Madrid.- La Fundación BBVA presenta los resultados de la segunda parte del Estudio Values and Worldviews, que examina un amplio conjunto de percepciones, actitudes y valores centrales de los ciudadanos de 10 países europeos. El estudio se ha estructurado en dos partes: visiones y valores referidos a la esfera pública (política, economía), hecho público en el mes de abril[1], y a la esfera privada (familia, religión, ética, trabajo).
Se han entrevistado a 15.000 personas de 18 y más años en 10 países de la Unión Europea: Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa, Suecia. El trabajo de campo ha estado a cargo de Ipsos, finalizando en enero de 2013. El diseño y análisis del estudio ha sido responsabilidad del Departamento de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Fundación BBVA.
En este módulo se examina los valores vinculados con la esfera privada, incluyendo aspectos fundamentales de la vida personal, como la visión sobre la familia, el trabajo, los estilos de vida, las creencias y la religiosidad.
Se identifican distintos perfiles de países según sus creencias religiosas, su visión sobre los principios éticos y sus actitudes hacia los modelos de familia y prácticas objeto de controversia moral y visiones distintas.
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De entre los diez países analizados, los dos con mayor nivel de religiosidad son Polonia e Italia, sociedades en las que sus ciudadanos atribuyen un papel más importante a la religión, vinculan comportamiento ético con tener creencias religiosas, y aceptan en menor medida prácticas a las que se opone la Iglesia católica como el aborto o el matrimonio entre homosexuales.
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Suecia, Dinamarca y Países Bajos se caracterizan por un nivel más bajo de religiosidad, atribuyen un papel más limitado a la religión, al tiempo que ética y religión tienden a ser percibidas como ámbitos que ocupan espacios diferenciados. Son los países más favorables hacia formas emergentes de convivencia y familia.
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España, Francia, Alemania y Reino Unido se sitúan en una posición intermedia entre esos dos grupos de países. España se diferencia de los países más católicos del estudio, por tener un nivel bajo de religiosidad, así como por una posición de mayor flexibilidad frente a las nuevas formas de convivencia y familia.
Entre los principales resultados del estudio, cabe destacar los siguientes[2]:
Satisfacción y valores personales
El nivel de satisfacción de los ciudadanos europeos con su vida personal es alto (media de 6,9 en una escala de 0 a 10). Satisfacción que se observa en todos los segmentos sociodemográficos y en todos los países estudiados.
La familia y la salud son lo más importante para los ciudadanos tanto en España como en los demás países europeos, con valores medios de 9 puntos en una escala de importancia de 0 a 10. Le siguen con puntuaciones superiores a los 8 puntos, los ingresos del hogar, la relación de pareja y los amigos. El tiempo libre y el trabajo obtienen también puntuaciones elevadas, mientras que la participación en la vida política o la religión se sitúan por debajo de los cinco puntos de media. Los españoles destacan por adjudicarle una mayor importancia al trabajo (8,3 frente a 7,5 del promedio europeo) y menor importancia a la religión y a la participación en la vida política.
Los aspectos más valorados en un trabajo son el salario, el equilibrio entre vida privada y laboral y la seguridad. En un lugar secundario se sitúan aspectos como que sea creativo, que ofrezca oportunidades de progresar o que tenga prestigio.
Los europeos expresan una elevada sensación de libertad de elección y de control sobre la manera en que se desarrolla su vida Esto se plasma en una puntuación media tanto en Europa como en España de 6,7 en una escala de 0 a 10 donde 0 significa que no tiene ninguna libertad de elección ni control y 10 que tiene mucha.
El esfuerzo y la preparación personal son percibidos como los factores que más influyen en el nivel de vida que pueden alcanzar las personas en su país (el 50% le concede “mucha importancia”), mientras que se le concede una menor influencia a factores externos como la suerte (23%). Entre uno y otro extremo, se sitúan otros aspectos condicionados por factores sociales como son las relaciones y contactos personales (39%), las políticas de los gobiernos (35%) o el clima favorable al desarrollo de la actividad empresarial (29%). Los españoles destacan por adjudicarle una mayor influencia que el promedio a prácticamente todos estos factores.
