de ISAF, el General Petraeus: por primera vez en cinco años, en los meses de mayo y junio de este 2011 se ha reducido el número de ataques. Es un porcentaje pequeño, pero significativo porque rompe la tendencia negativa de la que veníamos.
A pesar de ello, la llamada “ofensiva de primavera” que los insurgentes lanzan todos los años en estas fechas, se está cobrando numerosas víctimas en todo el país. Esta violencia se manifiesta tanto en forma de acciones de hostigamiento, como de atentados terroristas indiscriminados. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido hace dos semanas en el hotel Intercontinental de Kabul: el asalto de nueve criminales causó 21 muertos, entre ellos el piloto comercial español Toni Planas.
Es importante recordar que el mayor número de víctimas de la insurgencia no son de origen estadounidense, ni británico, ni de cualquiera de los 48 países aliados que participamos en ISAF. Los que más sufren son los propios afganos. Desde principios de año, han fallecido 786 militares en todo el país por atentados y acciones violentas. De ellos 543, es decir, más de dos tercios, son militares de origen afgano.
Esto demuestra que los insurgentes no están sólo en campaña contra las tropas internacionales. Sus enemigos son todos aquellos que trabajan por la estabilidad, la legalidad, y el desarrollo en Afganistán, sin importar su procedencia, tampoco que sean afganos.
Pero, Señorías, no debemos confundir esta situación de violencia con el resultado de la operación.
Como he expresado ya, que se mantenga la violencia en Afganistán se debe, en buena medida, y en ciertas zonas –desde luego en las que España mantiene presencia—, a que ISAF está acechando a la insurgencia y ganando espacio a los criminales. Los terroristas responden con mayor violencia al verse expulsados de sus bastiones.
Así lo demuestran los informes internos que realizan periódicamente los mandos de ISAF. Y así nos lo trasladó personalmente el Secretario General de la OTAN, el Sr. Rasmussen, durante su reciente visita a España.
Debemos continuar este esfuerzo, porque sólo así Afganistán podrá aspirar a construir un Estado estable, libre y en paz.
Señorías, en todas y cada una de mis intervenciones anteriores, también en la de hoy, me he referido a los enormes riesgos que enfrentan nuestros soldados desplegados en Afganistán.
Por esta razón, el Gobierno no ha dejado de trabajar y de poner los mejores medios para reforzar las condiciones de seguridad de nuestros militares. Les recuerdo que la seguridad es un concepto amplio, que no sólo comprende la mejora de los medios materiales, sino también aspectos cruciales como la inteligencia, los procedimientos y métodos de trabajo, así como el adiestramiento de nuestros efectivos. Estamos actuando en todos y cada uno de estos aspectos.
En este sentido, como saben, desde marzo del año 2010 nuestras tropas en Afganistán operan sólo con los blindados RG-31 y con los vehículos medios LINCE. Se trata de blindados de última generación que ofrecen la mayor protección disponible contra los artefactos explosivos improvisados.
En la actualidad el contingente español en Afganistán cuenta con 142 LINCE y 74 RG-31. Antes de que finalice el año tenemos previsto desplegar otros cinco LINCE y dos RG-31 suplementarios.
Todos nuestros vehículos están dotados de sistemas de inhibición de frecuencias que son actualizados a medida que aparecen nuevas amenazas.
La eficacia de estos blindados la puso bien de manifiesto el hecho de que en los 15 meses que llevaban desplegados los nuevos vehículos no habíamos tenido que lamentar ninguna víctima mortal a consecuencia de IEDs, a pesar de los seis atentados registrados en ese tiempo.
Por desgracia, el reciente fallecimiento de los dos militares españoles nos recuerda algo que tenemos siempre presente: que, por muy elevada que sea la protección, siempre existirá riesgo.
Y por eso seguimos redoblando los esfuerzos para seguir ofreciendo la mayor seguridad a nuestros hombres y mujeres de uniforme.
Así, además de la amplia formación que reciben nuestros militares antes de partir al exterior, los procedimientos de las unidades desplegadas en Afganistán se actualizan constantemente a partir de las “lecciones aprendidas”.
