Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-Los avances del presidente sirio, Bashar Al-Assad, en el campo de batalla han puesto la estrategia de EE.UU. en tela de juicio, lo que llevó al gobierno de Obama a reconsiderar las opciones militares -incluyendo armar a los rebeldes y la realización de ataques aéreos- para proteger a la población civil y de la oposición siria. El Secretario de Estado, John Kerry, pospuso un viaje a Medio Oriente previsto para esta semana, en parte, para centrarse en la crisis siria y en el deterioro de la situación en el país; el mayor debate refleja la preocupación sobre los acontecimientos militares en el terreno y de cómo han sido superadas las previsiones de la administración Obama sobre cómo responder a la crisis.
EE.UU. (no) considera armar a los rebeldes en Siria
Hasta ahora el presidente Obama se ha resistido a una participación más allá de la asistencia no letal y no hay señales de una decisión para utilizar la fuerza americana de manera inminente; pero la entrada a gran escala de Hezbollah en la lucha en las últimas semanas sumado el creciente poder de fuego de las fuerzas del presidente Al-Assad, ha inclinado el campo de batalla a favor del gobierno sirio.
Francia dijo que el conflicto en Siria ha llegado a un "punto de inflexión" después de la caída de Qusayr a manos de las fuerzas estatales, planteando nuevamente la cuestión de si se debe armar a los rebeldes sirios. El debilitamiento de los insurgentes, después de Qusayr y otras pérdidas, hizo más difícil que se sienten a negociar con los representantes del gobierno sirio. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, Philippe Lalliot, precisó que con la caída de Qusayr, “estamos asistiendo a un desarrollo espectacular. Es aún más preocupante teniendo en cuenta que Aleppo está siendo anunciado como el próximo objetivo del régimen y sus aliados”.
La administración Obama ahora está pesando más seriamente la posibilidad de darle armas y municiones a los rebeldes sirios para impulsarlos en el conflicto, pero en realidad esta medida responde más a una necesidad de bajar la presión para proporcionar ayuda letal a la oposición siria –frente a la participación de Irán- que un incentivo para que los rebeldes asistan a las conversaciones de paz. Obama ha recibido duras críticas de los republicanos, con el senador John McCain a la cabeza, que califican a la administración de "delirante" por creer que el presidente Al-Assad estaría dispuesto a negociar mientras que él tiene la ventaja militar.
La portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, dijo ayer que funcionarios del gobierno estaban preocupados por el informe que recibieron del Gral. Salim Idris, jefe Comando del Ejército Libre Sirio (ELS), sobre el deterioro de las condiciones en el terreno, la pérdida de vidas y el aumento de los combatientes extranjeros que aumentaron la violencia sectaria.
Tras la pérdida de Qusayr la semana pasada, el liderazgo rebelde sirio ha hecho encendidos pedidos a la administración Obama para que les envíe armas, los pedidos se produjeron mediante llamadas telefónicas y reuniones el fin de semana, después de que fuerzas rebeldes fueron derrotados por una fuerza combinada de Hezbollah, ejercito, Brigadas iraníes, milicias chiitas iraquíes y la Fuerza Aérea de Siria. En una conversación con el Departamento de Estado el sábado, Idriss renovó su pedido de una zona de exclusión aérea sobre las zonas controladas por los rebeldes, incluyendo el corredor clave de suministros norte de Turquía a Aleppo. Sin embargo, su petición más urgente fue de armas y municiones –especialmente armas perforantes y misiles tierra-aire- de acuerdo con funcionarios norteamericanos.
Dos atacantes suicidas golpearon la céntrica plaza de Marjeh en Damasco, cerca de un puesto de policía, en la hora pico y dejaron un saldo de al menos 14 muertos; la plaza Marjeh fue escenario de otros atentados a principios de este año ya que alberga el Ministerio del Interior de Siria –blanco anterior- y este atentado se suma al ocurrido el sábado pasado cuando un atacante suicida detonó un vehículo cargado de explosivos en Homs. Suicidas y coches bombas se han vuelto comunes en Damasco, algunos de los ataques más mortíferos dirigidos instalaciones de seguridad han sido reivindicados por Jabhat Al-Nusra, aunque nadie se ha adjudicado las explosiones de hoy.
El vicecanciller ruso, Mikhail Bogdanov, advirtió de que Siria será "destruida" si la conferencia de Ginebra no resuelve la crisis entre el presidente Bashar Assad y los rebeldes; Bogdanov negó que Rusia apoye a los chiitas contra los sunitas ya que millones de ciudadanos rusos son musulmanes y la mayoría de ellos son sunitas. Bogdanov dijo que había discutido con los funcionarios de Hezbollah la participación de la Resistencia en la guerra de Siria y que éstos le explicaron que siempre y cuando los otros no mantengan la disociación política y violen la soberanía de Siria a través de los países vecinos, ellos iban a sostener su posición.
El informe del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, "Siria: el imperativo de la De-escalada", señala que el consenso internacional es una condición sine qua non para que las partes en conflicto generen un espacio donde las negociaciones puedan tener alguna posibilidad. Por lo tanto no puede haber ninguna condición previa a las negociaciones y todas las partes deben ser invitadas, incluyendo a Irán, y adicionalmente, la agenda de Ginebra 2 debe derivarse del acuerdo de Ginebra de 2012 -transición política acordada, integridad territorial de Siria, acceso de la asistencia humanitaria y cese de la violencia- tal como fue negociado por Rusia y EE.UU.
Un acuerdo internacional marcaría un regreso decisivo de la política a la escena. Si bien nadie espera que el conflicto tenga un final en el corto plazo, ya que Siria está demasiado polarizada y repleta de armas, un verdadero compromiso internacional sobre un proceso político marcaría un cambio importante en la trayectoria. La profundización de la dependencia política, militar y económica de ambos lados de sus patrocinadores externos, podría servir como presión internacional para que ambos lados lleguen a un acuerdo sobre la mejor manera para ponerle fin a la lucha. El punto crucial de todo este proceso es la comprensión que las ambiciones absolutistas de las partes en conflicto, potenciadas por los intereses externos, solo servirán para profundizar el conflicto y asegurarán la destrucción total del país.