Confianza interpersonal desigual. En el conjunto de países europeos estudiados la media de confianza interpersonal es de 5,5 en una escala de 0 a 10 (donde 0 significa que no se puede confiar en la mayoría de la gente y 10 que se puede confiar en la mayoría de la gente), con importantes diferencias entre países. Los niveles más altos, superiores a los 6 puntos, se recogen en Dinamarca, Países Bajos y Suecia, en segundo término, con un nivel de confianza medio (puntuaciones entre 5 y 6) se sitúan Alemania, Italia, Reino Unido y Polonia, mientras que el nivel de confianza general más bajo se observa en Francia (4,6) y España (4,7).
Los familiares y amigos son los grupos que mayor confianza generan, en un segundo plano, los compañeros de trabajo o estudios, su jefe o profesor (entre los que trabajan o estudian) y los vecinos. Los españoles se diferencian de la media europea por niveles de confianza relativamente más bajos respecto a la mayoría de los grupos mientras que expresan un nivel de confianza hacia la familia igual que el promedio europeo.
Estilos de vida e Internet en la vida personal
Uno de cada tres europeos declara practicar algún deporte, de forma habitual, mientras que casi uno de cada cuatro realiza algún trabajo voluntario. Sin embargo, la realización de actividades de tipo artístico es poco frecuente. Destacan en este último ámbito, la realización de actividades vinculadas a las artes plásticas sobre las actividades vinculadas a la música, al baile o al teatro.
La asistencia a eventos culturales y recreativos es media-baja y muy desigual en Europa. Algo menos de un tercio de los europeos ha ido a un evento deportivo en los últimos 6 meses. En torno a un 20% a una exposición o museo de arte, a ver una obra de teatro o a un concierto de música pop, rock, etc. Los conciertos de música clásica o la visita a un museo de ciencia y tecnología atraen a un porcentaje aún reducido de ciudadanos. La asistencia a este tipo de eventos o lugares (excluyendo los eventos deportivos) es mucho mayor en Dinamarca, seguida de Suecia y Países Bajos, y es mucho menor en Italia, España y, especialmente baja, en Polonia.
Entre los usuarios de la red, la mayoría se siente identificada o se siente parte del mundo de Internet (media de 6,6 en una escala de identificación de 0 a 10, donde 0 significa que no se siente en absoluto identificado y 10 que se siente muy identificado). Los daneses y los británicos expresan un nivel de identificación mayor a la media (7,2 en ambos casos) mientras que los alemanes y polacos son los que menos identificados se sienten con Internet. El resto de países apenas se distancian del promedio europeo.
La confianza en los diferentes entornos de comunicación de Internet es mayor en los círculos más concretos: red profesional (5,9) o red social (5,5), y suscita un nivel de confianza medio-bajo con la red en general (4,5), es decir, con aquellas personas que se comunican a través de Internet y no se conocen personalmente. Los países cuyos ciudadanos más confían en las personas con las que se comunican a través de la red son Dinamarca y Países Bajos, mientras que los franceses se sitúan en el extremo de menor confianza.
Desde que utilizan Internet, los internautas se sienten más informados. La mayoría expresa que desde que utiliza Internet se siente más informado sobre lo ocurre en el mundo o en su país (media de acuerdo de 5,9 y 5,6 respectivamente en una escala de 0 a 10). Sin embargo, no perciben que Internet haya contribuido a aumentar su vínculo, participación y capacidad de influencia en los asuntos públicos (nivel de acuerdo por debajo de los 4 puntos). En España tienden a estar más de acuerdo con el impacto del uso de Internet en el nivel de información y menos de acuerdo con el resto situaciones planteadas.