De esta forma, para preparar las patrullas de reconocimiento y vigilancia, y garantizar al máximo la seguridad, las rutas se deciden la noche anterior. En ese momento los militares realizan un estudio detallado del terreno; analizan la inteligencia disponible; distribuyen los medios; asignan los cometidos concretos a cada unidad; y se detallan las medidas de coordinación y control para la ejecución de la misión.
En cuanto al refuerzo de las medidas de inteligencia que hemos llevado a cabo, simplemente subrayaré el despliegue de Vehículos Aéreos no Tripulados, o UAVs, que emplean las unidades de maniobra durante sus movimientos en la zona de operaciones.
Estos dispositivos están proporcionando información del máximo interés para las tropas de ISAF. Actualmente nuestras fuerzas disponen de vehículos tipo Searcher dotados del sistema PASI, con capacidad infrarroja y un alcance de 80 kilómetros, y de modelo Raven para vigilancia a distancias de hasta 10 kilómetros.
Otro gran refuerzo de la seguridad se materializó en la Base de Apoyo Provincial “Ruy González de Clavijo” en Qala-i-Naw, que inauguramos hace un año. Esta instalación garantiza una mejor protección que la anterior base. Y, como nuestras bases en España, está equipada con el sistema MESEINS, un sofisticado dispositivo de vigilancia integrado por sensores y cámaras.
También desde hace seis meses en Herat la unidad de helicópteros “ASPHUEL” cuenta con tres aparatos “Cougar” AS-523, que llevan un blindaje especial. Y todo nuestro contingente en Afganistán ya utiliza el nuevo uniforme de campaña, el pixelado árido–urbano, que aumenta el mimetismo de nuestros soldados.
Señorías, creo que es evidente el empeño en la mejora de la seguridad de nuestros militares en todos los niveles. Para el Ministerio de Defensa, así como para el Estado Mayor de la Defensa, es prioritario que trabajen con los más elevados estándares de protección.
Aunque, insisto: nadie ni nada puede asegurar una protección total, y menos en un escenario como Afganistán, donde el riesgo es elevado. Pero hacemos todo lo que podemos para evitar nuevas tragedias.
Señorías, paso ahora a relatarles los desarrollos más recientes de nuestra misión. Actualmente el contingente español desplegado en Afganistán, debidamente autorizado por el Parlamento, alcanza la cifra de 1.521 militares. Son hombres y mujeres que contribuyen decisivamente, no sólo a la mejora de las condiciones de seguridad en el oeste de Afganistán, sino también al desarrollo y a la gobernabilidad de la región.
Como dije antes, en las provincias de Badghis y de Herat, siguiendo la estrategia marcada por ISAF, nuestras tropas tienen como prioridad formar a los militares y policías que en los próximos meses se harán cargo de la seguridad de la región.
Desde hace casi dos años, nuestros militares dedican un enorme esfuerzo al adiestramiento de las fuerzas de seguridad afganas para acelerar la transferencia de autoridad.
Actualmente, el Ejército Nacional Afgano ya ha reclutado a 168.000 de los 195.000 efectivos que tiene previsto formar hasta 2013. Por su parte, la Policía Nacional Afgana ya cuenta en sus filas con 129.000 efectivos de los 157.000 previstos. Por tanto, las metas planteadas por ISAF van camino de cumplirse. Les recuerdo que el objetivo es contar en 2013 con unos efectivos totales en las Fuerzas de Seguridad Afganas de 352.000.
Nuestros cinco equipos operativos de asesoramiento y enlace, los OMLT, siguen capacitando un Cuartel General de Brigada, dos Batallones de Infantería, un Grupo Logístico, un Grupo de Artillería y una Unidad de Servicios de Base. En total, en el año 2010 se formaron a 2.600 militares del Ejército Nacional Afgano, que siguen siendo instruidos por nuestras tropas. Este año concluirá la formación para 600 efectivos más.
Por otra parte, como saben, la Guardia Civil contribuye a la formación de la policía con dos equipos policiales de asesoramiento y enlace, los POMLT de Qala-i-Naw. En total, en 14 meses han capacitado a unos 750 policías afganos.
Además, los instructores españoles desplegados en el centro de formación policial de Mazar-i-Shariff, también de la Guardia Civil, han impartido cursos que han contribuido a capacitar a más de 5.000 cuadros de mando de la Policía Nacional de Orden Público, equivalente a la Gendarmería afgana.
