“Tratamos de analizar el contenido estomacal de esta especie, pero al tener una digestión muy rápida, sólo es posible obtener información de las 24 horas anteriores a su captura. Si queremos más información, tenemos que estudiar el hígado, con el que podemos aumentar la información hasta las tres semanas previas y los músculos, con los que llegamos a tres meses anteriores”, detalla en declaraciones a DiCYT José Luis Varela Fuentes, investigador de la universidad gaditana que explicará su trabajo en una charla abierta al público a las 10:00 en el Aula de Grados de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca.
Este experto del Departamento de Biología de la Universidad de Cádiz explora la aplicación de las relaciones de isótopos estables a la biología y ecología del atún rojo y para ello se encuentra realizando una estancia de 30 días en Salamanca, conociendo las posibilidades del Servicio General de Análisis de Isótopos Estables.
El análisis de los isótopos estables en una muestra es una gran herramienta para controlar el origen y la calidad de cualquier producto y, en este caso, sirve para analizar la nutrición de una especie en peligro debido a la sobreexplotación de los recursos del mar por parte del ser humano.
Esta investigación se inserta en un contexto más amplio, puesto que la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, una organización pesquera intergubernamental responsable de la conservación de los túnidos y especies afines en el océano Atlántico y mares adyacentes, ha instado a los científicos a obtener un mayor conocimiento sobre la biología del atún rojo. El fin último es conseguir una gestión sostenible de este recurso. Los científicos consideran que si se llegase a extinguir o sufriese una merma importante, se producirían alteraciones tróficas en otras especies.