Creencias, religiosidad y principios éticos
Diferencias en la pertenencia religiosa en Europa y pauta de bajo nivel de religiosidad en general. Aunque en los 10 países estudiados, la mayoría, en menor o mayor grado, pertenece a una religión (el 66% en el promedio europeo y el 71% en España), el nivel de religiosidad declarado, salvo en Italia y Polonia, es bajo (media de 4,6 a nivel europeo y de 4,4 en España en una escala de 0 a 10, donde 0 significa que no es nada religioso y 10 que es muy religioso).
Los ritos religiosos tienen hoy una significación más social que estrictamente religiosa, pero los europeos expresan la preferencia por mantenerlos. La mayoría de la población manifiesta que asiste a las ceremonias religiosas más por costumbre social que por su significado religioso (media de acuerdo de 5,8 en una escala de 0 a 10 a nivel europeo y de 6,2 en España). Aun así, predomina en casi todos los países la intención de continuar celebrando ceremonias religiosas alrededor de hitos vitales centrales como el nacimiento o el matrimonio.
Visión diferenciada de la Biblia. Los europeos se dividen entre quienes creen que la Biblia está inspirada en la palabra de Dios pero no debe tomarse literalmente (posición que destaca en Italia y Polonia), y quienes creen que es un libro antiguo de fábulas, leyendas e historias escrito por los seres humanos (posición que se acentúa más claramente en Dinamarca y Suecia). En España, el 37% se decanta por lo primero y el 44% por lo segundo.
Los ciudadanos no vinculan necesariamente las creencias religiosas a un comportamiento ético. La percepción de una relación directa o solapamiento entre religión y ética es mayoritaria en Polonia e Italia, y minoritaria en el resto de los países, destacando el desacuerdo con esta asociación en Suecia, Dinamarca y Francia. En España, predomina también un claro desacuerdo respecto a la idea de que “es necesario creer en una religión para tener valores y actuar de un modo ético” (media de 3,2 frente a 4,2 en el promedio europeo).
Consenso acerca de la necesidad de la separación entre religión y la política. Existe un amplio consenso entre los europeos respecto a que la religión debería estar separada de la política (media que supera el 7,5 en una escala de acuerdo de 0 a 10 en todos los países y de 8,2 en España) y respecto a que “el Estado no debería proporcionar ayuda económica a ninguna religión” (media de acuerdo de 6,5 y 6,6 respectivamente).
Los valores religiosos influyen en las actitudes hacia otros dominios. Los valores religiosos, aunque diversos, aparecen asociados a actitudes hacia diferentes dominios. Quienes tienen mayor nivel de religiosidad son quienes en mayor medida vinculan la religión al comportamiento ético, creen en mayor medida que las personas con creencias religiosas son más tolerantes, honradas y felices que quienes no lo son, y expresan un menor nivel de aceptación de algunas prácticas sociales vinculadas a nuevas formas de convivencia y unión, como el matrimonio homosexual o la adopción de un niño o niña por parte de dichas parejas.
Los europeos no profesan un relativismo ético, pero se muestran divididos sobre la flexibilidad en la aplicación de los principios éticos.La mayoría de los europeos cree que existen principios claros de lo que está bien y está mal (72%), aunque difieren respecto a si estos principios deben aplicarse siempre o dependiendo de las circunstancias (con una división simétrica, de un 48% optando por una de esas dos opciones). El 69% de los españoles cree en la existencia de principios éticos claros de lo que está bien y está mal, y el 56% cree que hay que aplicarlos siempre, frente al 42% que considera que deben aplicarse según las circunstancias del momento.
Visión sobre la familia y aceptabilidad de prácticas objeto de controversia moral
El matrimonio no ha perdido su vigencia como institución.Si bien la mayoría de los europeos cree que es mejor convivir juntos antes de casarse (media de acuerdo de 6,4 en una escala de 0 a 10 en el conjunto europeo), rechazan la idea de que “el matrimonio sea una institución pasada de moda” (media de acuerdo de tan solo un 3,8). Los españoles se sitúan en línea con el promedio europeo.