Por otra parte, el próximo otoño está previsto que la Guardia Civil, sin incremento de efectivos, se encargue de la instrucción de la Policía Afgana de Fronteras del Aeropuerto de Herat.
Les reitero, Señorías, que estas actividades de adiestramiento son claves. Van a permitir que Afganistán cuente con una estructura de seguridad que garantice a las instituciones afganas el ejercicio efectivo de su autoridad sobre su territorio. Será entonces cuando los afganos serán dueños de su destino y podremos dar por finalizada la misión.
Mientras esto se cumple, la labor de nuestro contingente es garantizar la libertad de movimientos de las vías de comunicación en la provincia de Badghis y, así, proteger el tráfico civil y a la población en general.
Desde hace un año, junto con el Ejército Nacional Afgano, hemos ampliado la vigilancia y el control en muchas zonas de la provincia antes controladas por la insurgencia y los delincuentes. De esta forma, como les decía, estamos recuperando terreno a los violentos y expulsándoles de sus guaridas.
Para ello, como Sus Señorías pueden apreciar en el mapa, nuestros militares han instalado dos puestos avanzados: el FOB “Bernardo de Gálvez II”, próximo a Ludina, y el FOB “Hernán Cortés”, cerca de la localidad de Darrah-i-Bum. Los soldados españoles también mantienen presencia en el FOB “Rickets” en Moqur, que está a cargo de las tropas estadounidenses.
Desde allí, la labor de los militares es fundamental para garantizar el tránsito seguro entre las principales poblaciones a lo largo de la Ring Road y la ruta Lithium, desde Qala-i-Naw hasta Bala Murghab.
Este es un cometido que los soldados españoles comparten con los italianos y con los estadounidenses asignados a esa zona, pero sobre todo lo hacen acompañando a los soldados afganos. En cada Task Force de las tropas aliadas se integran efectivos del Ejército Nacional Afgano para consolidar la seguridad en la provincia de Badghis. En un futuro deben ser ellos, los propios afganos, quienes lleven a cabo esta tarea por sí solos.
De hecho, Señorías, una de las cuestiones que más han elogiado los comandantes de ISAF acerca del trabajo de nuestros militares es la magnífica coordinación entre nuestros efectivos y los miembros del Ejército Nacional Afgano a quienes instruimos. El trabajo de los soldados españoles está sirviendo de ejemplo para el resto de contingentes de ISAF.
En los próximos meses, las tropas afganas, acompañadas por las españolas y estadounidenses, tienen como misión seguir consolidando los avances hacia el norte de la región: por un lado, por la Ruta Lithium hasta el poblado de Mangan y, por otro lado, por la Ring Road hasta la localidad de Zaman.
Por su parte, militares afganos, acompañados por soldados italianos, se encargarán de asegurar los tramos restantes en ambas rutas, desplazándose desde Bala Murghab hacia el sur.
Para apoyar este avance, está prevista la instalación de una serie de nuevos puestos avanzados en el camino. Estos puestos serán esenciales para proporcionar seguridad y controlar las zonas arrebatadas a la insurgencia.
Y lo más importante, Señorías: quienes van a hacerse cargo de estos puestos no serán militares estadounidenses, ni italianos, ni españoles. Serán los soldados del Ejército Nacional Afgano los que ocuparán estas posiciones. Las tropas de ISAF les prestarán apoyo en este despliegue, pero la responsabilidad será de ellos.
Y entretanto, todos estos avances tienen un complemento esencial en la labor de reconstrucción que nuestros militares desarrollan junto con la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo.
Como saben, las 700.000 personas con acceso a la sanidad; los 15.000 niños y niñas que reciben educación; las más 1.200 mujeres que trabajan en granjas avícolas; los 160 de kilómetros de carreteras construidos, son algunos resultados, que Sus Señorías conocen bien, del excelente trabajo que llevan a cabo en la provincia de Badghis.
Con más de 50 proyectos en marcha, el equipo de reconstrucción provincial, el PRT, sigue trabajando por el desarrollo económico y social de la región para ayudar a los afganos a encontrar el futuro viable, de paz y de estabilidad al que aspiran.
