La Policía Nacional recibió un aviso telefónico de que en un bar del barrio de Pumarín había una persona herida por arma blanca.

Una dotación se acercó rápidamente al lugar encontrándose con un varón sentado en una silla en la calle que sangraba abundantemente por un costado y por el hombro.

Se dio rápidamente aviso a una ambulancia que lo trasladó al Hospital Central.

En un primer momento manifestó que al salir a la calle a fumar se le acercaron dos personas que le pidieron la cartera y al negarse le habían apuñalado para a continuación huir.

Los policías intentaron recabar la versión de algún testigo y una señora manifestó haber visto a dos personas huir deprisa, una persona mayor que llevaba cogido por el brazo al menor y que el  joven llevaba en la mano un cuchillo ensangrentado.

Se patrulló la zona pero no se consiguió su localización.

Los policías siguieron con el interrogatorio de los posibles testigos que se encontraban en el interior del bar, al propietario y algunos que acompañaban a la víctima.

Al parecer la versión dada en un principio por la víctima no coincidía con la realidad.

El apuñalamiento había tenido lugar en el interior y fue como consecuencia de una discusión.

Tanto la víctima como el autor se conocían y la versión que dio el primero a la policía pretendía exculparlo.

El lesionado había quedado a cenar con varios amigos y un familiar del autor.

El joven se dirigió al lugar donde iba a tener lugar la cena y entonces se inició una discusión entre ambos, ya que el joven no quería que tuviera ninguna relación con su familia, que terminó con el apuñalamiento.

La policía, después de diversas gestiones, procedió a la detención del autor de las lesiones, que reconoció los hechos.

La víctima se recupera favorablemente de las lesiones, habiendo sido dado ya de alta en el Centro Hospitalario.

El detenido ha sido puesto a disposición judicial.