Amplio consenso en torno a la necesidad de igualdad de género en lo que concierne a los ingresos, el trabajo y el cuidado de los niños. Los europeos creen que tanto la mujer como el hombre deberían contribuir a los ingresos del hogar (media de acuerdo de 7,7 a nivel europeo), que una madre que trabaja puede establecer una relación tan estrecha y saludable con su hijo como una madre que no trabaja (media de 7,5), y que en general, los padres cuidan a sus hijos tan bien como las madres (6,8).
La felicidad y realización personal no está en todos los países vinculada al matrimonio ni al tener hijos.Mientras que checos, polacos, seguidos a cierta distancia por italianos y franceses coinciden en que el hombre y, más aún la mujer, necesitan tener hijos para lograr su realización personal, predomina un claro desacuerdo con estas ideas en el resto de países. Asimismo, los europeos aparecen divididos respecto a la necesidad de vivir en pareja para lograr la felicidad personal. Los españoles, junto a los ingleses, holandeses, suecos y daneses, se sitúan entre quienes menos perciben este vínculo entre la felicidad y la vida en pareja. Sin embargo, el desacuerdo es general en todos los países respecto a que es necesario casarse para lograr la felicidad.
La tolerancia y el respeto a los demás son considerados los valores principales que deben inculcarse a los niños. El 69% en el promedio europeo identifica este valor y, en segundo lugar, mencionan el sentido de la responsabilidad (60%) y, a distancia, la autonomía personal (45%).
Prácticas como el vivir en pareja sin casarse, el divorcio o ser madre o padre soltero, son hoy ampliamente aceptadas por los europeos. En todos los países, la amplia mayoría considera aceptable estas conductas.
El matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción y concepción de un niño por parte de dichas parejas suscita división y desaprobación en muchos países europeos. Los daneses, suecos, holandeses y, de forma más atenuada, los españoles consideran aceptables este tipo de prácticas, mientras que suscitan oposición en el resto de los países, destacando en esta posición contraria, los italianos y polacos.
Mientras que la mayoría considera aceptable la eutanasia en situaciones extremas, el aborto divide a los europeos. La eutanasia en casos extremos es una práctica que suscita la aceptación en todos los países, con la excepción de Polonia. El aborto, en cambio, es considerado aceptable en Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Francia y República Checa, es rechazado en Polonia, Italia y Alemania, y divide las opiniones en el resto de los países, incluidos España. La media de aceptación en España de la eutanasia es de 6,4 y de 5,0 en el caso del aborto.
El nivel de estudios, la edad, la auto-identificación ideológica y la religiosidad aparecen asociadas a la aceptación de prácticas objeto de controversia moral. El aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo obtienen mayores niveles de aceptación a medida que aumenta el nivel de estudios, que disminuye la edad, en el segmento que se autodefine de izquierdas y, de forma destacada, en la población que no pertenece a ninguna religión.
En un mapa de aceptación de los comportamientos objeto de controversia moral, Dinamarca, Suecia y Países Bajos se sitúan en la parte más alta de aceptabilidad. La parte media-alta del mapa la ocupan España, Francia y Reino Unido, seguidos por República Checa y Alemania. La menor aceptabilidad de estas prácticas se observa en Italia y Polonia.
[1] Ver Estudio Internacional de la Fundación BBVA: Values and Worldviews: Valores políticos-económicos y la crisis económica. http://www.fbbva.es/TLFU/tlfu/esp/noticias/fichanoticia/index.jsp?codigo=1044
[2] Cuando se menciona el total de Europa o la media europea se hace referencia a la media de aquellos países incluidos en el estudio (10)
[3] Ver Estudio Internacional de la Fundación BBVA: Values and Worldviews: Valores políticos-económicos y la crisis económica. http://www.fbbva.es/TLFU/tlfu/esp/noticias/fichanoticia/index.jsp?codigo=1044