Señorías, el enorme empeño que nuestros soldados ponen día a día por capacitar a policías y militares afganos, por garantizar la seguridad y por reconstruir el país, nos acerca cada vez más al objetivo marcado: lograr que el pueblo afgano sea el dueño de su propio destino. Será entonces cuando daremos por cumplida nuestra misión en Afganistán.
Como ustedes saben, en la Cumbre de Lisboa de noviembre pasado se definió la etapa final de la misión internacional en ese país, cuya conclusión está prevista para el año 2014.
Para ello debemos seguir progresando en el llamado Proceso de Transición, o “Inteqal”, que pretende devolver progresivamente el control del territorio a las autoridades afganas, una vez se alcancen las condiciones de seguridad adecuadas en cada distrito o provincia.
Inteqal se articula en dos fases: una primera de análisis y una segunda de implementación. Durante la primera fase, una comisión denominada JANIB, compuesta por líderes afganos y representantes de la Comunidad Internacional, analiza qué provincias cumplen las condiciones para la transición. Tras ello, la comisión formula su recomendación al Gobierno afgano, para que comience la fase de implementación en esas provincias.
Este proceso de transferencia se articula en cinco etapas, hasta llegar a un Afganistán plenamente auto gobernable y dueño de su seguridad y de su desarrollo. Las etapas que deben cumplirse son las siguientes:
• Etapa 0 - Asociación: Las tropas de ISAF y las fuerzas de seguridad afganas operan de forma integrada. Ésta es la situación actual de la provincia de Badghis.
• Etapa 1 - Apoyo: Las fuerzas de seguridad afganas lideran el planeamiento y la ejecución de misiones con el apoyo de ISAF. En paralelo, se transfiere el liderazgo militar de los Equipos Provinciales de Reconstrucción a personal civil.
• Etapa 2 - Tutela: ISAF supervisa las operaciones a nivel táctico y, llegado el caso, interviene con fuerzas de reacción rápida para apoyar a los afganos. Entretanto, los PRT civiles se transforman en equipos de apoyo provincial a la transición.
• Etapa 3 - Capacitación: ISAF sólo supervisa la misión desde el nivel operacional, mientras las fuerzas de seguridad afganas desarrollan sus capacidades de forma progresiva. En esta etapa, los equipos de apoyo a la transición se van transformando en oficinas consulares o estructuras integradas en organismos internacionales. Estas estructuras asesorarán y coordinarán los apoyos a los tres pilares de la transición –seguridad, gobernabilidad y desarrollo- que serán liderados por las autoridades civiles y militares afganas.
• Y finalmente, Etapa 4 - Consolidación: ISAF supervisa desde el nivel estratégico y se produce el gran repliegue, manteniendo únicamente fuerzas de contingencia.
Por tanto, Señorías, el proceso de transición no se traducirá en un relevo brusco entre las fuerzas aliadas y el Ejército Nacional Afgano, sino en una reducción progresiva de los cometidos de ISAF, siempre en sincronía con el desarrollo de las capacidades de las fuerzas afganas.
A medida que avance la transición, los aliados mantendrán determinadas capacidades en los teatros de operaciones y reasignarán los efectivos donde más se necesiten.
Actualmente, y tras la primera recomendación de la JANIB, siete entes territoriales en Afganistán han iniciado este proceso de transferencia. Entre ellos está el municipio de Herat, donde están presentes las tropas españolas.
No obstante, en este proceso no está incluida la transferencia de responsabilidad del aeropuerto internacional de Herat, que se realizará más adelante. Esto se debe a que se trata de un procedimiento complejo, con un planeamiento y ejecución específicos, similar al que se llevó a cabo en 2010 con el Aeropuerto Internacional de Kabul.
A final de verano verá la luz la siguiente recomendación de la JANIB. Es probable que esta nueva tanda de transición incluya los distritos de Ab-e-Kamari y Qala-i-Naw en la provincia de Badghis, en donde operan nuestros militares.
En tal caso, el proceso se iniciaría en los seis meses siguientes. El resto de la provincia entraría en la recomendación que la JANIB emita en febrero o marzo de 2012, para comenzarla en el segundo semestre del año que viene.
De esta forma, Señorías, tal y como anunció el Presidente Rodríguez Zapatero el pasado 25 de junio, este año iniciaremos las primeras etapas del proceso de transferencia. Tras ello, en 2012 comenzará el repliegue progresivo de las tropas españolas en Afganistán. En su conjunto, este proceso de retirada puede durar entre 24 y 36 meses.
