La selección accede a su cuarta final en cinco años tras deshacerse de Italia en la tanda de penaltis

España accede a la final de la Copa Confederaciones, donde se medirá a Brasil, tras imponer en la tanda de penaltis a Italia (7-6), tras un gran duelo sin goles.

En el primer tiempo, Iker Casillas se mostró muy sólido antes los ataques de un conjunto italiano que planteó un partido con líneas muy juntas y salidas rápidas. La iniciativa era de España, mientras que los transalpinos presionaban arriba sólo cuando los de Del Bosque tenía que sacar el balón. 

Italia apostó por salidas rápidas al contragolpe y balones a Gilardino. El juego aéreo a balón parado fue su otra gran baza. En el minuto 18, Iker Casillas salvó de manera espectacular un mano a mano. Pirlo era el encargado de liberar la presión en Italia con pases rápidos e Iniesta en España con conducciones.

El segundo tiempo sosegó los contraataques italianos y el partido comenzó a igualarse en la posesión. El partido se convirtió en lo más parecido a un intercambio de golpes de dos pesos pesados agotados que renunciaban a cubrirse y se la jugaban a ver quién pegaba más fuerte. Y pasó que llegaron los dos de pie a la prórroga.

Del Bosque metió a Javi Martínez para ganar centímetros y seguramente también por el temor a alguna lesión atrás ya sin cambios. Xavi la tuvo a seis minutos del final de la segunda parte con un chutazo desde la frontal que se fue a la cruceta después de desviarlo Buffon. Y eso despertó a España; se sucedieron las ocasiones ante una Italia noqueada, pero no fue suficiente. Así se llegó a los penaltis.

Desde los once metros, ningún lanzador fallaba y tras seis aciertos el central Bonucci disparó a las nubes. Era la hora de Navas que no falló y España estaba en una nueva final.