Los astrobiólogos hacen balance en la UIMP de los hallazgos del “Curiosity” en Marte
Santander.-Las investigaciones que se están desarrollando en la búsqueda de biosensores (signos de vida) en el espacio exterior no sólo sirven para avanzar en el conocimiento, sino que tienen aplicaciones directas para la vida cotidiana en los campos de la medicina, la veterinaria y el medio ambiente, según ha manifestado Víctor Parro, científico del Centro de Astrobiología CSIC-INTA que ha participado en la XI Escuela Internacional de Astrobiología Josep Comas i Solà que se está celebrando en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Un ejemplo de estos usos prácticos es la identificación de patógenos y virus en el ganado, con instrumentos similares a los utilizados en el espacio.
Parro ha señalado que “a pesar de la difícil situación económica en España, se vive un momento de desarrollo científico y técnico abundante y brillante”, y ha añadido que “un ejemplo de ello es el proyecto MeteoMarte REMS (Rover Environmental Monitoring Station), una estación medioambiental en Marte que emite un parte diario de las condiciones meteorológicas de ese planeta, como la humedad relativa, la temperatura y otros indicadores”. El REMS también se utilizará en la misión INSIGHT destinada a explorar el subsuelo de Marte.
Sobre la perspectiva de encontrar esas formas microscópicas de vida en otros planetas, ha contestado que “ tenemos un ejemplo de lo que es la vida en la tierra, pero se desconoce si la vida tal y como la conocemos es algo común en todo el universo, o se trata de algo raro. Evidentemente, los científicos pueden tener distintas suposiciones sobre si hay vida en Marte o no, pero para poder responder a esas preguntas sin duda la mejor fórmula son las misiones en curso, es decir, tomar las muestras in situ”. Parro ha explicado que en la Tierra se han detectado microorganismos a 3.000 metros de profundidad en el subsuelo marino: “Ahí donde haya agua líquida y nutrientes en la tierra, puede haber microorganismos, incluso se han detectado en salmueras profundas del mediterráneo que quedaron aisladas hace siete u ocho millones de años”.
En referencia a si hay lugares preferidos para la investigación sobre la existencia de microorganismos en el sistema solar ha respondido que “se buscan lugares en la Tierra con semejanzas ambientales a otros planetas, y en el caso de Marte se tiene ya mucha información, gracias a enclaves con depósitos salinos de azufre y sal común, y en la tierra hay muchos ambientes con esos elementos. El siguiente candidato favorito para su estudio después de Marte, es el satélite de Júpiter Europa. La sonda Galileo ha recogido datos que demuestran que debajo de una gran capa de hielo de unos diez kilómetros de espesor puede haber un océano de agua líquida en el que puede caber la posibilidad de desarrollo de la vida.
Además, ha hablado de otros proyectos en fase de selección en colaboración con la ESA (European Space Agency), como ECHO, que trabaja en el desarrollo de un telescopio espacial para detectar planetas extrasolares, y PLATO, también orientado a la investigación de los exoplanetas.
Dentro de estas “crónicas marcianas”, Dawn Summer, de la Universidad de California y cerebro de la misión CURIOSITY ha explicado que actualmente se está tratando de determinar si el planeta rojo tuvo alguna vez un ambiente capaz de hospedar vida. Sobre la misisón, relató que “hemos acabado de analizar las muestras de la zona y obtenido imágenes y análisis básicos. En breve, el Curiosity se dirigirá a la base del monte Sharp, que tiene cuatro kilómetros y medio de altura. Ya está a solo ocho kilómetros de la base de la montaña. Allí realizará observaciones, toma de imágenes y análisis químicos, y usará también el REMS para datos de la meteorología de la zona”.
A la pregunta de si se han encontrado microorganismos o se espera hacerlo en breve, la científica ha matizado que “la zona es demasiado fría y seca para encontrar biomarcadores o bioorganismos, y los instrumentos SAM (sistema para análisis de muestras) que detectan moléculas orgánicas hasta la fecha no han podido encontrar ninguna en Marte, aunque se siguen buscando. Será muy probable encontrar micromoléculas, pero su procedencia es de meteoritos”. También ha matizado que las muestras que se toman son de la superficie o, como mucho, a seis centímetros y medio de profundidad”.