El presidente del Principado, Javier Fernández, presidió este domingo el acto de entrega de los premios Mierenses del Año, que se celebró en el auditorio Teodoro Cuesta de la Casa Municipal de Cultura, en Mieres
Intervención del presidente
Por segundo año consecutivo, he vuelto a caer en vuestras redes. Vosotros ponéis el anzuelo y el cebo, y yo pico. Mi problema, querida Loli Olavarrieta, presidenta de esta asociación, es que pico con gusto. Porque uno tiene siempre sus vicios particulares, aunque los disimule en el ángulo más recóndito de su cabeza. Éste mío es, por suerte, perfectamente confesable. Me gusta estar en Mieres, así que os agradezco sinceramente vuestra invitación para participar en la entrega de estos galardones.
Utilicé antes la palabra redes, y lo hice con intención. Al fin y al cabo, lo que ha tejido Loli con su impulso es una trama con todas las de la ley, propia de una agitadora –digamos dinamizadora- reconocida de la vida municipal. Hablamos, en el fondo, de un equipo que se ha ganado a pulso esa credencial. Mierenses en el Mundo es una asociación que no cobra cuotas ni celebra asambleas. Es una organización que se aprovecha de la gran red de nuestro tiempo, que es Internet, para configurar otra red en la cual nos podamos relacionar con todos los mierenses desperdigados por los rincones de la Tierra, y ellos con nosotros y con su tierra. Esas conexiones y nodos informáticos son la sustancia nutriente de la que se alimenta Mierenses en el Mundo, que se convierte así en una red viva, no inerte, que revierte siempre a favor del concejo. Y en esa red es en la que yo, repito, he vuelto a caer.
Habréis oído a menudo que los momentos de crisis son también ocasiones para las oportunidades. Discrepo, porque cuando son mayoría quienes sufren la recesión no es un consuelo que una minoría consiga mejorar. Es más, ese intento de empeñarse en que veamos medio llena una botella cada vez más vacía me irrita bastante. En cambio, sí comparto la tesis de que en estos momentos es necesario combinar la tenacidad, la seriedad y el rigor con la imaginación y el riesgo. Hay varios errores que, como sociedad, no debemos cometer. Uno es atrincherarnos, meter la cabeza bajo el ala y esperar a que escampe. Otro es confundir el aspaviento con la acción y el griterío con la palabra razonada. Y otro más es dejarnos arrastrar por la inercia y pensar que la misma manera de siempre de hacer las cosas nos permitirá superar problemas diferentes. No, tendremos que plantearnos soluciones nuevas, espolear la imaginación. Todos tenemos que aprender un poco, por tanto, de esa capacidad que ejercen colectivos como éste en Mieres, y entender que con una asociación virtual, con un gran tejido de nodos, podemos organizar actos como este de hoy, que sirve para reconocer a mierenses destacados y distinguir también a quienes se esfuerzan en el ejercicio de la solidaridad, una virtud imprescindible. Todos conocemos hoy personas que necesitan nuestra solidaridad, la individual y la colectiva. Sabemos también que aquí, en la entraña de la cuenca del Caudal, hay familias mineras que se enfrentan a un futuro ensombrecido de incertidumbre por decisiones carentes de razón y de sensibilidad. Ellos, que tantas veces izaron el estandarte de la solidaridad, merecen ahora que les demostremos que sabemos estar a su altura. Ahora somos nosotros quienes debemos mantener bien alta esa bandera.
Elogié antes la imaginación porque es una herramienta poderosa. Sale gratis, es sostenible y es de alta eficiencia energética, como se diría ahora. Encima, a veces ocurre que los sueños se cumplen, y mucho más a menudo de lo que calculamos. Eso le sucedió a Pedro Civera. Fijaos, este actor pasó 30 años –una década más que la letra del tango- sin pisar las tablas en Mieres, hasta que en 2008 representó Un adulterio casi decente con gran éxito de crítica y público, como se decía en las crónicas clásicas. Hombre, lo indecente no hubiera sido tanto el adulterio como que Mieres te hubiera dejado escapar sin exprimir tu talento ni aprovechar tu renombre. Por eso también has sido pregonero en San Juan, pregonero en Los Mártires y has colaborado en recitales poéticos y otras iniciativas. Y hoy estás de nuevo en un teatro, aquí, en el auditorio Teodoro Cuesta, pero no para actuar. Como cuando vas a la piscina o tomas un vino por uno de los bares de Mieres, el personaje que interpretas hoy se llama Pedro Civera, y te pedimos que no reinventes ni retoques ni maquilles nada. Te han premiado como eres y por lo que eres y nadie quiere cambio alguno. No sé si a alguien se le puede colgar mejor medalla, pero tú la mereces.
A José Antonio Busto le vemos menos por aquí. Supongo que hasta que Mierenses en el Mundo destacó su enorme trabajo solidario al frente de la Federación Banco de Alimentos habría incluso quienes no sabían que era uno de los nuestros. Bien, pues ése es precisamente uno de los objetivos y de los triunfos de esta asociación, porque permite estos reencuentros. El Banco de Alimentos ya recibió el premio Príncipe de Asturias por sus méritos. Si siempre han sido necesarias iniciativas de este tipo, ahora, cuando la crisis amenaza con descarnar los servicios sociales, los bancos de alimentos multiplican su importancia. Cuando nos imponen tantas y tantas recetas de austeridad –y, en algún caso, me temo, de austericidio-, pienso que, por fortuna, hay muchas personas que van en la dirección contraria y sostienen que cuanta más crisis, más solidaridad. Los 55 bancos de alimentos que funcionan en España gracias a la colaboración de 2.000 voluntarios nos enseñan claramente cuál es uno de los caminos imprescindibles para afrontar la recesión desde la sociedad civil.
Realmente, este hombre atrapado en la red no debería decir nada más. Tendría que acabar aquí el discurso, dar las gracias a la asociación, felicitar de nuevo a los galardonados y desearos más años de éxitos y aciertos. Lo que sucede es que hay otra red que se ha metido por el medio y que no puedo dejar de nombrar. Sabéis ya que hablo de las porterías del campo Hermanos Antuña y, sobre todo, del equipo. Un socio del Caudal como quien os habla no puede dejar pasar esta oportunidad.
Gracias, muchas gracias a los jugadores, los directivos y la afición del Caudal por habernos llevado tan lejos. No desesperéis, que no hay motivo alguno. Vosotros, como la asociación Mierenses en el Mundo, como Pedro Civera y como José Antonio Busto, sólo merecéis una cosa: un gran aplauso.