Aurora Bernárdez, viuda del autor de 'Rayuela', recuerda con el Nobel de literatura el vínculo de los tres amigos
El Escorial.-Una sala llena de expectación, curiosidad e impaciencia por conocer a la viuda de una persona que veía cosas que otras no conseguían ver. Así se referían a él su fiel amigo Mario Vargas Llosa y su viuda Aurora Bernárdez. Suave, tranquila y con un gran sentido del humor se mostró esta mujer de ojos azules, que desde los años 50 compartió la vida con uno de los grandes escritores del siglo XX.
Se complementaban el uno al otro, “uno tocaba un tema y el otro lo remataba”, compartían aficiones y tenían una complicidad que llamaba la atención del que podía sentirla, contó el Nobel de literatura Vargas Llosa. El amigo y la viuda con suaves pinceladas reconstruyeron aquellos años 60, con recuerdos de veladas que recobrarían sentido con el paso del tiempo.
Vargas Llosa recordó la originalidad e inteligencia de la pareja, su particular visión del mundo, la decoración de su casa parisina: “A la entrada tenía una pizarra con recortes de periódicos, noticias impactantes y otras disparatadas”. Su admiración por el matrimonio no cesaba, a medida que iba conociéndoles. Con el tiempo el escritor argentino se convertiría en uno de los mejores amigos y en uno de los mentores de Vargas Llosa.
Aurora recordó con los ojos llenos de brillo y la mirada perdida, como si fuera a encontrarse en otra dimensión con Julio. Aquel joven que escribió siempre con mangas de camisa, el que llenaba sus obras de naturalidad…”el que sentía que la vocación literaria sí merecía la pena asumirla”.
Julio Cortázar el escritor argentino del boom latinoamericano, nos dejó un legado entre la fantasía y la realidad, que no pasa desapercibido, y que gana lectores día a día. Ahora es un clásico.