A las 9 de la noche de este miércoles, 19 de junio, el Palacio de la Calle Fruela de Oviedo, que alberga el Parlamento asturiano, volverá a mostrarse iluminado. No se trata del final de las restricciones, sino de una acción excepcional. Durante ocho horas, hasta el amanecer del 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, el edificio que representa la voluntad de todos los asturianos se convertirá, así, en un símbolo de la solidaridad de esta tierra con los desplazados que buscan asilo y con los refugiados, con los desarraigados a causa de la violencia y también con quienes los acogen. Son más de cuarenta millones de personas en todo el mundo, las que han tenido que abandonar su hogar y su entorno, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Es una iniciativa mundial que realiza en el Principado la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, en colaboración con la FACC y la Coordinadora de ONGD. Desde el pasado 13 de junio, despliegan en nuestra región un amplio programa de actividades culturales y lúdicas para sensibilizarnos con esta causa humanitaria. Y, desde el primer día, han contado con la Junta General del Principado. En el hall de entrada del edificio, una exposición ilustra, de forma sencilla, las dificultades -y también la fortaleza y la esperanza- de quienes huyen, en busca de otro lugar donde rehacer sus vidas, por causas vitales diversas, sobre todo por conflictos bélicos, persecución ideológica o catástrofes naturales. Y han elegido la Junta General para que forme parte de los edificios emblemáticos que, en los cinco continentes, se revestirán de luz azul –el color de la bandera de Naciones Unidas y de ACNUR- a la misma hora, a las nueve de la noche del 19 de junio y hasta las cinco de la mañana del día 20.