Madrid.-El responsable de relaciones laborales de la CEOE volvió este lunes a los mejores tiempos del esclavismo liberal del siglo 19, al afirmar que dar un permiso de cuatro días --que únicamente se concede en caso de tener que pernoctar en el destino-- a un obrero al que le haya muerto su madre, su padre, un hijo o un familiar en primer grado, en definitiva, es un lujazo inasumible, según se desprende de sus palabras. Que la Ley está pensada para los tiempos de la diligencia y que hoy, cuando cualquier trabajador dispone de un ferrari (coches rápidos) o una avioneta particular (aviones) basta con unas horas.
El panorama que dibuja la CEOE es claro: el obrero que llega después de un viaje de mil kilòmetros, por ejemplo del sur de España a una aldea del norte --si es en Asturias puede llevarle más de un día sólo el viaje de ida--, le echa una ojeada al cadáver de su madre y sale corriendo para volver a enganchar el brazo con una correa a la máquina de enlatar y seguir produciendo.
Un mensaje ejemplar el del representante de "Relaciones Laborales" de la CEOE.