A este respecto, permítanme que esboce los planes establecidos por el Estado Mayor de la Defensa:
• En el primer semestre de 2012 se habrá retirado cerca del 10% del contingente, dependiendo del ritmo con el que avance la generación de capacidades afganas.
• Paralelamente, si la transición en Herat avanza conforme a lo previsto, podríamos acelerar el esfuerzo en formación e instrucción de las fuerzas de seguridad afganas en Badghis.
• Tras ello, en el primer semestre de 2013 se replegaría hasta un 40 por ciento del contingente, unos 600 efectivos.
• Finalmente, el resto del contingente español abandonaría el país entre los años 2013 y 2014.
Así estaremos cumpliendo los planes establecidos por la OTAN en la Cumbre de Lisboa. El Estado Mayor de la Defensa estima que se pueden alcanzar los objetivos previstos en los plazos señalados.
Por supuesto, cualquier reducción de nuestro personal en Herat o en Badghis será coordinada en el seno del Mando Regional Oeste.
No obstante, Señorías, es importante reiterar que estos planes están sujetos a la evolución de las circunstancias y, sobre todo, al cumplimiento de los objetivos de la misión. Es decir: que los afganos posean las instituciones y los medios para garantizar un Estado suficiente desde el que construir su futuro. Como ha expresado el Presidente del Gobierno en más de una ocasión, los plazos en Afganistán son orientativos, pero los objetivos son irrenunciables.
Los aliados nos iremos de Afganistán, pero no lo abandonaremos a su suerte. Tras la retirada de las tropas, tal y como se estableció en la Cumbre de Lisboa, la Alianza Atlántica seguirá apoyando al gobierno afgano desde el respeto a su soberanía. Aún no se ha definido el papel que desempeñará cada país en este partenariado a largo plazo acordado entre la OTAN y el Gobierno de Afganistán.
Señorías, en exactamente dos meses se cumplirán diez años de una acción terrorista que ha cambiado el curso de la historia. No se podrá comprender el mundo de la última década, ni el de las próximas generaciones, sin referirse a los brutales atentados perpetrados en el año 2001 en Nueva York y Washington.
Estos crímenes fueron el primer capítulo de un relato de horror, que siguió escribiéndose con la sangre de miles de inocentes en todo el mundo. De Casablanca a Estambul; de Amán a Bali; de Londres a Madrid, el terror no ha conocido fronteras.
Debemos recordar que la puesta en marcha de la operación ISAF en Afganistán es consecuencia directa de esos crímenes. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, mediante la Resolución 1386, solicitó la intervención de la Comunidad Internacional. Y España, por decisión del Gobierno del entonces Presidente Aznar, respondió a aquel llamamiento con el apoyo mayoritario de esta Cámara.
Fuimos a Afganistán en enero de 2002 para evitar que desde allí se siguieran planificando nuevos atentados contra nuestras sociedades.
Y hoy más de 132.000 militares de 48 países permanecen en el país para que no vuelva a convertirse en refugio de grupos terroristas.
Cuando demos por concluida nuestra misión, habrá surgido un Estado para los afganos, y habrá desaparecido una amenaza cierta para nuestros ciudadanos.
La sociedad española ha dedicado un formidable esfuerzo en este empeño. Durante nueve años, 24.000 de nuestros militares han trabajado en Afganistán en condiciones de extrema dureza, asumiendo enormes riesgos. El sargento Manuel Argudín y la soldado Niyireth Pineda son el último doloroso testimonio de los peligros que enfrentan a diario.
Señorías, estamos ante el principio del fin de la misión ISAF en Afganistán. Pero no debemos olvidar que, hasta que concluya, seguirá siendo tan dura y tan arriesgada como lo ha sido hasta ahora.
Los riesgos no van a frenar nuestra determinación. En los tres años que quedan, les puedo asegurar que los militares españoles cumplirán con sus cometidos con el mismo valor, con la misma profesionalidad y con la misma entrega que han demostrado en estos nueve años de misión.
Estoy convencida de que esta Cámara, al igual que el conjunto de la sociedad, seguirá agradeciéndoles y reconociéndoles los enormes sacrificios que realizan por todos nosotros. Muchas gracias